El "futebol" fue el rey
en Brasil 2014
AFP - domingo, 13 de julio
de 2014
El Mundial 2014 en Brasil tenía
que ser una fiesta y lo fue, con una lluvia de goles, partidos increíbles, un
público apasionado y un torneo sin graves incidentes, salvo para la Seleçao
anfitriona, humillada en semifinales.
Lluvia de goles
Gracias a la paliza infligida a
Brasil en semifinales (7-1), la edición 2014 está solo a un gol del récord de
1998 (170 goles contra 171). Y todavía queda la final.
La 'Copa do Mundo' debe esta
abundancia a una fase de grupos en la que proliferaron los marcadores
abultados, como el 5-1 de Holanda-España, el 5-2 de Francia-Suiza, el 4-1 de
Colombia-Japón, el 4-2 de Argelia-Corea o el 4-0 de Alemania-Portugal.
Luego, en octavos y en cuartos de
final, la intensidad y el miedo a la eliminación redujeron el número de
disparos entre los tres palos. No hubo nunca más de tres goles en total en el
tiempo reglamentario y/o después de la prórroga.
En los 12 primeros partidos por
eliminación directa, la media fue de 1,91 goles por partido, contra 2,83 en la
primera fase. Con los correctivos que Alemania (7-1) y Holanda (3-0)
infligieron a Brasil, el promedio subió a 2,69.
Estrellas derrocadas, nuevos
cracks
En un país que vio nacer a Pelé,
Garrincha y Ronaldo, estaba escrito que el Mundial tendría bellas historias de
delanteros. Pero hubo también despedidas brutales, como el del Balón de oro
Cristiano Ronaldo, eliminado en la primera fase con Portugal. Wayne Rooney e
Inglaterra, Mario Balotelli e Italia, Andrés Iniesta --autor del gol de la
victoria en la final de Sudáfrica 2010-- y España, también abandonaron Brasil
tras la fase de grupos sin brillar. Messi, con Argentina, llegó hasta la final.
Surgieron también nuevos rostros.
Y el del colombiano James Rodríguez fue el que copó más portadas y minutos de
televisión. El joven y apuesto jugador del Mónaco encantó con sus regates y sus
goles (6). La fiesta habría sido perfecta si Neymar no hubiese salido en
camilla en los cuartos de final, con una vértebra fracturada por un rodillazo
de un rival.
La otra imagen negativa del
Mundial será la de Luis Suárez mordiendo al defensa italiano Giorgio Chiellini
en pleno encuentro. 'Drácula' Suárez fue sancionado con nueve partidos
oficiales de suspensión e inhabilitado de cualquier actividad relacionada con
el fútbol durante cuatro meses. Su apelación fue rechazada y ahora acudirá al
Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) para suavizar la sanción.
El amigo público número 1
En la Copa de las Confederaciones
el año pasado, los jugadores de la Seleçao y su público adoptaron la costumbre
de seguir cantando el himno nacional a capella cuando se apagaba la música. Una
moda que continuó durante el Mundial, y eso desde el partido inaugural el 12 de
junio en Sao Paulo (3-1 de los brasileños ante Croacia).
Pero otros países de Sudamérica
rápidamente imitaron al equipo anfitrión, produciendo emoción a raudales. Y las
tribunas fueron un magnífico escaparate de aficionados luciendo los modelos más
delirantes. Como los brasileños pintados íntegramente de verde en homenaje a
Hulk o los hinchas de la Mannschaft con pantalones cortos de cuero bávaros. O
incluso los estadounidenses disfrazados de general Patton, con cascos y medallas
en el pecho a pesar del bochorno tropical en Manaos.
Debut exitoso de la tecnología
El Mundial de 2010 tuvo a los
árbitros como grandes protagonistas. Frank Lampard vio como le anulaban un gol
válido en un explosivo Alemania-Inglaterra en octavos de final. Para que no se
repitiera ese momento, en Brasil 2014 se utilizó por primera vez en un Mundial
la tecnología de detección de gol. Y sirvió. Francia fue el primer beneficiado
por este sistema ante Honduras en la primera fase.
La otra innovación es muy
sencilla, pero también muy útil. Los colegiados utilizaron un aerosol de espuma
evanescente para marcar en el suelo la línea detrás de la que debe colocarse la
barrera en un saque de falta. Una pequeña revolución para que ésta no modifique
su posición reglamentaria.
Por supuesto, eso no eliminó del
todo las polémicas. Algunos reprocharon la ausencia de amonestación para el
colombiano Juan Camilo Zúñiga por haber lesionado a Neymar. ¿Pero qué sería del
fútbol sin las discusiones en torno al arbitraje?
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