¿Prefieren los hombres el azul y las mujeres el
rosa?
BBC Mundo - noviembre de 2014
¿Qué hay de cierto en la idea de que los
hombres prefieren el azul y las mujeres el rosa? La BBC ha indagado en la
cuestión y te muestra las conclusiones.
Es fácil encontrar la sección de ropa para
niñas en cualquier tienda, porque suele predominar el rosa.
Hay padres que insisten en que querrían que sus
hijas vistieran otro color, pero parece que el rosado sigue teniendo un
atractivo irresistible.
¿Pero es esto cierto? ¿Es inevitable que las
niñas al crecer prefieran el rosa?
Varios estudios han investigado las
preferencias de color de diferentes grupos de edad.
La mayoría concluyen que los bebés y niños en
general sienten atracción por los colores primarios como el rojo y el azul.
El rosa no se sitúa muy arriba en la lista de
colores predilectos, aunque es más popular que marrón y el gris.
Siempre azul
Algunas investigaciones han visto que en este
grupo concreto de edad el favorito es el azul, tanto para un género como para
el otro.
En 2007, unos investigadores de la Universidad
de Newcastle, Reino Unido, se centraron en los adultos y les preguntaron por su
color preferido.
¿Escogieron las mujeres el rosa? ¿Quizá el
rojo?
No. El color que ambos géneros favorecieron fue
de nuevo el azul.
Sin embargo, las mujeres, en promedio,
calificaron los tonos rojizos mejor que los hombres.
Para encontrar una explicación, los autores del
estudio se remontaron a la prehistoria, cuando los hombres salían a cazar y las
mujeres recolectaban frutos.
Y especularon sobre que esa función hizo que
las mujeres estén hoy más en sintonía con el rojo, el color de las bayas.
Sin embargo, sigue sin estar claro cómo esto
pudo influir en los gustos.
Quizá esa tarea ancestral hiciera a las mujeres
más hábiles a la hora de distinguir tonos de rojo, pero algo falla en ese
razonamiento.
Si algunas bayas son deliciosas y otras
peligrosas, ¿cómo es posible que hoy sea el rojo el color favorito de las mujeres?
Además, si esa preferencia fuera fruto de la
evolución, debería ser universal.
Pero un estudio llevado a cabo el pasado año
entre los indígenas himba en Namibia concluyó que las mujeres de la etnia no se
inclinaban por los tonos rojizos.
Gustos predeterminados
Las normas culturales también pueden modelar
las preferencias en cuanto a colores.
En las culturas en las que el rosa se considera
apropiado para las niñas y el azul para los niños, estos mismos se acostumbran
a la idea desde que nacen, ya que visten y viven rodeados del correspondiente
color.
Así que es difícil saber si una preferencia
expresada más adelante por alguno de estos colores está predeterminada o no.
Ante esto, un estudio de 2011 trató de llegar
más allá.
Los investigadores mostraron a niños y niñas de
un año un par de objetos idénticos, como brazaletes o cajas de dulces, pero uno
rosa y otro de cualquier otro color.
Y vieron que escogían igualmente los objetos
rosas como los de otro color.
Sin embargo, con aquellos que ya habían
cumplido los dos años ocurría lo siguiente: las niñas comenzaban a preferir el
rosa y los niños a rechazarlo.
Esa es la edad precisa en la que los niños
toman conciencia de su género, a hablar de ello e incluso a buscar a su
alrededor aquello que los define como niñas o como niños.
Sesgos
Otra investigación desarrollada con niños entre
3 y 5 años demostró también la posibilidad de sesgar la inclinación por un
color o por otro.
Divididos en dos grupos, los niños de una
guardería vistieron durante tres semanas una camiseta roja o azul.
Al cabo de ese tiempo vieron que a los niños
les gustaba todo lo relacionado con el color correspondiente a su grupo.
Y eso en solo tres semanas.
Mismo niño, diferente color
Hay estudios que han puesto sobre la mesa la
cuestión de cómo los colores que visten los niños influye en la manera en que
los adultos los tratan.
En esa línea, una conocida investigación
demostró que unas mujeres trataban de forma diferente a los mismos bebés si
vestían rosa o azul.
Si llevaban ropa azul asumían que eran niños,
así que optaban por juegos más físicos y los animaban a jugar con un martillo
de goma.
A su vez, cuando vestían de rosa tendían a
tratarlos con suavidad y escogían una muñeca para jugar con ellos.
¿Rosa para niños?
¿Y qué hay de la idea de que hace un siglo eran
los niños los que vestían de rosa y que ese color sea para niñas es una moda
reciente?
Parece más bien un mito.
El psicólogo y escritor Christian Jarrett
explica en su nuevo libro, Los Grandes Mitos del Cerebro (Great Myths of the
Brain, por su título original en inglés), cómo el terapeuta italiano Marco Del
Giudice investigó en qué momento y por qué cambiamos de idea.
Y sólo pudo encontrar en algunas revistas
cuatro comentarios respecto al tema. Según dos de estos, en algún momento el
azul y el rosa fueron accidentalmente cambiados.
Sin embargo, cuando buscó en las bases de datos
de cinco millones de libros publicados en inglés, tanto británicos como
estadounidensse, entre los años 1800 y 2000, no encontró mención alguna al
“rosa para niños”.
Aunque vio que las alusiones al “rosa de niñas”
eran cada vez más frecuentes a partir de 1890.
Contraproducente
La asociación del rosa con la feminidad puede
incluso ser contraproducente.
Ese es el color que se emplea generalmente en
las campañas sobre el cáncer de pecho.
Sin embargo, investigadores de la Erasmus
University de Rotterdam, en Holanda, descubrieron que cuando las mujeres veían
anuncios en los que predominaba el rosa tendían menos a pensar que habían
contraído la enfermedad.
Incluso afectaba a la cantidad de donaciones a
organizaciones que combaten en cáncer de mama.
Según los expertos, esto se debía a que, al
recordárseles su género tan abiertamente, sentían una amenaza personal y ponían
en marcha mecanismos de negación.
Rosa útil
Pero hay al menos una manera en la que el rosa
puede ser útil tanto para hombres como para mujeres.
En 2002 unos investigadores suizos deseaban
saber cómo afecta el color a las tasas de respuesta de los sondeos.
Tras llevar a cabo una investigación en ese
sentido, vieron que el hecho de imprimir los cuestionarios en papel de un color
u otro no marcaba ninguna diferencia.
A no ser que el papel fuera rosa.
En ese caso, un 12% más de gente rellenaba los
cuestionarios.
Así que parece que los colores influyen en
nuestro comportamiento mucho más de lo que creemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario