Ser tacaño tiene costo emocional
Infobae - lunes, 3 de noviembre de 2014
Ser tacaño también tiene un costo... emocional.
Un estudio científico reveló que aquellas personas que escatiman el dinero son
más propensas a sufrir estrés y ansiedad que quienes son más generosos, ya que
atraviesan menos preocupaciones.
La investigación, realizada por la Universidad
de Queensland, Australia, analizó los comportamientos humanos y las reacciones
fisiológicas mediante un juego de negociación financiera llamado "Juego
del ultimatum". El desafío consta de un jugador que propone cómo dividir
una cantidad de dinero y un segundo jugador que debe aceptar o rechazar la
oferta. Si dos jugadores la rechazan, ninguno recibe ningún dinero.
Es de esperar que el segundo jugador siempre
acepte la propuesta que se le realice, ya que, de todos modos, esta siempre
mejoraría su situación ya que parte sin ninguna cantidad. Sin embargo, el
experimento se ha realizado en numerosos países y la complejidad de la
experiencia determina que ante una situación de abuso de poder o un trato
humillante, se prefiere castigar al contrincante y hacer que ambos lo pierdan todo,
antes que aceptar la propuesta.
En este caso, los expertos encontraron que no
sólo los que recibieron ofertas relativamente bajas experimentaron estrés, sino
también aquellos que hicieron las ofertas bajas, en comparación con las
personas que fueron más generosas.
El profesor Uwe Dulleck, autor del estudio de
la Universidad de Tecnología, dijo que analizó los factores emocionales de los
participantes en situaciones de ultimátum: "Queríamos comprender las
reacciones fisiológicas que tiene la gente en estas situaciones tan límite
mientras usamos monitores de ritmo cardíaco para realizar un seguimiento de la
variabilidad del ritmo cardíaco -la variación en el intervalo de tiempo entre
los latidos del corazón-," dijo.
"En cuanto al juego, encontramos que las
ofertas bajas, típicamente por debajo del 40 por ciento del total, aumentaron
el ritmo cardíaco y los niveles de estrés, tanto del que realiza la oferta como
de quien la recibe".
El coautor, doctor Markus Schaffner, remarcó
una 'culpa' sentida en el momento de hacer una oferta baja, lo que sería una
posible explicación para el aumento de la tensión.
"Esto puede ser visto como evidencia de
que nos solidarizamos con la gente y nos ponemos en sus zapatos en este tipo de
situaciones. Los resultados indican que tenemos sentimientos negativos cuando
tratamos injustamente a alguien, por ejemplo, ofreciendo un valor por debajo
del 40 por ciento del total. Hay un costo emocional y fisiológico y nos
sentimos incómodos. La contraparte también se siente estresada con ello
-primero, porque sufren la injusticia, y segundo, porque tienen la oportunidad
de castigar al ofertante al rechazar su ultimatum y dejar a ambos sin
dinero".
"Nuestra preferencia es ser justo y es
probable experimentar el placer de realizar ofertas justas", concluyó.
El perfil tacaño
La licenciada Adriana Guraieb, miembro de la
Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), describe a Infobae cómo sería este
tipo de personalidad 'tacaña': "Se caracterizan por un sentimiento de
dolor, de profundo sufrimiento a veces insoportable, ante la idea de gastar
dinero, pues nunca les resulta suficiente lo que tienen".
¿Los tacaños nacen o se hacen? "Considero
que estos patrones de comportamiento tienen su origen en la primera infancia,
en donde les faltó afecto y se aferraron a los objetos, regalos, como lo único
sobre lo que ellos pudieran controlar, manejar, dominar, y de ahí que es
bastante complejo pretender que cambien porque está muy fijado el valor que le
adjudican al dinero. Como dice el viejo refrán: 'Viven pobres y mueren
millonarios'".
Dentro de esas características, señala la
licenciada, el placer se centra en "retener y acumular". "Son
personas que le otorgan más importancia al dinero que a cualquier vínculo
afectivo, de allí que sean personas con poca posibilidad de mantener una
pareja, porque es muy frustrante vivir junto a quien solo le importa acumular
plata".
Algunos profesionales diferencian al tacaño del
avaro aludiendo que "el tacaño es la persona que ahorra y gasta poco,
mucho menos de lo que le gustaría, pero siempre lo gasta en su persona y en sus
placeres, mientras que el avaro, acumula y tiene profunda incapacidad de
disfrutar, solo puede ansiosamente y ambiciosamente acumular dinero y es un
verdadero tacaño consigo mismo".
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