Tras exitoso Mundial, la atención
pasa a problemas de Río para Juegos Olímpicos
Reuters - martes, 15 de
julio de 2014
Tras un mes de emocionante fútbol
y pocas de las pesadillas logísticas que muchos temían que plagaran el Mundial,
Brasil está encauzando su éxito y prometió que los Juegos Olímpicos Río de
Janeiro 2016 serán igual de buenos.
Si uno escuchaba a las autoridades
en los últimos días, las críticas antes del Mundial que terminó el domingo con
Alemania como campeón al vencer a Argentina en la final eran injustificadas.
"La única tragedia del
Mundial fue que Brasil fue derrotado", dijo el viernes el alcalde de Río,
Eduardo Paes, refiriéndose a la histórica derrota por 7-1 a manos de Alemania
en semifinales.
Eso, claro, si no se cuenta el
colapso de un viaducto en Belo Horizonte -uno de los tantos proyectos sin
terminar- que causó la muerte de dos personas días antes de uno de los partidos
de semifinales.
O del hecho de que muchos
problemas fueron evitados sólo porque Brasil se paralizó durante el torneo. En
un país donde los servicios públicos y la infraestructura colapsan con
frecuencia, las autoridades evitaron el caos aeroportuario, los
embotellamientos usuales y los trenes sobrepasados en capacidad al declarar
feriado el día de la mayoría de los partidos.
"Siempre se trata de
minimizar el riesgo aquí, no de construir la clase de instalaciones y servicios
que puedan manejar las necesidades reales del país", dijo Paulo Fleury, un
experto en infraestructura y logística en la Universidad Federal de Río de
Janeiro.
En lugar de generar vastas
mejorías como las que prometió el Gobierno cuando Brasil se quedó con el
derecho de ser anfitrión del Mundial, construyendo un legado que justificara
los 11.000 millones de dólares que costó la organización, muchos temen ahora que
la imagen de éxito del último mes simplemente refrende la habilidad de Brasil
para hacer justo lo necesario, no todo lo que podría.
Los Juegos del 2016, que se
espera cuesten unos 17.000 millones de dólares en inversión pública y privada,
ya están en una carrera contrarreloj en todos los aspectos, desde la
construcción de escenarios deportivos y reparaciones viales hasta al menos la
limpieza parcial de varias bahías muy contaminadas donde se realizarán pruebas
de vela, algo que preocupa por los riesgos que puedan causar a la salud.
El paisaje de Río ofrece un
excelente fondo para los Juegos pero organizarlos en medio del frecuente caos
de la ciudad es totalmente diferente a los desafíos presentados por el Mundial.
Un número prolongado de
competiciones múltiples significa una mayor cantidad de atletas y visitantes.
Si bien el Mundial llevó 750
jugadores de 32 países y más de 600.000 hinchas a 12 ciudades sedes, los Juegos
atraerán a más de 15.000 atletas de 200 países y unos 800.000 espectadores
extranjeros, todos a Río.
EXPERIENCIA
Con las celebraciones típicas de
Carnaval y Año Nuevo, las autoridades cariocas dicen que están acostumbradas a
albergar a muchas más personas.
Y tras la relativa calma del
Mundial, un año después de masivas manifestaciones que avivaron los temores de
que ocurrieran grandes protestas durante el torneo, las autoridades esperan
evitar cualquier protesta por el cuantioso gasto y los trastornos que generarán
los Juegos.
Aún así, los preparativos han
sido criticados por todos, desde el Comité Olímpico Internacional hasta los
vecinos de Río cuyos hogares fueron desplazados por autopistas y otros
proyectos de infraestructura para los Juegos.
Tan atrasados están algunas de
las construcciones, especialmente en la zona norte de Río -donde se disputarán
algunos de los deportes de pista-, que un funcionario del COI dijo este año que
los planes de la ciudad eran "los peores de la historia" para un
Juego Olímpico.
Thomas Bach, presidente del COI,
bajó la semana pasada el tono de las críticas señalando un "gran
progreso" tras visitar algunos de los sitios y reunirse con la presidenta
Dilma Rousseff.
Autoridades de Río dicen que está
mal comparar el estado de los preparativos con como estaban otras ciudades sede
antes de los Juegos, especialmente en países más ricos.
"Ganamos la organización de
los Juegos por nuestros problemas", dijo Paes, citando los proyectos de
infraestructura que ayudaron a que su plan de "legado" derrotara a
otros candidatos como Chicago, Madrid y Tokio, donde los Juegos hubiera
significado poco menos que una "transformación".
No importa que cualquier
transformación tenga poco que ver con las obras públicas que más necesita Río,
como mejores escuelas, hospitales y servicios de agua potable y de
alcantarillado. Es más: persiste una oposición local, en especial por la
naturaleza de gran parte de los proyectos de infraestructura.
Carriles para autobuses y una
extensión del metro están diseñados para conectar prósperos distritos sureños
con el aeropuerto y una distante zona de playa donde se ubicará la Villa
Olímpica.
Si bien ello beneficiará a
acaudalados residentes y muchas compañías que tienen oficinas en las cercanías,
ayudará poco a aliviar el caos de tráfico que enfrentan los trabajadores
diariamente, y los expertos se preguntan cuál será el beneficio a largo plazo.
"Básicamente se están
conectando zonas prósperas", señaló Erick Omena, ex profesor de
planeamiento urbano de Río de Janeiro actualmente en Oxford Brookes University
en Inglaterra.
"Eso podría ayudar al
tránsito durante los Juegos y a la especulación inmobiliaria en esas zonas de
la ciudad, pero no hace nada para solucionar los grandes problemas de
Río", agregó
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