BRANDING: FACTOR ESTRATÉGICO DEL
DESARROLLO EMPRESARIAL
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Surgimiento de las primeras
marcas
En las etapas iniciales de la
historia humana, la existencia de las marcas era totalmente innecesaria debido
al trueque, la producción artesanal y las formas rudimentarias de
comercialización surgidas con la aparición de las primeras monedas. Sin
embargo, la producción masiva de bienes y servicios —fruto de la Primera
Revolución Industrial surgida en Inglaterra, en el siglo XVIII, así como de la
Segunda Revolución Industrial emergida en Inglaterra, en el siglo XIX, pero
capitalizada posteriormente por Estados Unidos— crea la necesidad de dar
identidad a los productos elaborados en la naciente sociedad industrial.
Fue precisamente a partir del
siglo XIX cuando los industriales deciden darle nombre a sus productos para que
la gente los diferenciara de aquellos elaborados por la competencia. Es así
como surgen las primeras marcas.
Al principio el énfasis estaba
puesto en las ventas. El objetivo era desplazar todo aquello que se producía.
La preocupación por conocer los gustos y necesidades de los consumidores
prácticamente no existía, en tanto que la diversidad de productos dentro de una
misma categoría era muy reducida. La demanda era muy superior a la oferta.
A partir de la segunda mitad del
siglo XX, los productores de bienes y servicios voltearon la vista hacia el
consumidor, el cual, hasta ese momento, había sido el gran olvidado. Surge la
mercadotecnia moderna, teniendo como pilares de su desarrollo a la planeación
estratégica, la publicidad y la investigación de mercados.
El consumidor se volvió el centro
de interés de todas las empresas. Conocer quién era, cómo era, cómo y dónde
vivía, cuáles eran sus gustos, necesidades, preferencias y motivaciones,
determinar sus estilos de vida y sus hábitos de compra y de consumo, e
investigar sus patrones de exposición y consumo de medios, se convirtieron en
la preocupación central de mercadólogos, publicistas, investigadores de
mercado, publirrelacionistas y directores de medios. Los objetivos, estrategias
y planes de mercadotecnia, publicidad y ventas se centraron en determinar los
gustos y necesidades del consumidor para satisfacerlo mejor que la competencia.
Los mercados se segmentan. Las
marcas lanzan extensiones de línea buscando cubrir necesidades anteriormente no
satisfechas. La competencia entre marcas se recrudece, lo cual lleva a
incrementar los estándares de calidad para ofrecer mejores productos al consumidor;
productos que inspiraran confianza y ganaran la preferencia del mercado. Surgen
los conceptos de calidad total que involucran a toda la empresa, desde el
director general hasta el último de los empleados, buscando un mejor servicio y
atención al consumidor.
La construcción estratégica de
marcas o branding
La orientación hacia el
consumidor era fundamental, aunque no suficiente. Fue preciso balancear la
ecuación dándole mayor fuerza a aquello que las empresas le ofrecían al
consumidor, es decir: las marcas.
Los estudios de mercado, basados
en los descubrimientos de algunas disciplinas científicas como la psicología
social, la sociología, la antropología social, la psicología cognitiva, la
semiótica y más recientemente las neurociencias, llevaron no solo a determinar
cómo se formaban, reforzaban o cambiaban las actitudes, las conductas, los
valores y las creencias, así como los gustos y preferencias del consumidor,
sino a identificar la forma en que el cerebro humano percibe, atiende y
memoriza —todo ello de forma selectiva— la información proveniente del medio
físico, social y cultural que le rodea y, en el caso específico que nos ocupa,
de los mensajes publicitarios.
Se determinó asimismo qué tipos
de necesidades experimenta el ser humano y qué hacer para satisfacerlas. Surge
así el conocimiento de las necesidades funcionales y las emocionales. En este
último caso, catalogadas, a su vez, en necesidades de expresión (aquello que la
persona expresa de sí misma al comprar un determinado producto o hacer uso de un
cierto producto) y necesidades de gratificación (aquellos sentimientos de gusto
y satisfacción que experimenta alguien por comprar y consumir un producto o
servicio). Se descubrió que, contrariamente a lo que se había pensado a lo
largo de muchos siglos, el ser humano es esencialmente emocional y no tanto
racional. Fue así como surgió la construcción estratégica de marcas o branding,
en gran parte como fruto de las valiosas aportaciones de diversas disciplinas
científicas al campo de la mercadotecnia, la publicidad y las ventas.
Las estrategias de mercadotecnia
y de construcción de marcas se sofistican. El proceso por el cual transita una
marca en sus etapas de desarrollo se redefine y afina, como fruto de lo
anterior, partiendo de la necesidad de que la marca tenga un nombre que la
identifique y la distinga. Siguiendo con la comunicación inteligente, atractiva
y emocional de dicho nombre para que el consumidor registre en su mente que la
marca existe (conciencia de marca), que identifique sus principales
características y la diferencie de las marcas de la competencia. Que no solo la
elija y la pruebe, sino que la recompre en varias ocasiones hasta ganar su
preferencia, como fruto de la experiencia positiva que tuvo con esta. Que con
el paso del tiempo desarrolle lealtad a dicha marca e incluso que logre una
vinculación emocional tal que lo lleve a comprometerse. Este último paso se da
cuando el consumidor se vuelve un auténtico apóstol de la marca, fruto de la
vinculación emocional que surgió de la relación entre ambos, llegando incluso a
recomendarla en sus pláticas casuales con familiares, compañeros y amigos. Es
decir, con su círculo social primario.
Sin embargo, para que el proceso
de desarrollo de una marca se dé, es necesario que exista una plataforma sólida
que constituya el corazón estratégico de la marca y el cual consta de los
siguientes elementos fundamentales:
1. La imagen, que es aquello que
la marca proyecta al mercado, y que constituye la base de las percepciones que
el consumidor tiene acerca de esta. Dicha imagen tiene que ser sólida, positiva
y atractiva para abrirse camino en el mercado en el que compite.
2. El posicionamiento, que es el
lugar que la marca ocupa en la mente del consumidor, en comparación con el que
ocupan las marcas de la competencia. Este fenómeno nos lleva a concluir que la
elección de cualquier marca por parte del consumidor es fruto de un proceso de
comparación versus otras alternativas existentes en el mercado. La marca mejor
posicionada en la mente del consumidor tendrá necesariamente una ventaja
competitiva en el mercado.
3. La personalidad, que es
aquello que distingue a una marca y la diferencia de las marcas competidoras.
La personalidad de marca proyecta su carácter y temperamento. Nos habla de si
esta es esencialmente masculina o más bien femenina. Si es fuerte y agresiva o
delicada y tierna. Si es alegre y bullanguera o tranquila y apacible. Moderna e
innovadora o tradicional y conservadora. No hay personalidad perfecta o ideal.
Cada marca deberá tener y proyectar la personalidad adecuada al mercado en que
compite, así como a los gustos y necesidades de su consumidor.
4. La esencia de marca, que es
algo intrínseco, propio de la marca, aquello con lo cual nació y que es
irrenunciable. Es una especie de información genética o ADN de la marca.
5. El Brand equity, que
constituye el valor y la fortaleza de la marca, aquello que hace que el
consumidor la prefiera, la busque e incluso que esté dispuesto a pagar un poco
más por ella, con tal de adquirirla.
Papel estratégico de las marcas
en el desarrollo de las empresas
Gradualmente, las empresas han
descubierto la importancia estratégica que tienen las marcas para el
fortalecimiento de su propia imagen y reputación corporativa. Asimismo, el
contar con marcas fuertes que ocupan una posición destacada en el mercado,
ayuda a fortalecer el orgullo y sentido de pertenencia que experimentan los
empleados respecto a la empresa en la que laboran.
De hecho, hoy en día muchas
empresas han llegado a constituirse en marcas fuertes, poderosas y prestigiadas
que gozan de gran reputación y reconocimiento tanto a nivel nacional como
internacional. Al igual que las marcas de productos, las marcas corporativas
son fruto del establecimiento de objetivos, estrategias y planes muy específicos,
encaminados a lograr el desarrollo y fortalecimiento de la imagen,
posicionamiento y personalidad de la empresa.
La importancia estratégica de las
marcas en nuestra sociedad es tal que, hoy en día, no solo los productos, los
servicios y las empresas e instituciones son marcas, sino que los artistas,
deportistas y personajes de la vida pública, incluyendo a los políticos, son
una marca no solo con características distintivas, sino con capacidad de atraer
el interés del público y de constituirse en modelos a imitar por parte de
algunos sectores de la población.
Evolución del branding en las
próximas décadas
En la sociedad digital,
participativa, interactiva y transmediática en la que vivimos, las marcas
cobran cada día mayor importancia. El consumidor es cada vez más exigente con
aquello que adquiere. Por una parte, busca a ciertas marcas con las cuales se
identifica, pero por la otra manifiesta abiertamente su rechazo ante aquellas
que le decepcionaron, lo cual le lleva a difundir dicho malestar a través de
las redes sociales. El consumidor vive en cierta forma un proceso de
coconstrucción de marcas, lo cual constituye nuevos retos para los
profesionales de la mercadotecnia, la publicidad, las ventas y la estrategia de
mercados.
Las nuevas formas de
comunicación, participación e interacción social obligan a los estrategas del
marketing a replantearse objetivos, estrategias y planes. A romper paradigmas y
preguntarse si aquello que hasta ahora había funcionado, lo seguirá haciendo en
el futuro. El reto es la innovación constante, la prospectiva, el conocimiento
profundo de las tendencias y de los signos de nuestro tiempo. Se requiere más
que nunca que los hombres y mujeres del mundo de la mercadotecnia y la
publicidad exploren nuevas avenidas de desarrollo y proyección de sus marcas,
cuyo mercado, competencia y consumidores han cambiado radicalmente y requieren
de nuevas formas de respuesta.
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