Cómo convertir el reto de
los expatriados en un éxito corporativo
Forbes - lunes, 13 de julio de 2015
Recomenzar
en un mercado extranjero es un gran reto, y para que todo sea exitoso y no
perjudique la carrera ni la vida personal y familiar del ejecutivo te hago 3
recomendaciones.
Un comercial de cerveza en la televisión pone
el dedo en la llaga de lo que significa, para un ejecutivo, ser expatriado. Más
allá del mensaje publicitario, el mensaje es toda una realidad de la que
depende que el ejecutivo triunfe en su asignación en el extranjero,
especialmente si se trata de venir a trabajar a México.
En el anuncio en cuestión, la voz en off narra:
“Para triunfar en otro país se necesita de mucha dedicación: primero, dejar
todo atrás y emprender un viaje hacia lo desconocido; llegar a un lugar nuevo
en donde tú eres el raro; gente nueva, idioma nuevo, costumbres nuevas. Darte
cuenta que estás solo; pasar noches sin dormir pensando si hiciste lo correcto,
y hasta llorar cuando nadie te ve. Todo esto para darte cuenta de que mientras
más difícil sea el reto, mayor es el triunfo.”
El fenómeno de la globalización ha representado
para los grandes corporativos internacionales la necesidad de enviar personal
con el perfil más adecuado a trabajar en sus oficinas en otros países. Según la
Organización Internacional para las Migraciones (OIM), a nivel mundial
aproximadamente entre 60 y 65 millones de trabajadores migrantes se encuentran
trabajando en un estado distinto al suyo.
Los expatriados son considerados ejecutivos que
poseen talentos, competencias y habilidades que les permiten adaptarse
fácilmente a los requerimientos cambiantes del entorno. Por eso siguen siendo
pieza fundamental en las asignaciones internacionales para la transferencia de
tecnología y transmisión de cultura corporativa entre las diversas filiales de
las empresas. Son considerados un valioso activo no sólo por sus conocimientos
sino por la experiencia que van acumulando dentro y fuera de su país de origen
y son una inversión elevada.
Los expatriados que triunfan lo logran porque
desarrollan sus actividades de acuerdo con lo deseado, son flexibles para
adaptarse a nuevos entornos culturales y de trabajo, son sencillos y buscan
aprender más que enseñar. Como extranjeros, pueden juzgar mejor las necesidades
del mercado y las nuevas oportunidades para sus empresas. La combinación del
punto de vista externo con el conocimiento local suele resultar en el éxito del
expatriado y en el de sus colegas y subordinados.
El ejecutivo expatriado que triunfa ve en el
cambio la oportunidad de aprendizaje, pero también está dispuesto a hacer
frente a los retos de una cultura diferente que afectará diversos aspectos de
su vida y de sus roles sociales y familiares.
Ejemplo de ello, aunque lejano de México,
podría ser el doctor Snehal Patel, del Centro Médico Columbia Presbyterian de
Nueva York, quien fue expatriado a Singapur, en donde, junto con el doctor Vas
Metupalle, ayudó a fundar MyDoc, una plataforma de tecnología para mejorar la
comunicación en el sector sanitario. Patel considera que la “humildad que se
consigue viviendo en un país extranjero es fundamental para el éxito a largo
plazo”.
¿Cuál es la clave para una asignación global
exitosa?
La expatriación no siempre es un momento fácil
en la vida profesional. Recomenzar en un mercado extranjero requiere de una
serie de cuidados previos, para que todo sea exitoso y no perjudique la carrera
o la vida profesional, personal y familiar del ejecutivo.
Para ser un expatriado exitoso hay varias cosas
que se tienen que considerar con antelación: se debe comprender la manera en
que el país de destino hace las cosas, cómo es la manera de interactuar y
comunicarse, los diferentes enfoques de gerencia, autoridad y trabajo en equipo,
etc.; es lo que los ejecutivos identifican muy bien como “inmersión” en el
nuevo ámbito. Una falta de conciencia cultural, a nivel profesional y social,
puede llevar a enormes problemas de comunicación, malos entendidos y, por
último, al rechazo de colegas, clientes y conocidos de la cultura anfitriona.
Algunas recomendaciones:
José Ramón Fuentes, ejecutivo español de la
empresa Findasense, estuvo expatriado en México en el área de mercadotécnica
digital, y entre sus recomendaciones figuran: “Vive relativamente cerca de
donde trabajes: hay atascos todos los días y a todas horas; es un poco
desesperante. No comas en la calle; deja que pasen unos meses a que tu estómago
se adapte a la comida mexicana. Los trámites con inmigración son lentos y
pesados; calcula mínimo entre tres y seis meses para conseguir el permiso de
residencia y trabajo para un año. México, DF, es bastante seguro; intenta vivir
en las colonias Polanco, Roma o Condesa, y trae dinero al principio o arregla
bien los papeles y condiciones con la empresa; nadie que no tenga la visa de
inmigración puede abrir una cuenta de banco ni nada parecido.”
En resumen: vivir en un país extranjero no es
un paseo. A menudo suceden cosas que un expatriado puede no entender; la gente
puede llegar a burlarse por el acento o el ejecutivo puede ofender a la gente
por no entenderla bien. Por eso, apenas se abandone el país de origen, el
expatriado deberá asumir que tendrá que “cambiar el chip” si quiere triunfar.
A fin de cuentas, el comercial de la cerveza tiene
razón: “mientras más difícil sea el reto, mayor es el triunfo”.
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