La otra cara de Sabella
La Nación - sábado, 12 de
julio de 2014
Se percibía lo que dijo su
representante, pese a que él le molestó. Desde el lunes, Alejandro Sabella no
seguirá como técnico de la selección, sea cual fuera el resultado de la gran
final de mañana ante Alemania, en el Maracaná. Pachorra siempre dijo que sufre
más de lo que disfruta su puesto. Sin embargo, es hora de pensar en el presente
para un técnico que tiene la posibilidad de entrar en la galería más grande del
fútbol argentino, esa en la que se ubican César Menotti y Carlos Bilardo, los
técnicos campeones del mundo de nuestro país.
A los 59 años, Sabella está ante
su gran chance, tras 1072 días como técnico de la selección. Es el momento más
especial de su carrera para un DT que apenas lleva cinco años como entrenador,
luego de ser durante 17 años la mano derecha de Daniel Passarella, su principal
ayudante en diversos cuerpos técnicos.
De Sabella se conoce que era un
exquisito enganche como jugador, surgido en River y que explotó en Estudiantes
de la mano de Carlos Bilardo, se sabe de lo que logró en muy poco tiempo como
DT, una Copa Libertadores y un título local con el Pincha, pero quién es el
otro Sabella, el pibe que era hincha de Boca, el estudiante de derecho que en
realidad quería ser médico, el hombre que empezó como técnico en la reserva de
River con jugadores como Ariel Ortega, Matías Almeyda, Marcelo Gallardo y
Hernán Crespo.
El hincha de Boca que conoció la
pasión por River
Sabella nació el 5 de noviembre
de 1954, en Barrio Norte, en la Ciudad de Buenos Aires. Vivía en un
departamento en Vidt y Paraguay y en esas calles empezó su pasión por la
pelota. De chico, era fanático de Boca e incluso iba a la Bombonera con su
hermano mayor, Marcelo. Su ídolo era Angel Clemente Rojas. "Yo era hincha
de Boca y justo contra Boca jugaba mis mejores partidos en River", contaba
en una entrevista cuando ya era futbolista de la Banda. A los 16 años, cuando
decidió que quería probar suerte con el fútbol, lo primero que hizo fue ir a
Boca, el "club que más le gustaba". Pero lo rebotaron. Intento en Racing,
quedó y no volvió. Hasta que River tocó a su puerta. Pachorra se distinguía
jugando en GEBA y el padre de uno de sus compañeros lo recomendó a un delegado
del club de Núñez. Con el tiempo, Sabella se convirtió en un integrante de la
familia de Estudiantes, donde se consagró como futbolista y DT.
El estudiante de derecho que
prefería medicina
"Para el mundo del fútbol,
Sabella estaba arriba de la media, con un bagaje cultural superior al
resto", cuenta alguien que conoce bien a Pachorra, quien luego de terminar
la secundaria decidió estudiar derecho cuando ya era futbolista de River.
"¿Cómo sos como estudiante?", le preguntaban en una entrevista con el
diario Clarín a los 20 años. "Me dedicaba y era inteligente para entender
rápidamente las lecciones. A medida que fui creciendo me di cuenta que retenía
todo con facilidad. Entonces, fui más inteligente que dedicado. Me iba bien en
el colegio, aunque en conducta tenía algunos tropiezos", respondía.
Sabella estudió abogacía de 1973 a 1975 en la UBA y llegó a rendir seis materias.
"Venía bien, pero tuve que dejar cuando empecé a jugar en Primera. En
realidad, me gustaba más la medicina, pero me metí en derecho porque me
permitía estudiar en casa".
En su adolescencia, en la
habitación de Sabella los posters de fútbol se mezclaban con los de Perón.
Pachorra se define como progresista desde lo político y sus referentes van de
Chacho Alvarez a Néstor Kirchner, para él el político N°1, y Cristina
Fernández. A Alejandro le gustan los libros y los documentales de historia, por
eso la lista de próceres que le gustan es larga: San Martín, Belgrano,
Monteagudo, Dorrego, Castelli y Rosas. Su película preferida es Belgrano, del
director Sebastián Pivotto y actuada por Pablo Rago. Cuando trabajaba con
Passarella eran habituales las discusiones de política entre dos amigos
enfrentados: Pachorra (peronista) y el Káiser (radical).
Del miedo a volar al gusto por la
gaseosa
Sabella tuvo suerte que el
Mundial como técnico le tocó en Brasil, a no más de tres horas de avión desde
Buenos Aires. Es que Pachorra detesta volar y los aviones le producen temor.
"Cuando se empieza a mover, rezo; ni loco me subo a una avioneta o un
helicóptero", explica. Es de viajar poco y prefiere descansar en la Costa
Atlántica. No le gusta irse muy lejos de la Argentina. Con la comida, se niega
a los platos rebuscados y elige el asado. Es un fanático de las gaseosas cola y
no bebe alcohol. Prefiere mate, antes que el café.
Sus comienzos como técnico
Sabella jugó al fútbol hasta 1989
en Irapuato, de México, con 35 años. Por entonces, había recibido una oferta
para volver al fútbol inglés, pero la desestimó y le puso punto final a su
carrera. Empezó el curso de técnico en la escuela Adolfo Pedernera, en La
Plata, y Daniel Passarella, que en 1990 comendaba la Primera de River con
Américo Gallego como ayudante, invitó a su gran amigo a trabajar como técnico
de la Reserva. Allí, puso el ojo en jóvenes como Gallardo, Almeyda, Ortega y
Crespo. "Tenía una tranquilidad absoluta para expresar sus ideas y le
hablaba mucho a los jugadores", recuerda el Pelado. "Era muy simple
conceptualmente, muy docente", se acuerda el Muñeco, uno de sus preferidos
por desempeñar la misma función en la cancha, la de enganche. Entonces, empezó
su carrera a la par del Káiser, a quien acompañó hasta 2007 en varios equipos:
River, selección argentina, selección de Uruguay, Parma, Monterrey de México y
otra vez en Núñez.
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