Los guerreros secretos de Churchill
El Confidencial - lunes, 3 de noviembre
de 2014
El libro de Damien Lewis Churchill's Secret
Warriors (Quercus) recoge una de las historias menos conocida de la Segunda
Guerra Mundial pero igualmente impresionante: la de un pequeño grupo de hombres
sanguinarios que sembraron el terror trás las líneas enemigas actuando bajo las
órdenes del propio Churchill.
Brian Viner recoge en el Daily Mail algunas de
las historias que se pueden encontrar en el libro de Lewis para presentarnos a
este ejército secreto poco convencional y extremadamente violento, cuya arma
preferida era el arco y la flecha.
Conocidos oficialmente como la Small Scale
Raiding Force (SSRF), este comando secreto actuaba sin piedad y se infiltraba
allá donde les ordenaban con el objetivo de derribar al enemigo con tácticas
poco “comunes”.
Bajo el mando del aristócrata danés Anders
Lassen –conocido como Andy–, personaje carismático y sin escrúpulos, la SSRF
terminó por ser conocida como el Ministry of Ungentlemanly Warfare (algo así
como ministerio de la guerra poco gentil), encargado de sembrar el terror entre
las filas nazis.
La SSRF, sin moral ni control
La SSRF se creó en julio de 1940 como una
unidad secreta formada esencialmente para operaciones especiales. Con el
tiempo, sus poco ortodoxas técnicas de combate fueron determinantes ante muchos
de los enfrentamientos frente al ejército alemán.
En palabras del propio Vines, la unidad fue
entrenada “para llevar a cabo operaciones políticamente explosivas, ilegales o
inmorales” demasiado arriesgadas como para ser realizadas o respaldadas
oficialmente el bando británico.
Peculiares técnicas como la que usaba Lassen al
gritar sus órdenes en alemán para confundir al enemigo, o no tomarse demasiado
en serio las normas oficiales del ejército y enviar a sus superiores, como
informe operacional tras una batalla, el simple y breve mensaje: ‘Landed.
Killed Germans. F***ed off.’
El hecho de que actuasen por su cuenta y de un
modo especialmente agresivo y sanguinario, derivó en una batalla constante no
sólo entre los aliados y los nazis, sino entre el propio ejército regular
británico y Churchill al no entender por qué concedía tantas licencias a este
comando de guerreros mercenarios.
Armados con arcos y flechas
Una de las cosas que más llaman la atención de
este grupo secreto es que su arma preferida era el arco y la flecha. El propio
Lassen fue quien solicitó en la oficina de guerra que se le permitiera armarse
con el arco y la flecha con los que había aprendido a cazar en su finca
familiar presentándolos como “la máquina de matar en perfecto silencio”.
Lewis comenta irónicamente que no les
concedieron el permiso para usar flechas porque eran demasiado “inhumanas”,
mientras les instaban a “armarse con ametralladoras y lanzallamas” para vencer
al enemigo.
No obstante, esto no impidió que Lassen,
conocido como un Robin Hood mercenario, preparase asaltos furtivos arco en mano
en las zonas ocupadas de Channel Islands.
Estrategia: atacar durante la embriaguez del
enemigo
En el libro, Lewis recoge algunas de las
asombrosas hazañas de estos guerreros secretos de Churchill en África
Occidental, las Islas del Canal, Creta, Grecia e Italia.
Viner destaca entre ellas la primera operación
que se registró en nombre del secreto SSRF y que marcó su forma de trabajo:
siempre de imprevisto, sorprendiendo al enemigo agresivamente cuando menos se
lo espera.
Con nombre en clave Operación Postmaster (jefe
de correos), tuvo lugar en 1942 en la colonia española de Po (una isla de
África Occidental que ahora se llama Bioko). España era un país neutral, por lo
que Churchill no podía correr el riesgo de ordenar un ataque abierto en este
territorio.
Así, la unidad secreta dirigida por Lassen se
dirigió a la zona en un pequeño barco de guerra disfrazado como si fuese un
crucero de vacaciones de origen sueco, con el objetivo de desactivar y capturar
los barcos alemanes e italianos anclados allí.
Se aprovecharon de la celebración de una cena
multitudinaria a la que estaban invitados los oficiales alemanes e italianos
encargados de la custodia de los barcos y, cuando observaron que estaban lo
suficientemente borrachos, Lassen y su equipo remolcaron las embarcaciones
hacia Nigeria, territorio británico.
“Fue un acto de flagrante piratería y una
violación peligrosa de neutralidad”, comenta Vine, pero realmente útil para el
ejército británico, que pudo negar cualquier relación de aquel sabotaje con sus
hombres. La SSRF había conseguido no
dejar ninguna prueba tangible de la participación británica, y “Churchill
estaba encantado”.
Lassen y su equipo: alcohol, fiesta y
efectividad
La unidad secreta de Churchill, no se
caracterizaba precisamente por su disciplina y organización. Al contrario, como
explican en el libro, eran un grupo de mujeriegos, alcohólicos y fiesteros.
Como ejemplo, Lewis comenta que, tras su
crucial papel en la liberación de Atenas, los miembros de la SSRF “se lanzaron
a las calles en medio de una lluvia de florescomo si no hubiera un mañana”.
El papel de Lassen en esta historia es
fundamental. Un líder al que sus hombres adoraban por su valentía y porque
“nunca dio una orden que no llevaría a cabo él mismo”.
Lassen y su grupo de combatientes disidentes
eran “una especie de cruce entre unos merodeadores vikingos y James Bond”,
explica el autor.
Infiltrados entre las filas enemigas, sus
ataques directos y sorpresivos eran capaces de exasperar a cualquier soldado
nazi. De hecho, Vines recoge una frase de un comandante alemán que define cómo
actuaban Lassen y sus hombres: 'vienen como los gatos y desaparecen como
fantasmas'.
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