Cuántas leyendas griegas son
ciertas?
La Nación - domingo, 27 de
julio de 2014
La cultura y las legendas de la
antigua Grecia han dejado un extenso y destacado legado en el lenguaje moderno
de la educación, la política, la filosofía, el arte y la ciencia.
Referencias clásicas continúan
apareciendo aunque hagan referencias a sucesos que ocurrieron -o no- hace miles
de años.
¿Pero cuál es el origen de
algunas de estas ideas?
La historia del Caballo de Troya
es mencionada por primera vez en la Odisea de Homero, una canción épica
compuesta a mediados del siglo VIII antes de Cristo, que describe lo ocurrido
después de la guerra de Troya, que supuestamente tuvo lugar 500 años antes.
Luego de sitiar Troya (la actual
Hisarlik en Turquía) durante 10 años sin derrotarla, el ejército griego que
acampaba fuera de la ciudad simula abandonar el lugar para regresar a casa,
pero antes de irse dejan un inmenso caballo de madera como ofrenda para la
diosa Atenea.
Los troyanos, triunfantes, llevan
el caballo al interior de la ciudad y cuando la noche cae, guerreros griegos
escondidos en su interior salen de la estructura y destruyen Troya.
Evidencia arqueológica indica que
Troya fue, sin dudarlo, incendiada; pero el caballo de madera es una fábula muy
creativa, quizás inspirada en que las máquinas para sitiar ciudades en la
antigüedad eran cubiertas con cuero de caballo mojado para evitar que se
prendieran en llamas cuando les cayeran flechas con fuego.
No solo es el Caballo de Troya
una colorida historia de ficción; la existencia de Homero en sí ha sido puesta
en duda.
Generalmente se asume que los
grandes relatos épicos que se le atribuyen, la Ilíada y la Odisea, fueron
compuestos oralmente, sin la ayuda de la escritura, en algún momento del siglo
VIII antes de Cristo, producto de una tradición de juglares que se practicaba
desde hacía siglos.
Mientras los antiguos no tenían
duda de que Homero había sido un bardo real que compuso esos poemas
monumentales, nada se sabe con certeza acerca de él.
Todo lo que sabemos es que,
aunque los poemas pudieron haber sido compuestos sin recurrir a la escritura y
transmitidos oralmente, en algún momento fueron llevados al papel, porque es
así como sobrevivieron.
La época a la que se le atribuye
la redacción de los poemas épicos de Homero está conectada con las primeras
evidencias de la existencia de un alfabeto griego.
Los griegos eran conscientes de
que su alfabeto (luego adoptado por los romanos y convertido en el alfabeto
occidental) se había originado del alfabeto fenicio, una nación cercana a
ellos, en el oriente del Mar Mediterráneo, cuya secuencia comenzaba con las
letras "aleph" y "bet".
El hecho de que la adaptación de
la creación fenicia fue uniforme en el territorio griego sugiere que hubo una
sola persona a cargo del proceso, en lugar de muchos.
La tradición griega llama a esta
persona Palamedes, que puede significar también "hombre inteligente de
edad avanzada".
También se atribuye a Palamedes
el haber inventado la moneda, los juegos de mesa y las cuentas.
Las letras del alfabeto griego se
diferenciaron visualmente de sus antecesores fenicios, y se atribuye la forma
de las letras griegas al matemático Pitágoras, que vivió en el siglo VI antes
de Cristo.
Existen dudas de si Pitágoras
(570-495 AC) fue un matemático en el sentido moderno.
Los alumnos de escuela todavía
aprenden "su" teorema sobre el cuadrado de la hipotenusa es igual a
la suma de los cuadrados de los catetos, pero los babilonios conocían esta
ecuación siglos antes de los griegos, y no existe evidencia de que Pitágoras lo
haya descubierto o probado.
De hecho, aunque ciertas
investigaciones genuinamente matemáticas fueron desarrolladas por seguidores de
Pitágoras, la evidencia sugiere que él fue un místico que creía que los números
eran la base de todo.
Él entendió, por ejemplo, que un
intervalo musical perfecto podría ser expresado con simples indicadores.
Podría ser obvio para nosotros
que hayan sido imperativos económicos los que llevaron a la invención del
dinero.
Pero los seres humanos
comerciaron por cientos de años sin una moneda, y tampoco está probado que la
primera economía monetarizada en el mundo haya surgido en la Antigua Grecia
para facilitar esas transacciones.
El estudioso de la época clásica,
Richard Seaford, ha argumentado que la invención del dinero emergió de las
profundidades de la psiquis griega.
Está vinculado a las nociones de
intercambio recíproco y el sentido de la obligación que caracterizó a sus
sociedades, y refleja además las distinciones filosóficas entre el valor real y
el valor intrínseco.
Es, por último, un instrumento
político, ya que el Estado debe actuar como garantía del valor monetario.
Los instrumentos y las
instituciones financieras -monedas, contratos, bancos, créditos y deudas-
habían sido desarrollados en muchas ciudades griegas para el siglo V antes de
Cristo, siendo Atenas la principal en esta área.
Pero un estado griego mantuvo un
fuerte rechazo a la idea del dinero y se resistió a su utilización: Esparta.
El legendario abogado espartano
Licurgo decretó que los espartanos sólo podían usar hierro como moneda de
cambio, haciendo todo tan engorroso, que incluso una suma menor tenía que ser
transportada por una yunta de bueyes.
Esta historia puede ser parte de la
idealización de los antiguos espartanos como una sociedad guerrera dedicada
solo a la educación militar.
Pero aunque la clásica Esparta no
acuñaba sus propias monedas, sí utilizaba plata extranjera y algunos de sus
líderes fueron notorios por cobrar sobornos.
Sin embargo, puede ser que hayan
sido aprobadas leyes para evitar que los espartanos importaran lujos de otros
lugares que amenazaran su conocida resistencia.
Cuando el general y playboy
ateniense Alcibíades desertó a Esparta durante la guerra entre estas dos
ciudades, a fines del siglo V antes de Cristo, adoptó una dieta magra, duras
rutinas de entrenamiento, ropa ordinaria y expresiones lacónicas.
No obstante, eventualmente su
carácter apasionado lo terminó llevando a la cama de la esposa del rey
espartano, Timaea, dejándola embarazada.
Al final, Alcibíades regresó a su
ciudad de origen, de la que había huído ocho años antes para evitar cargos de
sacrilegio, entre ellos, haberse burlado de los misterios sagrados de Atenas.
Si se los cuento, tengo que
matarlos.
Los secretos estaban fieramente
guardados y severas penas se aplicaban a quien los divulgara o a aquel, como
Alcibíades, que los profanara.
Los iniciados debían pasar por
ritos de preparación que podían incluir trasvestismo, objetos secretos (quizás
falos) y contraseñas.
El objetivo era brindar a los
devotos un vistazo de lo que había "del otro lado", así podían
regresar a sus vidas bendecidos con el conocimiento de que al morir podrían
asegurar la supervivencia de su alma en el Mundo Subterráneo.
En excavaciones se han encontrado
tumbas que contenían contraseñas e instrucciones escritas en delgadas láminas
de oro como ayuda memoria para los devotos fallecidos.
El principal culto misterioso
griego era el de Demeter, diosa de la agricultura, y Dionisio (también conocido
como Baco), dios del vino, la alegría y el teatro.
En el siglo V antes de Cristo, el
teatro estaba unido íntimamente al culto de Dionisio, en cuyo teatro -en la
cuesta sur de la Acrópolis- se representaban dramas y comedias en un festival
anual.
Pero el origen del teatro es un
tema muy discutido.
Una tradición habla del actor
Tespis parado en un carro e interpretando un drama por primera vez allá por el
año 532 antes de Cristo; otra dice que el drama comenzó con coros rituales que
gradualmente introdujeron partes para actores.
Aristóteles (384-322 AC) pensaba
que los coros en las tragedias eran originalmente canciones rituales entonadas
y danzadas en honor a Dionisio, y que las comedias habían nacido de actuaciones
procaces que involucraban modelos de falos.
Como una divinidad asociada con
cambios de roles y apariciones, Diniosio parece ser la elección ideal de un
dios para haber dado origen al teatro.
Pero desde la primera tragedia,
"Persas" de Esquilo en 472 antes de Cristo, pocas obras tienen alguna
relación con este dios.
La comedia estuvo básicamente
dedicada a burlarse de los contemporáneos, incluyendo Sócrates (la sátira más
famosa contra este filósofo fue "Nubes" de Aristófanes).
Sócrates (469-399 AC) pudo haber
tenido su cabeza en las nubes y fue retratado en la comedia de Aristófanes como
alguien que podía elaborar ideas científicamente absurdas ("¿Cómo mido el
salto de una pulga?") con otras socialmente subversivas ("Puedo
enseñarle a cualquiera a ganar una discusión, incluso si está
equivocado").
Esa imagen no coincide con las
principales fuentes biográficas sobre Sócrates, sus pupilos Platón y Xenofón.
Ambos lo tratan con gran respeto y lo consideran un guía moral, pero no cuentan
mucho de cómo empezó el filósofo.
En realidad, la primera
descripción que tenemos de Sócrates, en sus 30s, es de un hombre de acción.
Sirvió en una campaña militar en
el norte de Grecia en el 432 A.C. y durante una brutal batalla le salvó la vida
a su amado y joven amigo Alcibíades.
Después no volvió a dejar Atenas
y pasó su tiempo tratando de que sus compatriotas examinaran su propia vida y
sus pensamientos.
Podemos especular con que
Sócrates coqueteó con las ciencias y la política en su juventud, hasta que una
experiencia de vida o muerte en el campo de batalla lo transformó en un devoto
buscador de la sabiduría y la verdad.
Como no escribió nada, las
enseñanzas de Sócrates como filósofo nos vienen de los diálogos escritos por su
pupilo Platón. Platón tuvo también su pupilo, Aristóteles, que fue tutor de
Alejandro, príncipe de Macedonia.
Alejandro (356-323 AC) se
convirtió en uno de los más grandes generales que el mundo ha visto.
Según fuentes antiguas, sin
embargo, su apariencia física no era muy atractiva. Bajo de estatura y fornido,
era un gran bebedor de complexión ruda, voz rasposa y un temperamento impulsivo
que en una ocasión lo llevó a matar a su compañero de batallas Clito en un
ataque de ira.
A medida que pasaron los años,
Alejandro se volvió más paranoico y megalómano.
Sin embargo, en 10 breves años,
desde sus 20s, forjó un imperio que se extendió desde Egipto hasta India. Nunca
derrotado en batalla, utilizó máquinas de guerra innovadoras y tan efectivas
como el imaginario Caballo de Troya.
Su éxito militar fue casi milagroso
y en los ojos del mundo antiguo, no ajeno a las guerras y las conquistas, se
ganó el título de "Magno".
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