5 claves para instaurar la cultura de innovación
en América Latina
Forbes -martes,
7 de julio de 2015
Latinoamérica
requiere armas más allá de la mano de obra barata: necesita productos y
servicios que le permitan a las empresas locales pelear de tú a tú con las
firmas globales. Estas son algunas claves para lograrlo.
La innovación ha sido uno de los pilares en el
que muchos negocios exitosos se han podido construir a lo largo de los años.
Hoy, el concepto ha resurgido con especial vigor como una forma de mejorar el
desempeño de los negocios, para alcanzar un crecimiento sostenido.
Sin duda, existen limitaciones estructurales
como la falta de un ecosistema bien desarrollado para la innovación. Los
ejecutivos y empresarios deberían plantearse preguntas como: ¿Están conscientes
de la importancia que tiene la innovación como una fuente de ventaja
competitiva?, ¿han considerado la relación entre innovación y el desempeño de
su negocio?, ¿están creando el ambiente interno que conduzca a una cultura de
innovación?
El propósito de este artículo es despertar el
interés y reconocer el valor que la innovación trae al desempeño de las
empresas y, al mismo tiempo, motivar la creación de una cultura organizacional
que inspire y promueva la innovación.
1. De la reflexión a la acción
¿Cómo ayudar a encauzar en la dirección
adecuada las actividades diarias y de largo plazo del director, de tal modo que
lleven a la organización hacia una cultura de innovación? Al reconocer la mente
pragmática del líder, se propone una línea continua de cinco pasos específicos
que le permitirán moverse secuencialmente de la reflexión a la acción en sus
esfuerzos por abrazar la innovación como parte de su estrategia de creación de
valor.
Vincular la innovación con el desempeño del
negocio
Si los líderes no reconocen claramente la
relación entre la innovación y el desempeño del negocio, ellos no invertirán
suficiente tiempo evaluando los beneficios de asignar recursos para este
propósito. En el artículo “The World’s Most Innovative Companies 2013”,
publicado por la revista forbes, se presenta el ranking de Las 100 compañías
más innovadoras del mundo. Esta es apenas una referencia para intentar
demostrar que existe una vinculación entre la innovación y el desempeño en los
negocios y que ésta puede ser cuantificada y probada.
Por esto, vale la pena reflexionar acerca del
hecho de que esta conexión no es tan evidente como intuitivamente pareciera
ser: si lo fuese, la gran mayoría de las empresas contaría con una lista
importante de proyectos de innovación. Las conclusiones a las que los líderes
de negocio arriben de esta reflexión serán fundamentales para establecer las
razones que expliquen sobre la importancia de innovar, pero si éstas no son
suficientemente claras, ¿cómo se puede animar a los directores a dedicar más
tiempo y recursos enfocándolos en esta iniciativa de creación de valor?
De acuerdo con varios estudios, sólo una de 10
compañías tiene éxito generando un crecimiento sostenido. Una iniciativa que
abra la posibilidad de mejorar esta dramática estadística negativa vale la pena
ser considerada.
2. Conectar la cultura organizacional y la
innovación
En el artículo “Organizational Culture and
Innovation”, los autores Quinn y Rohrbaugh reconocen que los directores
requieren una estructura para decidir qué cultura debería ser implementada para
fomentar la innovación. Por ello, proponen el marco de referencia de Valores en
Competencia, que describe un sistema de valores en dos dimensiones:
flexibilidad vs. control, e interno vs. externo. Cuando se establece este
marco, resultan cuatro diferentes “rasgos culturales” o “cuadrantes”:
desarrollo, cultura de grupo, racional y jerárquico.
Los autores presentan una hipótesis: los
directores de organizaciones abiertamente innovadoras probablemente han
habilitado una cultura de desarrollo que combina la orientación externa y la
flexible del marco mencionado.
Valores en competencia
Hay muchos ejemplos de empresas que son capaces
de transitar de un cuadrante a otro, por ejemplo, de uno de rasgo jerárquico a
uno de desarrollo. Mabe, el líder de electrodomésticos en México con presencia
global es un caso que muestra este punto. La compañía está actualmente
transformando su centro de innovación de 400 empleados y 25 años de existencia
de una estructura que se basaba en la “planeación de productos” para determinar
en qué proyectos debería estar trabajando el centro (guiados históricamente por
el grupo comercial), a uno que aproveche la información que proporcionan los
usuarios, apoyado en equipos multidisciplinarios (sociólogos, antropólogos,
sicólogos, mercadólogos, entre otras especialidades), para tratar de entender qué
tendencias tendrán lugar mucho antes que los usuarios mismos reconozcan sus
propias necesidades: un centro flexible impulsado por lo que sucede
externamente.
Tres factores críticos han ayudado a lograr
esta transición: 1) un compromiso absoluto del presidente del grupo, 2) el
apoyo de consultores expertos en los procesos de transformación, y 3) una
visible reorganización de las instalaciones orientadas al trabajo en equipo.
3. Diagnosticar el contexto organizacional
interno
En el tercer elemento de la ruta de cinco
pasos, el líder de negocio cambia de un estado de reflexión a uno de acción.
Así, una vez que la conexión innovación- cultura organizacional ha sido
establecida, es primordial entender dónde se ubica la compañía para actuar en
consecuencia.
Ghoshal y Bartlett afirman que hay un grupo de
cuatro atributos— resultados (stretch) disciplina, apoyo y confianza— que
interactúan entre sí para definir el contexto organizacional. En combinación,
estos crean dos dimensiones de dicho contexto: enfoque en el desempeño
(stretch/ disciplina) y enfoque social (apoyo/ confianza). Su resultado genera
cuatro diferentes cuadrantes: alto rendimiento, bajo rendimiento, country club
y de agotamiento (ver Figura 3) y sugieren: “Antes de intentar cambiar de un
contexto a otro, preferentemente a uno propicio para la innovación, deben
identificar dónde está posicionada la cultura de la empresa en términos del
balance entre el enfoque en el desempeño y un enfoque social”.
El diagnóstico del contexto organizacional
Los directores no suelen dedicar suficiente
tiempo a identificar, evaluar y reconocer este contexto organizacional. Las
conclusiones de entrevistas efectuadas a 30 compañías innovadoras de distintos
tamaños y giros, tanto en México como en EU, como parte del Programa innovAD de
IPADE Business School en 2014, sugieren que existen ejemplos que reconocen la
importancia del contexto de alto desempeño como promotor de la innovación en la
empresa. Sin embargo, también se identificaron muchos ejemplos donde la referencia
sobre “una zona actual de confort” muestra un alto grado de concentración en el
rasgo de enfoque social en el marco de referencia de Bartlett.
Esto llama a la necesidad imperiosa que los
líderes de negocio establezcan una dirección que les permita ser capaces de
navegar a través de la dualidad de su perfil de responsabilidad directiva:
desempeño y apoyo social, un camino propicio para la innovación.
4. Desarrollar las capacidades relevantes para
innovar
El cuarto paso del recorrido propone tres
capacidades a desarrollar dentro de la organización para moverse en la
dirección de una cultura que fomenta la innovación.
Las primeras dos son prácticas cruciales para
apoyar la evolución de un ambiente innovador dentro de una organización: la
transferencia del aprendizaje y la del conocimiento. De acuerdo con el estudio
propuesto en Managing the Exploitation/Exploration Paradox: “el aprendizaje
intraorganizacional y asociarse con otras entidades conforman capacidades que
crean una combinación poderosa de recursos (conocimiento) y capacidades
(aprendizaje) con el potencial para otorgar a una empresa una ventaja
competitiva sostenida”.
Durante las palabras de clausura de su última
junta anual, Jack Welch, el legendario presidente GE mencionó que ésta “se
había convertido en una empresa con la capacidad de aprender a nivel global,
una en la que se podía aprender de uno y otro, de arriba y de abajo en la
organización, desde adentro y desde afuera de la misma. Esto, mencionó Welch,
había sido el logro más significativo en su periodo de 20 años como
presidente”.
Esto da pie a una tercera práctica, que es la
de contar con una cultura abierta que “enfatiza la toma de riesgos, la
confianza y el respeto por los demás, al mismo tiempo que se enfoca en aprender
y buscar oportunidades que puedan generar el ímpetu necesario para que los
empleados colaboren”. Es aquí cuando el componente crítico de una cultura
abierta se vuelve fundamental: confiar en la gente.
Para cerrar este cuarto paso, es importante
señalar que el estudio Managing the Exploitation/ExplorationParadox concluye
sugiriendo que la cultura de innovación “se promueve con mayor efectividad a
través de la interacción de las tres prácticas, a diferencia de sólo una o dos
de ellas. Es la combinación complementaria la que ayuda a que la empresa se
acerque a una cultura de innovación”.
5. Dirigir una organización innovadora
La necesidad de incluir actividades encaminadas
a la in- novación de corto plazo (explotación) y de largo plazo (exploración)
dentro de los lineamientos de la empresa pareciera tener sentido, lo que
Tushman y O’Reilly III llaman “una organización ambidiestra”. Sin embargo, el
gran reto es su implementación: cuando el líder de negocio confronta la
necesidad de colocar recursos escasos en iniciativas que darán rendimientos a
largo plazo, o incluso pudieran no redituar en lo absoluto.
Lo anterior reta las capacidades de liderazgo
del director: establecer la visión de esta iniciativa, explicar el argumento
detrás de la asignación de recursos, proteger la iniciativa misma, e incluso
mostrar una disposición a reconocer el fracaso, más como una lección aprendida
que como símbolo de debilidad.
Existen cinco elementos necesarios para que los
líderes de empresas sean exitosos en el manejo dual con equipos de trabajo
enfocados en las iniciativas de corto y largo plazos, de acuerdo con O’Reilley
y Tushman.
La primera es una convincente intención
estratégica enfocada en la explotación y la exploración; la siguiente, la
articulación de una visión y de valores; en tercer lugar, la disponibilidad de
contar con equipos experimentados “dueños” de cada unidad de trabajo; el cuarto
consiste en tener arquitecturas organizacionales para cada enfoque, separadas
pero alineadas, y finalmente, la habilidad de los líderes para tolerar y
resolver las tensiones que surgen de las alineaciones separadas.
La investigación sugiere que los empleados
también tienen una oportunidad para jugar un papel activo en la promoción de la
innovación, aunque su participación enfrenta una serie de paradojas.
Al intentar caminar sobre la fina línea que
separa la relación empleado/empleador, el líder de negocio será capaz de
motivar a sus equipos a promover la innovación en toda la organización
respaldada de arriba hacia abajo, pero al mismo tiempo implementada de abajo
hacia arriba.
El éxito en su ejecución está en que las
organizaciones y los líderes de empresa sean capaces de crear un ambiente que
les otorgue una posición de “ganar mediante la innovación”, únicamente a través
del empoderamiento de empleados para probar ideas innovadoras.
De acuerdo con los autores del estudio The
Management of MedicalInnovation Using ProprietaryTechnology: A Mexican Case
Study, “la innovación no es solamente un tema científico-tecnológico, sino
también un tema organizacional y gerencial y, por lo tanto, se debe de
implementar un sistema de administración de proyectos eficiente para que la
innovación sea exitosa”. A manera de cierre, me gustaría agregar a título
personal: “cimentados sólidamente en una cultura conducente a innovar, como la
que se ha intentado establecer a lo largo de este texto”.
*Edmundo Vallejo Venegas es profesor del área
de Política de Empresa de IPADE Business School y director académico del
Programa de Innovación para la Alta Dirección (InnovAD).
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