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viernes, 18 de julio de 2014

negocio

Sexto Piso: otro tipo de éxito


Forbes - ‎viernes‎, ‎18‎ de ‎julio‎ de ‎2014
Rara vez el concepto “negocio exitoso” tiene un maridaje tan especial con el del mundo editorial. La percepción de Diego Rabasa al respecto sencillamente es distinta, especial e inspiradora.

Comandar una de las llamadas “labores suicidas” en México parece moneda común, aunque no desprovista de su eminente riesgo financiero y desierto de eco de consumidores. Hoy en día no basta con creer en un proyecto para hacer que sea rentable.

Desde 2002, Diego Rabasa y su hermano Eduardo encabezan un proyecto editorial que hoy en día puede presumir de albergar títulos realmente propositivos, originales y necesarios en el mundo de las letras, y algunas de las ediciones más bellas dentro del cosmos editorial mexicano. Platicamos con Diego en torno de esta aventura llamada Sexto Piso, si es rentable, qué es lo que la diferencia de otras editoriales y cómo pinta el futuro.

–Desde que comenzó Sexto Piso notamos que había una apuesta por entregar al lector textos particulares, distintos y lo suficientemente competitivos ante las editoriales de prestigio que nos llegaban vía importación. A la distancia, Sexto Piso tiene su propia identidad que la distingue de otras. ¿Cómo se ha llegado a esta suerte de equilibrio editorial o, mejor aún, a una especie de éxito cultural? 

–Uno de los aciertos más grandes del proyecto fue que desde muy temprano escogimos de manera muy acertada a nuestros referentes. Uno de ellos –quizá el más importante– es el italiano Roberto Calasso. Él tiene una manera muy particular de aproximarse a la edición literaria independiente. Dice que hay varios factores importantes en la construcción de un buen catálogo, pero quizás el más importante es el de la forma. Es una idea un poco abstracta, pero central para nosotros. Implica tener clara la imagen que el catálogo proyecta hacia el exterior. En este sentido, cada libro tiene que ser ponderado y calibrado con mucho cuidado para no distorsionar esta imagen que se va construyendo poco a poco y que con el paso del tiempo se vuelve más fácil de identificar y más reconocible.

“A pesar de que hemos profesionalizado mucho el trabajo editorial (desde el aspecto hasta el trabajo de los contenidos), la línea ha permanecido esencialmente igual desde el comienzo. Hemos, eso sí, ampliado nuestros horizontes y los géneros que atendemos, pero la idea que impulsa la publicación de cada libro sigue siendo la misma: la calidad. No es que publiquemos libros de espaldas a esa extraña e inclasificable entidad llamada “el mercado”. Queremos vender la mayor cantidad de libros posibles, pero sin traicionar esa forma, esa imagen que el catálogo ha construido. Cada libro tiene que poder dialogar con el resto del catálogo.

–¿Qué características y criterios debe reunir una obra para  que decidan publicarla?

–Como te decía anteriormente: la calidad. Por supuesto que no hay un barómetro que mida de manera científica e implacable la calidad de un texto. Ahí entra la subjetividad de nuestro gusto como lectores. No pretendemos, de ninguna manera, establecer ningún tipo de canon. Lo que pretendemos es permanecer fieles a nosotros mismos, a nuestros gustos y a nuestras ideas, para que los lectores que tengan afinidad con nuestra mirada puedan seguir hallando títulos que los satisfagan. Obviamente cada año que pasa conocemos el oficio un poco mejor y somos mejores lectores. Esto hace que podamos elegir con menos miedo y con un poco (sólo un poco) más de certeza.

–El nombre Sexto Piso nos remite a esas actitudes “suicidas” por las que vale la pena vivir. ¿Cuál ha sido la máxima satisfacción de comandar un proyecto editorial como éste?

–Tenemos un trabajo muy privilegiado: hemos configurado un grupo de personas extraordinarias que creen en el proyecto y le dedican buena parte de su energía vital. Hacemos libros que nos parecen importantes, pero –quizá de forma más trascendente– hacemos libros que nos gustan, libros que de alguna u otra manera han trastocado nuestra mirada hacia el mundo. El tema del “proyecto suicida” quizá empezó como una fantasía de juventud. Hoy en día, literalmente, no me puedo imaginar dedicándome a otra cosa. Y creo que lo mismo aplica para mis compañeros y compañeras.

–A Sexto Piso se le ubica por ser una editorial independiente; sin embargo, su operación trasciende fronteras, a la par que el prestigio va creciendo. ¿Cuáles son los mayores obstáculos que han sorteado desde su creación?

–Sin duda, el obstáculo principal es encontrar la manera de sobrevivir manteniendo intacta la línea editorial. Los proyectos de expansión territorial han obedecido más a una estrategia de supervivencia que a una ambición comercial. México tiene uno de los peores índices de librerías per cápita de toda Latinoamérica. Mientras en Argentina hay una librería por cada 40,000 habitantes y en España una por cada 20,000, en México hay una por cada 110,000. Y eso contando muchas librerías que en realidad se dedican exclusivamente a los best-sellers y otras que más bien son papelerías o tiendas de artesanías. El circuito de los libros literarios en México es increíblemente pequeño. Entrar a otros países nos ha permitido amortizar los gastos editoriales en tiradas mayores. Ha sido difícil y muy lenta la consolidación, pero cada año nos sentimos un poco más fuertes.

“Ver a las editoriales grandes como competencia es un sinsentido. Los aparatos de distribución y difusión que tienen no se comparan con lo que una editorial como la nuestra puede hacer. Creo que lo que hay que hacer es no dejarse intimidar por la realidad y encontrar la manera de establecer un circuito propio para que los libros puedan andar.”

–¿Cuáles han sido los mayores aciertos en ventas? ¿A qué se debe que dieron en el clavo? 

–Hay diferentes factores que explican los éxitos que hemos tenido. Hay autores que ahora son emblemas de la casa como el serbio Goran Petrović o el israelí Etgar Keret, que vendían cantidades ridículas en sus primeros libros. Ambos han visitado nuestro país en diversas ocasiones, y poco a poco el público los ha ido conociendo y hoy en día ambos son autores de culto con al menos cuatro libros publicados en el catálogo cada uno. La paciencia y la persistencia han sido claves en este tipo de casos.

“También hemos tenido mucho éxito con una línea que lanzamos hace cuatro años: los clásicos ilustrados. Impulsados por esta idea de Italo Calvino de que los clásicos son libros que nunca se terminan de leer (que siempre encuentran la forma de hablarle a nuevas generaciones), nos percatamos de que en México hay muchísimos libros importantísimos que no se encuentran o bien circulan en traducciones viejísimas y ediciones muy chafas. Nos dimos a la tarea de retraducir libros clásicos importantes para nosotros, y para darle un valor añadido a las ediciones acompañamos los textos con ilustraciones de artistas gráficos contemporáneos de alto nivel. En esta colección hemos publicado Alicia en el País de las Maravillas (con ilustraciones de Peter Kuper), El gran Gatsby (ilustrado por Jonny Ruzo) y El corazón de las tinieblas (intervenido por Abraham Cruzvillegas), por mencionar sólo algunos. Nos ha ido estupendamente bien con esta línea.”

–Por otro lado, seguro hay textos a los cuales se les ha apostado ciegamente y no han encontrado eco entre los lectores-compradores.

–El mundo editorial se rige con base en esta famosa proporción del 20-80 (el 20% de los libros financian al 80% restante). Hay libros que para nosotros son aportaciones esenciales a la edición en nuestro idioma, como la obra del estadounidense William Gaddis –para mi gusto, uno de los más importantes escritores de todo el siglo XX–, que se vende poco porque es complejo y los libros son extensos. Hay otros casos, como el escritor, también estadounidense, llamado Kevin Powers, quien hizo una novela extraordiaria basado en su experiencia como soldado en Iraq llamada Los pájaros amarillos, que también circuló discretamente en México. Sin embargo, nuestro catálogo está construido más con base en long sellers que best-sellers. Aun los libros de circulación más modesta van agotándose poco a poco. Tenemos reeditado más de 60% del catálogo, y son poquísimos los títulos que de plano ya tienen una circulación casi imperceptible.

– ¿Se puede vivir enteramente de editar libros? ¿Qué ha tenido que hacer Sexto Piso adicionalmente para salir a flote, financieramente hablando? Tengo entendido que no sólo publican, sino que también distribuyen. 

–Todo depende de qué entendamos por “enteramente”. Calasso dice que nadie se ha hecho muy rico publicando grandes libros. Pero si estás dispuesto a vivir una vida sin lujos (y sin carencias también), las satisfacciones del oficio compensan la falta de holgura. Se puede vivir de editar libros y nosotros somos la prueba de ello. Aunque tampoco hay que negar que para comenzar es indispensable contar con algún capital. Nosotros agotamos el que teníamos justo en el momento en que la empresa comenzó a caminar sola, así que tuvimos un poco de suerte en ese sentido.

–Mantener la línea, arriesgar menos o aventarse al ruedo… a nivel empresa, ¿cuáles son los planes a futuro?, ¿hacia dónde piensa apuntar Sexto Piso a futuro? 

–Si pudiéramos seguir como estamos 20 años más, lo haríamos. Estamos publicando cerca de 40 novedades y 15 reimpresiones por año. Ambas son cifras bastante elevadas para un proyecto como el nuestro. En el futuro inmediato se encuentra el lanzamiento de nuestra colección de poesía (para comienzos de 2015), aunque esto no puede ser interpretado como una estrategia empresarial, porque no hay nada menos empresarial que vender poesía. Si acaso nos gustaría, en el mediano plazo, abrir una oficina en Sudamérica como la que tenemos en España, pero no tenemos ninguna prisa.

–Editorialmente, ¿qué se está cocinando en Sexto Piso? ¿Qué leeremos durante esta segunda mitad de 2014? Por cierto, ¿ha sido un buen año en ventas en comparación con periodos pasados?


–En la segunda mitad tenemos varios libros importantes. Publicaremos Cómo funciona la música, del escritor, artista y músico David Byrne. También para finales de año publicaremos Los reconocimientos, de William Gaddis, que me parece una de las obras cumbre de la literatura universal. En nuestra línea de cómic y novela gráfica tenemos libros estupendos como El piloto y el principito, una biografía ilustrada de Antoine de Saint-Exupéry, realizada por el artista checo Peter Sís, y una biografía ilustrada de William Burroughs, realizada por Bernardo Fernández, Bef. Es posible que alcancemos a publicar este año la primera y muy esperada novela del narrador torreonense Carlos Velázquez. Tenemos aún 25 libros por publicar este año y la lista nos entusiasma quizá más que la de cualquier periodo semejante en el pasado.

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