¿Qué quieren las mujeres de una
app de citas?
Forbes México - sábado, 26 de
julio de 2014
La cepa de la cultura machista
que atraviesa el mundo de la tecnología pudo haber alcanzado su máxima
expresión con Tinder, donde una ex ejecutiva asegura que le llamaron “zorra” y
“puta”, y fue acosada por los detalles de su vida sexual, entre otras
indignidades que alega en una demanda reciente.
Pero ese tipo de comportamiento,
más allá de los límites que puede tener el mundo corporativo, no está nada
alejado de la clase de cosas que las mujeres encuentran todos los días en
Tinder y otros servicios de citas en línea, de acuerdo con Brian Freeman y
Andrew White, cofundadores de una nueva aplicación de búsqueda de amor llamada
Wyldfire.
Wyldfire debe más que una poca de
su inspiración a Tinder, que Freeman y Black probaron por primera vez hace un
año, cuando ambos recién habían terminado relaciones a largo plazo y buscaban
reiniciar su vida en pareja. Comparando notas, cada uno observó que la mayoría de
las mujeres que se encontraban parecía excesivamente cautelosa.
“Empezamos a platicar con ellas y
la charla terminaba muy rápidamente. Ni siquiera habíamos tenido oportunidad de
decir algo espeluznante o loco y nos abandonaban”, dice Freeman.
Intrigados, hicieron una
investigación y descubrieron que la mayoría de las app y sitios de citas tienen
más usuarios masculinos que femeninos. Luego encuestaron a sus amigas acerca de
sus experiencias con citas en línea, y se enteraron de que el mayor inconveniente
eran los acercamientos indiscriminados y explícitos que recibieron de los
chicos. “Eso nos puso a pensar”, dice Freeman.
La idea que surgió: un servicio
basado en una app a la que los hombres sólo pudieran unirse si son invitados
por una mujer. En esencia, todos los hombres tendrían la aprobación de una
mujer, y una etiqueta imaginaria de “no loco ni pervertido”. Hay algunas otras
peculiaridades; por ejemplo, los chats están limitados a 20 mensajes para
evitar perder el tiempo, pero en general es básicamente un mucho como Tinder,
como sus cofundadores admiten. “Sin tinder no existiríamos”, dice Freeman.
“Hemos tomado la idea y la modificamos para hacer lo que pensamos que supera el
valor de la idea original.”
Desde la publicación de la
versión beta publicada en junio pasado, Wyldfire tiene alrededor de 6,000
usuarios, pero el demográfico es 60/40 femenino, una proporción que Freeman
dice muestra que están en el camino correcto. “Hemos hecho un poco de lo
imposible y creamos una aplicación heterosexual en que hay más chicas que
chicos”, dice.
Un cínico podría decir que suena
menos como un espacio seguro para hombres y más como una fiesta de fraternidad,
sobre todo teniendo en cuenta quién está detrás de esto: dos treintañeros de
San Diego.
“Somos dos hombres –reconoce
Freeman–, pero creo que desde el principio aprendimos que en el mundo de las
citas las mujeres, en esencia, son las que conducen el programa.” Cinco de los
11 miembros del equipo de la startup son mujeres (aunque ninguna es ingeniera),
además de “tres o cuatro chicas en nuestro consejo de asesoras”, y están
esperando contratar a otra mujer como directora de marketing. “Nos hemos
rodeado de mujeres porque de lo contrario estaríamos cometiendo el mismo error
que sentimos que cometen todos los demás”, dice Freeman.
Sarah Cardey, gerente de
Operaciones de Wyldfire, dice que ella y las otras mujeres en el equipo a
menudo consideran “bajar el tono de voz” de Freeman y White. “Siguen siendo
chicos, así que algunas de sus ideas no necesariamente coinciden con la forma
en que una mujer ve las cosas”, dice. Un ejemplo: Freeman y White pensaron que
estaría bien publicar la puntuación asignada a cada usuario por el algoritmo de
coincidencias; las mujeres en el equipo les convencieron de hacer una función de
“tendencias”, pero dejar de lado el número.
Con el respaldo de 150,000
dólares en fondos ángel, Wyldfire está creciendo con la ayuda de una
aceleradora de móviles en San Francisco llamada Momentum. Ya en San Diego, Los
Ángeles y San Francisco, lanzará sus servicios en cinco nuevas ciudades esta
semana: Nueva York, Chicago, Londres, Washington, DC, y Boston.
Para una startup con fondos
limitados que necesita publicidad, los recientes acontecimientos en Tinder no
podrían haber estado mejor cronometrados. Aunque insistió en que “no estamos
disfrutando de la desgracia de otra empresa”, Freeman admite que es de gran
ayuda.
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