Las negociaciones secretas entre Cuba y Estados
Unidos
BBC - jueves, 13 de noviembre de 2014
El antagonismo y la agresión, en el discurso y
los hechos, han marcado la relación entre Cuba y Estados Unidos desde los
primeros meses de la revolución de 1959.
Solo tres meses después del triunfo
revolucionario, el presidente estadounidense Dwight Eisenhower decretaba
imposible lidiar con Fidel Castro en el poder.
Los lazos oficiales entre ambas naciones se
quebraron completamente en octubre de 1960, cuando EE.UU. impuso el embargo
económico contra Cuba.
Pero en la trastienda de ese "puente
roto", como lo llamó Raúl Castro en 1977, existe una historia de
comunicación llevada a cabo durante décadas por negociadores secretos a ambos
lados del estrecho de la Florida.
"Puerta trasera"
En la lista, que incluye políticos, escritores
y diplomáticos, hay nombres tan reconocidos como el del expresidente de EE.UU.
Jimmy Carter y el Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez.
Sus triunfos fueron parciales, de acuerdo a sus
misiones, y el embargo de Estados Unidos a Cuba se extiende ya por 55 años.
Fidel Castro aprovechó su amistad con el
escritor Gabriel García Márquez para enviar mensajes a Washington.
Pero su historia cobra importancia a las
puertas de la Cumbre de las Américas de abril de 2015 en Panamá, cuando los
presidentes en ejercicio de ambas naciones podrían sentarse a la misma mesa por
primera vez desde la revolución, si Barack Obama confirma su asistencia.
Así reflexiona Peter Kornbluh, coautor junto a
William LeoGrande del libro "Back Channel to Cuba", aún no traducido
al español, que revela la historia de esta comunicación secreta tras 20 años de
investigación, acceso a archivos desclasificados en distintas partes del globo
y las palabras de los propios actores de la historia, incluido Fidel Castro.
Kornbluh es analista en la ONG National
Security Archive, dedicada a investigar los archivos secretos del gobierno
estadounidense de acuerdo a las leyes de transparencia de ese país.
Durante el año 2003 Kornbluh reveló el apoyo de
los presidentes estadounidenses Nixon y Kissinger al golpe contra Salvador
Allende en el libro "Pinochet: Los Archivos Secretos".
Presidentes, mensajes y enviados
"Bipolar es una forma interesante de
describir esta relación de agresión e intentos de diálogo", le dice
Kornbluh a BBC Mundo. "Pero es más una historia integrada, no se puede
comprender una sin la otra".
Todos los presidentes de Estados Unidos,
demócratas y republicanos, tuvieron algún tipo de comunicación con los cubanos
durante los últimos 50 años.
El libro arranca con James Donovan, el primer
estadounidense mandado por el gobierno de su país para negociar formal y
secretamente con Cuba. El presidente John F. Kennedy y su hermano Robert, le
encargaron al abogado negociar la liberación de los prisioneros detenidos tras
la fallida invasión a Bahía de Cochinos, apoyada por la CIA y derrotada por
Castro.
Un enviado del presidente Kennedy negoció con
Fidel Castro la entrega de prisioneros estadounidenses capturados en Bahía
Cochinos, en 1961.
En uno de los momentos más álgidos de la
relación cubano-estadounidense, tras la crisis de los misiles, Donovan logró
ser reconocido por Castro como un negociador confiable. Tanto que un día el
propio mandatario cubano le preguntó cómo, si alguna vez, podrían avanzar las
relaciones entre ambos países:
"¿Sabe cómo hace el amor un puerco
espín?", respondió Donovan. Castro dijo que no sabía. "Con mucho
cuidado, y así va a tener que ser".
Los avances requirieron mucho más que cuidado y
décadas más tarde se han frustrado en su objetivo principal: normalizar la
relación entre la isla y el país norteamericano.
En parte porque la historia de las
comunicaciones secretas ha tenido "halcones y palomas" en Washington
y La Habana.
En el caso de Donovan, agentes de la CIA
intentaron utilizarlo para enviar a Castro un traje de buzo contaminado con
tuberculosis, cuenta el libro. Sólo la intervención de los ayudantes del mismo
Donovan -también de la CIA- impidió la operación.
Cohibas
Desde Cuba, cuenta el libro, la primera oferta
de diálogo entre altas autoridades de ambos gobiernos se produjo en agosto de
1961: el propio Ernesto "Che" Guevara, en un encuentro de la Alianza
para el Progreso en Uruguay, envió a un joven asistente de la Casa Blanca,
Richard Goodwin, una caja de Habanos Cohiba con una nota escrita a mano para el
presidente Kennedy: "Escribir al enemigo es difícil", decía la nota.
"Me limito a extender mi mano".
Una década después, Henry Kissinger también
recibiría unos Cohiba de parte de Fidel Castro, como respuesta al mensaje
escrito a mano que le envió en 1974: "Me parece que hay cosas que tenemos
que hablar", planteó el estadounidense. Fue el inicio de 18 meses de
contactos, en aeropuertos, hoteles y residencias privadas entre representantes
de Cuba y Estados Unidos".
"Fue un momento fascinante en que casi se
llegó a un acuerdo, pero Fidel Castro privilegió la lucha anticolonialismo en
Angola", dice Kornbluh.
"El mismo Kissinger que ofreció su mano de
amistad a Fidel Castro, decidió entonces penalizar a Cuba por sus acciones en
África".
Gorbachov, García Márquez
En 1989, en La Habana, Fidel Castro acompañaba
al líder soviético Mijaíl Gorbachov al aeropuerto, y le planteaba la
posibilidad de mejorar las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
"Sus palabras fueron: encuentre la forma
de hacer que el presidente esté al tanto de mi interés en una
normalización", le dijo Gorbachov a Bush citando al líder cubano en la
cumbre de Malta ese mismo año. Bush reaccionó con frialdad, recordó el líder
reformista soviético en sus memorias, citadas en el libro.
Con el fin de la Guerra Fría, Mijáil Gorbachov
sintió que podría instar a George Bush a normalizar las relaciones.
La década siguiente, Gabriel García Márquez
operaría como otro emisario secreto entre Washington y La Habana.
El célebre escritor llevó personalmente una
propuesta privada de Fidel Castro al presidente Bill Clinton para terminar la
"crisis de los balseros" y se la planteó en una cena privada en la
isla estadounidense Martha's Vineyard, en agosto de 1994.
En 2013, Barack Obama pudo haberse topado
accidentalmente con Raúl Castro y darle la mano pero, en la cumbre de Panamá,
podría volver a hacerlo en serio.
García Márquez tendría una segunda misión en
1998, que lo llevaría hasta la famosa Ala Oeste de la Casa Blanca, con
información provista por Fidel Castro respecto a la detección de una amenaza
terrorista utilizando una aeronave cubana contra Estados Unidos.
El silencioso trabajo de "Gabo" abrió
espacios inéditos de colaboración entre ambos países, plantean los autores de
"Back Channel to Cuba", pero la opción de Clinton por asegurar su
campaña electoral con los votos de la diáspora cubana en Miami opositora a
Castro, impidió una vez más cualquier avance mayor.
Turno de Obama
"Estas comunicaciones eran top secret y es
importante conocerlas ahora, cuando Obama enfrenta sus últimos dos años en
ejercicio, y países como Chile, México y Argentina presionan para una
normalización de las relaciones", dice el autor Peter Kornbluh.
"Panamá ofrece un momento histórico, una
oportunidad que toda Latinoamérica está esperando", añade el autor,
director de los capítulos de Chile y de Cuba del Archivo Nacional de Seguridad,
en Washington.
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