¿Qué tienen que ver los elefantes
con la esclavitud?
BBC - sábado, 26 de julio
de 2014
La desaparición de animales
salvajes está relacionada con el aumento del tráfico de personas y de la
esclavitud infantil, sugiere una nueva investigación.
Científicos ecologistas sugieren
que la escasez de fauna silvestre supone que la población de muchos países
necesiten más esfuerzos para encontrar alimento.
Y los niños son utilizados a
menudo para satisfacer la avidez de mano de obra barata, especialmente en la industria
pesquera.
El declive de especies también
aporta lo suyo a "la proliferación del terrorismo y en la
desestabilización de las regiones", dicen los expertos.
El tráfico ilegal de marfil está diezmando a
los elefantes africanos.
De acuerdo con el trabajo
publicado en la revista científica Science, "la obtención de alimentos de
animales silvestres de mar y tierra provee más de US$400.000 millones, es el
sustento del 15% de la población global y es la fuente principal de proteína
animal para más de mil millones de los habitantes más pobres del planeta".
Pero los autores dicen que la
rápida disminución de especies ha aumentado la demanda de trabajo esclavo. El
declive de los caladeros en todo el mundo hace que los barcos tengan que viajar
más lejos y en condiciones más difíciles para encontrar peces.
En Asia hay cada vez más casos de
personas de Birmania, Camboya y Tailandia que son vendidas a barcos pesqueros
en los que permanecen varios años en el mar, sin paga y obligados a trabajar 18
o 20 horas al día.
"Hay un vínculo directo
entre la escasez de vida silvestre, la demanda de mano de obra para la
obtención de alimentos de origen animal y este drástico aumento de la
esclavitud infantil", dijo Justin Brashares, de la Universidad de
California, Berkeley, EE.UU., autor principal del estudio.
"Muchas comunidades que
dependen de estos recursos de fauna silvestre no tienen la capacidad de
contratar más trabajadores, así que en cambio buscan mano de obra barata, y en
muchas áreas esto ha llevado abiertamente a la compra de niños como
esclavos".
Esta explotación también ocurre
en África, donde la gente que solía encontrar alimento en los bosques vecinos
ahora debe viajar varios días para encontrar sus presas.
De la pesca a la piratería
Y si los animales desaparecen de
bosques y océanos, quienes viven de ellos deben multiplicar sus esfuerzos de
subsistencia y es cuando adultos y niños caen víctimas de la violencia o la
trata, utilizados para abaratar la producción.
Y para mostrar cómo afecta esto a
distintas poblaciones, los investigadores contrastaron el resultado del colapso
de la pesca en la costa noreste de Estados Unidos y en las agua de Somalia.
Mientras que en EE.UU. el declive
fue amortiguado por subsidios federales para volver a capacitar a los
pescadores, en Somalia el aumento de la competencia por la pesca llevó al
crecimiento de la piratería.
"Así es como comenzó todo el
conflicto somalí", dijo Brashares.
"Los pescadores comenzaron a
salir con armas, intentando multar a los barcos que estaban pescando de forma
ilegal en sus aguas".
"Desafortunadamente, una
parte de esa comunidad dijo 'podemos conseguir más dinero pidiendo rescates por
esos barcos que pescando'".
Además, la presión que siguen
haciendo los países de Occidente al agotar caladeros de África y otras partes
del mundo sigue contribuyendo a este problema.
La crisis del marfil
El incremento del valor de
objetos como partes de tigre y marfil de elefante han alimentado una explosión
del tráfico de fauna salvaje, con grupos poderosos que lo utilizan para
financiar sus objetivos.
Naciones Unidas estima que cada
año se matan entre 20.000 y 25.000 elefantes en África, de una población de no
más de 650.000.
Los autores señalan a varias
milicias, como los Yanyauid en Sudán, el Ejército de la Resistencia del Señor
en Uganda y Sudán del Sur, Al Shabab en Somalía y Boko Haram en Nigeria, que
según ellos están involucradas en el tráfico ilegal de marfil y cuernos de
rinoceronte para financiar sus actividades.
Pero aunque hay en marcha varias
medidas como parte de una "guerra contra la caza furtiva", los
autores creen que esto es sólo un parche que no tiene en cuenta el contexto más
general.
"Podemos seguir tratando de
taparlo con pequeñas acciones de imposición de la fuerza", dijo Brashares.
"Pero hasta que empecemos a
ocuparnos el asunto más grande que es el mal gobierno y la libertad global para
todos, no vamos a resolver la marea de conflictos".
El estudio resalta, sin embargo,
algunas medidas que sí pueden funcionar. Cuando los gobiernos locales le dan a
pescadores y cazadores el acceso exclusivo a ciertas áreas, dicen los
investigadores, pueden reducirse las tensiones sociales.
En este sentido, destacan cómo
está estructurada la pesca de la isla Fiji en torno a derechos territoriales y
las políticas proactivas en Namibia que han ayudado a reducir la caza furtiva.
"La parte más importante de
este artículo, creo, es que necesitamos comprender mejor los factores que
subyacen bajo la merma de la pesca y la fauna silvestre desde una perspectiva
local, y que los estudios interdisciplinarios son probablemente la mejor opción
para facilitar esta comprensión", dijo por su parte Meredith Gore,
investigadora de la Universidad Estatal de Michigan que no participó de este
trabajo.
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