Fiebre de recursos naturales
amenaza a nativos de Suramérica
AFP - martes, 29 de julio
de 2014
La extracción de recursos
naturales, obras de infraestructura y el turismo ponen en riesgo a las
comunidades indígenas que viven aisladas en las zonas más remotas de
Suramérica, según un informe de la CIDH difundido este martes.
Las incursiones en los
territorios indígenas "se dan en su mayoría en el contexto de extracción
de recursos naturales", indicó la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH) en el documento de unas 80 páginas.
Según la CIDH, las actividades de
extracción "representan quizás la mayor amenaza al pleno goce de los
derechos humanos" de esos pueblos, que viven en aislamiento voluntario o
con esporádico contacto con el mundo exterior.
La CIDH recoge casos de tala
legal o ilegal de madera en Perú, Brasil o Ecuador, extracción de hidrocarburos
en Bolivia, minería ilegal en Venezuela o ganadería y agricultura de soja en
Paraguay.
Pero también la construcción de
carreteras o proyectos de centrales hidroeléctricas en territorios protegidos.
La demanda creciente de materias primas
alimentó el desarrollo en la última década de los países suramericanos, ricos
en recursos energéticos y minerales, a veces en conflicto con los reclamos de
grupos ecologistas e indígenas.
"En este contexto, el reto
para los Estados, organismos de derechos humanos y defensores es lograr la
protección de los derechos de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario y
contacto inicial, o ser testigos de su desaparición", señaló la CIDH.
Unos 200 pueblos indígenas y
cerca de 10.000 personas viven en zonas remotas de la selva amazónica y la
región del Gran Chaco (que comparten Paraguay, Bolivia, Argentina y Brasil) en
Suramérica, la mayor población aislada en el mundo.
Esas poblaciones viven en una
"situación única de vulnerabilidad", bajo amenaza tan solo con entrar
en contacto con extraños, según la CIDH, órgano autónomo de la OEA.
Tan solo el contacto con
misioneros o científicos, o el hallazgo de utensilios o alimentos desconocidos
representa una amenaza para su cosmovisión y una "pérdida cultural
irreparable".
Los pueblos indígenas aislados
también han sido víctimas de contagios de enfermedades extrañas o de agresiones
directas por las incursiones de terceros.
En ocasiones "el pueblo pasa
de una situación de autosuficiencia en la selva a una dependencia casi total de
quienes le proporcionan comida y medicamentos", con un "gran efecto
desmoralizante en la identidad del pueblo", según el informe.
La CIDH también pidió regular el
turismo en las zonas indígenas, señalando que la noción de las comunidades
aisladas como "atractivo 'turístico' menoscaba el respeto a su dignidad en
tanto sujetos de derecho como pueblos y como personas".
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