El fútbol argentino, en crisis y
especializado en exportar a jugadores
AFP - domingo, 13 de julio
de 2014
El fútbol argentino, otrora cuna
de estrellas, se ha convertido en una industria que exporta a sus más
prometedores jugadores en busca de dinero y cuya liga no pasa por su mejor
momento, pero sueña con ser campeón del mundo 28 años después de su último
título.
El esplendor del campeonato local
es cosa del pasado.
La época en la que figuras como Daniel
Passarella, Ariel Ortega, Ricardo Enrique Bochini, Martín Palermo, Marcelo
Gallardo, Mario Kempes o Gabriel Milito defendían las camisetas de los clubes
más importantes de Argentina ha dado paso a un torneo que sirve de escaparate
para los más jóvenes.
Así es que, en los últimos diez
años, Argentina, el país que más títulos de la Copa Libertadores tiene en su
haber, con 22, sólo cuenta con dos equipos campeones: el Boca Juniors, en 2007,
y el Estudiantes de la Plata, en 2009.
Además, clásicos de la talla del
River Plate y el Independiente de Avellaneda, dos de las escuadras más
laureadas del país, han vivido su particular infierno personal recientemente,
al sufrir sendos descensos de categoría, a la Nacional B.
La profunda crisis económica de
principios de siglo y la constante inestabilidad del país a nivel financiero
han minado las arcas de los equipos locales, que hoy se conforman con seguir
existiendo a través de las ventas de sus más talentosos y aún imberbes
proyectos de estrella.
- Adolescentes rumbo a Europa -
Argentina entera sueña con la
tercera estrella de campeón del mundo desde hace casi tres décadas, desde que
la leyenda Diego Armando Maradona llevara a su país al título en México-86.
Después, la nada... ¿hasta este domingo?
El escenario, el mítico Maracaná,
parece el ideal para ello. Un templo del fútbol, en el país del fútbol por
antonomasia y con un jugador, Lionel Messi, que quiere derribar el único muro
que le falta en su eterna comparación con su ídolo Maradona: levantar la Copa
del Mundo para su país.
La 'Pulga' es el ejemplo perfecto
de lo que es, hoy en día, el balompié albiceleste. El delantero abandonó su
ciudad natal, Rosario, con sólo 13 años, en busca de un futuro mejor en
Barcelona.
En el equipo español sumó cuatro
Balones de Oro, tres Ligas de Campeones y seis Ligas entre otros muchos
títulos, convirtiéndose en uno de los mejores jugadores de la historia, lejos
de su casa.
Messi nunca jugó en Argentina
profesionalmente. Varios de sus compañeros sí lo hicieron, pero abandonaron su
tierra tras sólo un puñado de partidos rumbo a Europa. Es el caso, por ejemplo,
de Sergio Agüero, que debutó en el Independiente con 15 años y, con 18, firmó
por el Atlético de Madrid por cerca de 25 millones de euros.
Gonzalo Higuaín también aterrizó
en la capital de España, tras estrenarse con la camiseta del River con 18 años
y fichar por el Real Madrid con 19 por más de 10 millones de euros.
Ángel di María se vistió por
primera vez la camiseta del Rosario Central con 17 y emigró a Portugal, al
Benfica, con 19. Hoy brilla con luz propia en el ganador de la Liga de
Campeones.
Incluso el héroe ante Holanda en
las semifinales al atajar dos penaltis en la decisiva tanda final, el arquero
Sergio Romero, hizo las maletas con 20 años, dejando atrás su Racing de
Avellaneda para ponerse los guantes del AZ Alkmaar holandés.
- Tan lejos, tan cerca -
Muchos argentinos no han visto o
no recordarán haber visto a muchos de estos jugadores con las camisetas de los
equipos locales. Los descubren cuando llaman la atención en el 'Viejo
continente', con actuaciones destacadas por la prensa y la crítica y comienzan
a vestirse la albiceleste.
No en vano, los únicos que han
tenido minutos en el Mundial y juegan en la liga local son Maxi Rodríguez
(Newell's), que salió del banquillo ante Holanda y desarrolló toda su carrera
en España (Espanyol y Atlético de Madrid) e Inglaterra (Liverpool), y Fernando
Gago (Boca Juniors), que perdió su lugar en el equipo titular, en detrimento de
Lucas Biglia y Enzo Pérez.
Javier Mascherano brilló en el
River antes de fichar por el Corinthians con 21 años para, posteriormente,
desembarcar en Inglaterra. Primero, el West Ham y más tarde, el Liverpool,
antes de reunirse con Messi en el Barcelona.
Hoy, el 'Jefecito' representa
como nadie el plan de juego del director técnico Alejandro Sabella. Mascherano
es sacrificio, solidaridad, esfuerzo incansable, energía y rigor táctico, las
señas de identidad de una selección donde sólo Messi se sale de la norma.
Los argentinos triunfan lejos de
Argentina, pero son Argentina. Brillan lejos, pero se sienten cerca.
Su campeonato no luce como antes,
sus jugadores abandonan el país como semianónimos para regresar convertidos en
estrellas.
Hoy están a 90 minutos de ser
campeones del mundo en Brasil, el escenario idílico que ocupaba el imaginario
de todos sus habitantes antes del inicio del Mundial.
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