Nos hemos liberado económicamente
INFOnews - sábado, 4 de octubre de 2014
Daniel Filmus: –Evo, hace un poco más de cinco
años, al poco tiempo de que habías asumido, tuvimos una entrevista de estas
características. En aquel momento todavía te costaba mucho sentirte presidente.
¿En estos cinco años te acostumbraste a la idea? ¿Qué cambió del Evo de la
primera entrevista a esta segunda?
Evo Morales: –Primero, muchas gracias por la
visita y por la otra entrevista. Como siempre bienvenido a Bolivia. Somos sus
hermanos, países vecinos y tenemos muchos recuerdos con Argentina, desde el
presidente Kirchner, la compañera Cristina; hasta en temas deportivos somos
grandes aliados. Después de confrontar o enfrentar la refundación de Bolivia,
una refundación mediante la Asamblea Constituyente, tengo que decir que pasar
de un Estado colonial mendigo a un Estado plurinacional andino ha costado
bastante. Hemos soportado esa primera y última gestión dentro del Estado
colonial con la antigua Constitución. Hemos soportado muchas cosas. Sin
embargo, gracias a la conciencia del pueblo boliviano triunfamos, ganamos,
derrotamos al referéndum, al golpe de Estado, y por tanto, derrotamos a los
neoliberales, los opositores que –es su derecho– tienen una mentalidad pro
capitalista, pro imperialista, pro neocolonialista. Y al ser el primer
presidente del Estado Plurinacional, las cosas han cambiado, no han sido como
antes. Después de la refundación aumentamos nuestra votación, en el 2005
ganamos con 54%, y en 2006 con 64%. Ya era más una cuestión de planificación,
de gestión, de atención a las demandas. Planificación para avanzar en el
crecimiento económico, para que el crecimiento económico sea sostenible. Pues
eso me ha alentado bastante, y rápidamente pasan casi los cinco años; y otra
vez llegan las elecciones con mayor seguridad. Nuevamente quiero decir gracias
a la lucha y a la conciencia del pueblo boliviano.
D.F.: –En tu relación con la gente, ¿sentís que
cambió algo? ¿Las comunidades originarias, los trabajadores, los campesinos,
encuentran al mismo Evo?
E.M.: –A ver… algunos movimientos sociales
siguen diciendo que es más sencillo y rápido reunirse con el presidente que con
el ministro. En la zona del trópico de Cochabamba, los que me conocen de antes,
¿qué dicen? Evo sigue siendo lo mismo aunque ya no tome nuestra chicha, nuestra
cerveza como antes; es que tampoco hay tiempo para eso. Pero después… sienten que
sigue siendo lo mismo. Eso me lo dicen a mí, y a veces recibo cartitas, notitas
de sus demandas. A veces me mandan por llamadas telefónicas o por celular,
mensajitos, para escucharlos y entenderlos a ellos. Siento que la relación no
ha cambiado, y a veces estamos en dos departamentos, tres departamentos, cuatro
departamentos en un solo día, hasta cinco, con reuniones desde las cinco de la
mañana. No siempre, pero todo para llegar al pueblo, escuchar y atender al
pueblo.
D.F.: –¿Cómo es un día en la vida de Evo? ¿A
qué hora empieza?
E.M.: –A las 4:30. Generalmente los edecanes me
despiertan. Ducharse a las 4:30, menos cuarto o menos diez saldría del palacio
por citas que tenemos, coordinar el trabajo hasta las 8 o 9 de la mañana;
movilizaciones, según qué viaje, dónde, cómo, algunos programas, algunos datos
económicos, revisar proyectos que tenemos; viaje al interior para entregar
obras, para hacer nuevas obras, nuevas propuestas y conocer sus nuevas
necesidades. Como hay movimiento económico también están creciendo los barrios
y tienen otras necesidades. Como hay movimiento económico hay nuevas ciudades
intermedias que crecen y que avanzan, y hay que saber cuáles son sus
necesidades; entonces, cada día estamos en contacto permanente con las
distintas regiones del país. A veces volvemos a las cuatro o cinco de la tarde,
a descansar para nuevas reuniones. Por ejemplo, el otro día estaba desde las 5
de la mañana, un domingo, atendiendo llamadas telefónicas, consultas, y a las 6
estaba saliendo a un acto en Cochabamba. Conversamos, desayunamos con las
autoridades, el gobernador, alcaldes. Después a participar mediante el ciclismo
del Día del Peatón en Cochabamba, y hemos recorrido como 20 kilómetros para
terminar un pequeño acto. Después fue tomar el avión, viajar a otras ciudades,
como Sucre, donde otra vez nos incorporamos al ciclismo y corremos unos siete
kilómetros. Enseguida almorzamos con el gobernador y me vine al aeropuerto.
Descanso un poquito para una reunión, una entrevista de esta noche, y ahora estamos
con esta entrevista y después tengo todavía una reunión más, y después un
sondeo de opinión: como está la entrevista, como está la campaña, cómo están
algunos problemas, los distintos departamentos, cómo está el programa para la
próxima semana. A veces hay que molestar a algún ministro, telefónicamente,
hasta las doce, la una o las dos de la mañana. Un ministro me dijo “presidente,
trabajar desde las cinco de la mañana no es vivir bien”, y le dije “nosotros no
hemos llegado a ser gobierno, a ser autoridades, para vivir bien, sino que para
hacer vivir bien al pueblo; hay que trabajar desde las cinco de la mañana hasta
la madrugada”.
D.F.: –¿Y no te cansás nunca?
E.M.: –No… Bueno, sí, hay cansancio. Somos
seres humanos. Pero lo mínimo trato de dormir. Por ejemplo, cuando estoy muy
cansado, al bajar del aeropuerto, duermo cinco minutos hasta acá; me hace bien.
En el avión trato de dormir. Duermo poco pero con esa forma de dormir me
recupero. ¿Qué es lo que he aprendido? Que es más importante dormir que comer.
¿Por qué digo esto? Una vez llegaba el compañero Chávez y como en su primera
visita no salió tan bien lo que preparamos, en la segunda visita yo
personalmente empecé a movilizar, supervisar, organizar la visita del compañero
Hugo Chávez. Llegó, y salió muy bien. El sábado retornaba, y yo el domingo
tenía que entregar obras desde las 8 de la mañana en la zona del trópico de
Cochabamba. Cuando empezó el acto no me acuerdo ni qué hablé, qué estaba
haciendo, si me lo han aplaudido o no. En mi intervención dije “estoy mal”,
agarré el helicóptero, me vine al aeropuerto, agarré la avioneta, me vine aquí,
me entré a la cama a dormir, y cuando desperté me he sentido Evo Morales.
Después he pensado ¿qué he hecho? En cinco días apenas había dormido tres
horas, como mucho cuatro. No había dormido nada, y desde ese momento me di
cuenta que era tan importante dormir.
D.F.: –Si tuvieras que elegir el momento en que
te dio más satisfacción de ser presidente, ¿qué momento elegirías?
E.M.: –La nacionalización de los hidrocarburos
el 1 de Mayo del 2006 fue emocionante, y también el saludo a las Fuerzas
Armadas, cómo organizaron el operativo con el apoyo de la policía nacional y
acompañamiento de los movimientos sociales; un momento emotivo, el mejor
momento para mí.
D.F.: –¿Pensás que hay un antes y un después en
la historia de Bolivia con la nacionalización de los hidrocarburos?
E.M.: –Antes, cómo nos robaron, después, cómo
nos hemos liberado económicamente. Decidían las políticas económicas el Banco
Mundial, el Fondo Monetario Internacional y ahora nosotros decidimos; no
deciden los extranjeros, y además con resultados, es prácticamente una
liberación económica después de la nacionalización.
D.F.: –Hacia el otro extremo. ¿Si tuvieras que
decir un día que fue muy triste como presidente, cuál fue el día más triste?
E.M: –Nacionalmente, un día que mis compañeros
mineros se enfrentaron con otros obreros. Se enfrentaron, se dinamitaron,
muertos sería. Me dolió mucho, me sentí impotente al ver cómo los sectores
sociales se enfrentan, y que se maten. Eso a nivel nacional. A nivel
internacional el día que más sufrí fue por la muerte del compañero Hugo Chávez;
dura ha sido para mí. No quisiera recordar esos momentos. Perder un compañero
como Hugo es un vacío, no solamente en Venezuela, sino en Sudamérica.
D.F.: –¿Cuál es el recuerdo que tenés más
presente de Hugo Chávez?
E.M.: –Nuestros debates siempre han sido muy
transparentes. El compañero, hermano Hugo, siempre ha respetado opiniones. Eso
me encanta porque era presidente de Venezuela, nunca imponía, sugería,
debatíamos y cuando se presentaba algún problema siempre me llamaba. Tan
sencillo era comunicarse con él, inclusive era más fácil que comunicarse con
algunos ministros, yo diría. Yo lo intentaba llamar, y a veces estaba en
conferencias, pero siempre devolvía la llamada, eso me encantaba. Una vez
incluso me mandó un celular con un número de Venezuela para contactarnos los
dos, nada más. Otro recuerdo. Cuando he sido presidente electo Venezuela, Cuba
y China me recibieron impresionantemente, y yo muy sorprendido. Estaría cansado
tal vez, medio agachadito, y había que pasar revista a las Fuerzas Armadas. En
los saludos protocolares, Evo, me dice Hugo, Evo saque pecho, saque pecho, y yo
ahí agachadito. Me encantó. O cuándo tenía preparado un viaje a Europa, Asia,
África y Brasil, yo tenía reservado pasaje en un vuelo comercial, y Chávez, que
me había estado llamando me dice “Evo, tienes que ir en otro avión, eres
presidente, no puedes ir en vuelo comercial”, y yo “no, presidente, tengo
pasaje garantizado”. Ah, faltando dos días, en Cuba, el presidente Fidel me
dice: “Evo llévate este avión, puedes elegir”, y yo me he enojado, la única vez
que no hemos coincidido con Fidel. ¡Como yo voy a ir con semejante avión!
Porque era grande, grande, para cien pasajeros debía ser. ¡Cómo yo voy a ir en
ese avión!, “Llévate Evo”. Yo me he enojado: “No Fidel, no, no puedo hacer
eso”. Y otra vez, el compañero Chávez que me dice “me ha dicho Fidel que te
tengo que convencer” (risas). Yo me opuse, una pelea por teléfono y me dice:
“Evo, tienes que salvarme, tengo instrucciones de Fidel para que tu llegues en
avión”. Yo dije, a ver, voy a consultar con Álvaro (García Linera), si dice
Fidel, si dice Hugo Chávez hay que respetar, no podemos rechazar, y así me
hicieron aceptar, después de todo un día de peleas. Y me mandó dos aviones, no
uno nomás, dos.
D.F.: –¿Cuál es el recuerdo de tu última
entrevista con Hugo Chávez?
E.M.: –Era un gabinete suyo que estaba
planificando. La preocupación de él era “Evo, hay que cuidarse del tema de la
salud”. Mi respuesta era “ustedes con Fidel, contigo, me dicen cuídese, cuídese
pero ustedes no se cuidan”.
D.F.: –Hubo otro grande de América latina que
nos dejó desde la última entrevista, Néstor Kirchner. ¿Qué recuerdo tenés de
Néstor?
E.M.: –El mejor recuerdo que tengo fue después
de la nacionalización. Claro, los opositores, la derecha, los neoliberales,
decían que no habría nueva inversión para Bolivia. Él seguramente ha escuchado
eso, y ha llamado por teléfono: “Evo, yo voy a invertir, yo voy a hacer
inversión en hidrocarburos”, dicho muy fuerte, públicamente, como para decir
“aquí está su hermano, presidente”. Era una forma de garantizar la
nacionalización, porque cuando nosotros pedíamos a los gobiernos anteriores la
nacionalización la respuesta era “si nacionalizamos no va a haber inversión”.
Ha sido un compañero bien solidario, siempre con muchas recomendaciones, “Evo,
la construcción genera empleos, hay que meter el tema de construcciones,
viviendas”, que a mí me ha ayudado bastante. El compañero Néstor Kirchner ha
sido muy solidario conmigo; sólo llamaba cuando la derecha me atacaba, no tanto
como con Chávez, que lo hacía en cualquier momento. Cuando estaba bien no
llamaba. Cuando estaba mal llamaba, muy solidario en su momento para aparecer.
Inclusive Hugo con Néstor nos han convocado a una reunión con Lula y los
cuatro, creo una hora, hemos estado debatiendo en Brasil después de la
nacionalización. Un poco se distanció nuestra relación con Lula. Lula se enojó
por la nacionalización, y creo que el encuentro con Néstor fue para organizar
una relación de emergencia, y salimos bien juntos, unidos, claro. Con mucha
sabiduría y experiencia convocó esta reunión para no estar peleados como
partidos, como presidentes, como gobiernos antiimperialistas, anticapitalistas;
pero tuvimos algunas diferencias con el compañero Lula. Lula tal vez expresó el
sentimiento de algunos grupos de Brasil sobre la nacionalización de los
hidrocarburos, y me acuerdo que me reclamó “está bien, todo el derecho de la
nacionalización pero no debería ser con militares”; me acuerdo.
D.F.: –Nosotros hemos seguido tu camino,
nacionalizando la empresa de petróleo más importante, YPF; así que también
Néstor y Cristina aprendieron de la experiencia boliviana, como todos hemos
aprendido de todos en América latina durante estos años, ¿no?. Cuando hablabas
de los aviones no pude dejar de pensar en una experiencia que sufriste
personalmente, pero que sufrió toda América latina. Cuando volviendo de Rusia
enfrentaste esa violación de la soberanía y, a través de tu avión, todo el
pueblo boliviano. ¿Qué conclusión te ha quedado de lo que sucedió?
E.M.: –Primero, quién sabe si no ha sido una
decisión para acabar con mi vida. ¿Por qué? Porque la única forma de volver,
como no había autorización para aterrizar ni en Portugal ni en Italia ni en
España era retornar hasta Rusia, y creo que no iba a alcanzar el combustible.
Es decir que el avión se caiga. El piloto, el comandante de la aeronave dice
“¿Qué hacemos? No sé si nos va a alcanzar el combustible hasta Rusia”, “Busque
un país”, le digo. “¿Por qué no consultas a Suiza? Estamos cerca de Suiza”,
porque estábamos a diez minutos. No sé qué hubiera pasado si tenemos que
retornar a Rusia y no alcanzaba el combustible.
D.F.: –¿Cómo eran esos momentos arriba del
avión? ¿Cómo los vivían?
E.M.: –Yo estaba tranquilo, yo ya pensé “es
otro error de Estados Unidos”. A mí me hicieron crecer políticamente los
errores de Estados Unidos; sería largo comentarles. Pero más temor había en los
pilotos. ¿Qué hacemos? ¿Si pasamos, qué hubiera sido? ¿Nos disparaban? ¿Nos
controlaban? ¿Nos obligan a aterrizar? ¿Qué hubiera sido? No sé. Ya bien en
Suiza le dije al piloto, “dígale que por razones técnicas tenemos que
aterrizar, y aterrizaremos en Suiza”, y en media, una hora, aterrizamos ahí.
Pero que nos digan que estábamos trayendo a ese Edward Snowden, con semejante
aparato de inteligencia, que nos digan que nosotros estamos trasladando eso, es
una mentira, es un pretexto.¿Quién puede creer eso? Sabían que no estaba en el
avión pero era un pretexto para atentar ¿no? Y tal vez una forma de amedrentar.
Que los presidentes de Sudamérica no tengan ese comportamiento
antiimperialista. Entonces hay que escarmentar al Evo. Es un escarmiento
mediante Evo a todos los países antiimperialistas y anticapitalistas. De eso
estoy convencido. Pero, ¿qué hubiera pasado si retornábamos a Rusia y no
alcanzaba el combustible? Si un presidente de Argentina o de Brasil hubiera
estado llevando a este joven Edward, no hubieran interceptado. Como es Evo, un
campesino indio, un cocalero, sencillo meter el miedo, sencillo secuestrar el
avión del presidente. Lamentable, la demanda que hemos puesto a Ginebra no
avanza para nada.
D.F.: –Dijiste hace un momento que era
extenderse mucho hablar de todo lo que aprendiste de los errores de los
norteamericanos. Danos otro ejemplo.
E.M.: –En 2002, el embajador de Estados Unidos,
¿qué dijo?: no voten por Evo Morales. El Evo Morales es un Bin Laden andino.
Los cocaleros son los talibanes. Y el pueblo reaccionó. Hasta ese momento ni
siquiera el partido comunista nos apoyaba, pero al escuchar eso dijeron “voten
por Evo Morales”, los dirigentes decían “voten por Evo Morales”. Ese fue el
primer error de la embajada de Estados Unidos. El segundo, pasadas las
elecciones de 2002 –ocupamos el segundo lugar– aunque ganamos las elecciones
lamentablemente nos robaron, y de acuerdo a la Constitución yo pude ser el
presidente porque ocupaba el segundo lugar, pero apenas teníamos 27 diputados
de los 130, y 8 senadores, de los 27 senadores. Con esa mayoría, ¿qué hubiera
hecho? Nada, hubiera fracasado. Y la embajada de Estados Unidos juntó a dos
partidos neoliberales que eran, como decimos acá en términos populares, perro y
gato, que no se veían, no se querían, para nada, y el embajador de Estados
Unidos al medio, juntando a los dos. Algunos de mis compañeros diputados
lloraban para que yo sea presidente, para tener opciones. Pero el embajador los
juntó y digo que qué bien, es un gran error de la embajada, esto nos ayuda.
Después de las elecciones del 2002, recién yo he creído que iba a ser en
cualquier momento presidente. Porque tampoco estaba convencido. Un dirigente
calumniado, acusado, difamado, que es un asesino, que es un narcotraficante,
que soy Bin Laden, ¿cómo puede ser presidente? Pero cinco partidos nos ganaron,
aliados, con menos del 1%, recién yo dije “en cualquier momento voy a ser
presidente, hay que prepararse”. Y nos hemos preparado. Ya no acabó su gestión,
apenas cuatro años de gobierno, y se han adelantado las elecciones.
D.F.: –La primera pregunta fue ¿qué cambió en
Evo en estos años? La pregunta siguiente va a ser ¿qué cambió en Bolivia en
estos cinco años? ¿Cuáles son los grandes cambios que hacen que Bolivia no sea
la que era antes de que asumas como presidente?
E.M.: –Lo que más valora el pueblo es la
estabilidad económica, el crecimiento económico. Antes era menos del 3% el
término medio del crecimiento económico, ahora es más del 5%. Los últimos
datos, de hace uno o dos meses, dan 6,5% del crecimiento económico. El año
pasado fueron 6,8% de crecimiento económico. Es que cuando hay estabilidad
política, hay estabilidad económica. Cuando hay estabilidad económica, hay
crecimiento económico. Eso valora la clase media, los empresarios, todos
valoran este la estabilidad económica. Por tanto, hay cambios profundos, al
margen de otras obras pequeñas, medianas y grandes. Lo segundo, que Bolivia
tenía una economía de las materias primas. Ahora estamos entrando en la
economía de la industrialización. Las plantas separadoras de líquido, la urea,
en el tema agropecuario, ni se imaginan, queremos avanzar en lo más grande. Lo
otro que cambió es la reducción de la pobreza; del 38% de pobreza, al 18%. La
meta es llegar al 8% en el 2020. Y cuando hay movimiento económico, hay empleo,
cuando hay crecimiento económico hay pequeñas y medianas industrias que van
creciendo, por tanto se reduce el desempleo y la pobreza. Y… a ver ¿qué más? El
tema de la comunicación. En telefonía móvil debemos estar en un 70%, 80% de
comunicación. En lugares tan accidentados, porque es tan diversa
geográficamente Bolivia, no puedes llegar a todos. Vamos a avanzar en la
próxima gestión. Y el tema de la electrificación. Estamos sobre 85% de
electrificación y cuando llegamos estábamos en 60; es un trabajo coordinado con
los gobiernos departamentales el tema de electrificación. Hemos hecho cambios
en el tema de justicia Boliviana, y se ha avanzado, aunque no mucho pero en
tema de salud. Hay un programa para cambiar totalmente el tema de salud.
D.F.: –Leí muchas cosas tuyas, últimamente,
hablando del tema educativo, ciencia y tecnología. A esta cuestión
científico-tecnológica, ¿cuál es la dimensión que le das para el futuro de
Bolivia?
E.M.: –Si nos hemos liberado políticamente y
económicamente, ahora lo que nos toca es liberarnos en la parte tecnológica y
en la parte científica. Por eso hemos empezado desde hace tres o cuatro años
atrás las olimpíadas científicas con los estudiantes del nivel secundario. Y
ahora hemos creado becas para producción con excelencia académica, que van a ir
a las mejores universidades. Queremos contar con una comunidad científica.
Cuando tengamos una comunidad científica, será una cuidadela científica, no
solamente para ir a estudiar, sino también que vengan a estudiar acá, y de esta
manera garantizar la liberación económica. De la economía de materias primas,
de la economía de la industria, pasar a la economía del conocimiento, a cómo
exportar nuestros saberes. Ya no seguir esperando, o seguir importando, por
ejemplo, tecnología de Norteamérica, de Asia, de Europa, sino prepararnos y
también exportar, ¿por qué no? Ya no nos consideramos un pequeño país. Nos
hemos levantado, hay que continuar. Creo que a eso se debe también el apoyo que
tenemos en este momento. Yo estoy casi convencido de que en estas elecciones
vamos a batir nuestro récord. No va a ser como 64%, va a ser mucho más.
D.F.: –¿Y en el campo educativo? ¿El apoyo a
los chicos en las escuelas?
E.M: –Con “Juancito Pinto”, por ejemplo, hemos
reducido la deserción escolar de más del 6% a menos del 1%.
D.F.: –¿Por qué se llama así el bono, “Juancito
Pinto”?
E.M.: –Bueno, es un niño de la guerra en el
Pacífico. Llevaba entonces su tamborcito… es una larga historia la del Juancito
Pinto.
D.F.: –¿Y cuántas familias lo reciben?
E.M.: –Están sobre un millón de estudiantes.
Este año vamos a llegar hasta sexto de secundaria. Hemos empezado con nivel
primario y hemos aumentado; el año pasado hemos llegado al cuarto de
secundaria, y este año al quinto y sexto.
D.F.: –He leído con detalle los puntos en la
plataforma hacia el bicentenario y me llamaron la atención los que están muy
vinculados a la alegría y la felicidad. Es muy raro ver en un programa político
que uno de los objetivos sea la felicidad o el disfrute. ¿Cuál es la idea al
colocar esos puntos?
E.M.: –Es el “vivir bien” que decimos; que da
satisfacción, que da alegría, por supuesto. Si vives mal, si no tienes los
recursos, no tienes por qué vivir en alegría, en felicidad. Pero si tienes
trabajo seguro, si tienes servicios básicos, si se tiene comunicación, si
hablamos del campo y tienes riego, agua, lo demás es producir, trabajar y vivir
bien. La felicidad, la alegría, y además de eso, recuperar nuestra música en
áreas rurales pero también en los barrios, las ciudades. ¿Quiénes viven en los
barrios? Son compañeros del campo, casi todos son compañeros del campo.
Entonces en el fondo es el “vivir bien”, no es el “vivir mejor”.
D.F.: –La Constitución produjo muchos cambios
políticos y de participación, fundamentalmente respecto del reconocimiento de
las comunidades, en la participación de los pueblos. ¿Cuáles son los avances
que se consiguieron y cuáles son los conflictos que se presentan en este
momento?
E.M.: –Yo he aprendido bastante del mensaje del
Subcomandante Marcos, de Chiapas: gobernar obedeciendo al pueblo, es lo que
hacemos. Y no solamente en nuestra forma de hacer política, pedimos, clamamos,
la inclusión a los movimientos sociales, que son los representantes del pueblo
organizado, nosotros somos actores políticos. Imagínense la central obrera
boliviana. Por una decisión orgánica institucional decide estar con Evo, y es
un reencuentro de obreros y originarios, reencuentro en la parte electoral,
porque antes estuvieron juntos en la lucha sindical, en la lucha social, en la
lucha cultural, en la lucha comunal. De la lucha comunal, de la lucha sindical,
a la lucha electoral. Gran encuentro. Por tanto, todos somos actores. Ya
estamos por encima de la democracia llamada representativa, y la otra
democracia participativa, ya no es una democracia participativa sino una
democracia decisiva.
D.F.: –Con la pluralidad de pueblos
originarios, ¿cómo se logra la unidad en torno de los mismos objetivos?
E.M.: –Por ejemplo, para las elecciones de este
año cuesta estar horas sentado en cada departamento; pero hay un tejido social
y territorial. Hay representantes de todos los sectores, pero también
representantes territoriales. Es el pueblo, ¿verdad? Hay representantes de
obreros, de originarios, de transportistas, de mineros, de fabriles, también
algunos empresarios.
D.F.: –¿Son asambleas?
E.M.: –Claro, y todos los sectores tienen sus
representantes, entonces esa es la mejor forma de unir. Grupos minoritarios,
como los indígenas del oriente boliviano, también tienen su representante
especial. Eligen, se someten al voto. Algunos diputados de las
circunscripciones especiales ganan con 300, 400 votos. En el alto, un diputado
tiene que ganar con 160, 170 mil votos; pero los dos tienen los mismos
derechos. Ganar con 300, 500, 700 votos no hace diputados de primera o de
segunda clase, todos tienen los mismos derechos y los mismos deberes. Yo me
acuerdo cuando llegué a diputado en 1997, una vez en el parlamento, en el
Congreso he ido al baño, y entra un diputado de la derecha, Tito Hoz de Vila;
me acuerdo siempre. Me ha visto y se dio media vuelta y se ha ido. ¡No quería
compartir el baño conmigo! Hasta eso pasaba. Cuando me expulsaron del Congreso,
yo inicié huelga de hambre en el mismo Congreso, y el presidente de la Cámara
de Diputados, con el Oficial Mayor, Ivo Arias de Oruro, metieron candado a
todos los baños, a los servicios básicos. No había agua ni baño. Frente a eso
yo tuve que abandonar la huelga, y me fui a Oruro a hacer la huelga de hambre.
D.F.: –Señalaste mucho en la primera entrevista
de que tenías el honor, pero también el desafío, de ser el primer presidente indígena
en América latina y que, si no lo hacías bien, pensabas que ibas a ser el
último presidente indígena. ¿Qué pensás ahora, y después de la reelección y el
apoyo popular?
E.M.: –Desde el momento que llegué dije “bueno,
ya es el primer presidente indígena” pero si le fallaba al Estado, al pueblo, a
Bolivia, pensé que tal vez nunca más el pueblo va a confiar en otro dirigente
como presidente, no solamente del movimiento indígena, sino de todos los
sectores sociales. Después de dos o tres años recién una mañana, cuando
llegábamos temprano al palacio, le dije al vicepresidente Álvaro García Linera,
“Álvaro, qué te gustaría? ¿Cuál es tu deseo como vicepresidente?”, le digo. Me
mira y me dice: “¿Y a vos qué te gustaría?”. Me devuelve la pregunta. Le digo “yo
quiero ser el mejor presidente, por esto, por esto, y por esto. Si llego a ser
mal presidente, nunca más el pueblo boliviano va a apoyar a un dirigente para
que sea presidente. Por eso quiero ser el mejor presidente, ese es mi deseo”.
“Yo también”, me dice. Hasta ahora, bien, contento, satisfecho, por los
resultados… No hemos podido atender todas las demandas, demandas de hace 200
años o 500 años, pero el pueblo sabe exactamente que hemos avanzado bastante.
Falta, entiendo, pero vamos a continuar.
D.F.: –Y pensando un poco en América latina, en
los cambios de estos últimos años, ¿cómo ves la situación de América latina?
¿Cómo imaginás la América latina del futuro? ¿Creés que ya no tiene retorno
este proceso de transformaciones que se realizó? ¿La derecha, el imperialismo,
sigue intentando tener preponderancia en la región?
E.M.: –Las transformaciones democráticas son un
camino sin retorno. Cuatro o cinco guerrilleros presidentes. A ver: Mujica,
Salvador, Ortega, Dilma, ¿quiénes más?, por supuesto Raúl. En América latina y
el Caribe cinco presidentes que pensaron liberar con fusil, con bala, son
presidentes con voto, con la conciencia de los pueblos de cada país. Y otros
nos sumamos como Evo, como Correa, sin pasar en la lucha armada. Entonces sigue
creciendo eso, hay un profundo sentimiento, reflexionamos, los liberales de
aquellos tiempos eran una continuidad de la época colonial, del saqueo. Cuando
los pueblos se organizaban democráticamente para recuperar el poder político,
con una definición antiimperialista, anticapitalista, eran dictaduras
militares. Se han roto esas dictaduras militares y vienen gobiernos
neoliberales. Sigue la pobreza con gobiernos militares o con gobiernos
neoliberales y hay un levantamiento tan natural para frenar, decir basta, a la
dominación política para un saqueo económico. Las potencias, algunas potencias
como Estados Unidos, o algunas potencias de Europa –que allí no hay
cooperación, si hay alguna cooperación es condicionada al sometimiento– algunos
países industrializados, nunca van a querer que haya competencia, y para que no
haya competencia si no es de dominación pacífica, será de intervención
violenta, militar. Lo que está pasando en los continentes. Y en Latinoamérica
¿qué hemos demostrado? Liberarnos políticamente para liberarnos económicamente.
Y ellos ¿qué querían? Dominarnos políticamente para robarnos económicamente.
Eso ha terminado, eso ha cambiado, por eso no dependemos ahora de las
decisiones políticas o económicas de Banco Mundial o el FMI. Aunque hay intentos
de otras formas de dominación: la provocación, agresión política a Venezuela y
la agresión económica a Argentina, los fondos buitre por ejemplo, es otra forma
de provocación. Entonces, frente a esta clase de provocación política,
económica, hasta militar, lo más importante es la conciencia de nuestros
pueblos. Es mi experiencia este caso, nos han provocado, no tanto militarmente
como políticamente y quiero decirles, sin el embajador de Estados Unidos,
políticamente, económicamente, socialmente, democráticamente andamos mejor que
antes.
D.F.: –Hablando de las nuevas formas de
intromisión del imperialismo, todavía quedan algunas viejas, todavía una parte
de nuestro territorio, las Islas Malvinas, siguen ocupadas por los ingleses.
E.M.: –¿Cómo en estos tiempos, este nuevo
milenio, puede haber islas, territorios, que son ocupados, intervenidos, como
las Malvinas por los ingleses o como algunas islas totalmente dominadas por los
europeos? No solamente Malvinas, sino tantas otras islas. Supuestamente hay gobierno,
pero gobierno dominado. Yo estaba conversando con algunos presidentes que
tienen como 80 mil habitantes en 20, 30 o 40 islas, y me dicen “un suizo se
compra una isla, toda la isla, hace su aeropuerto, hotel, y son reinos, ni
pagan impuestos”. Y conversé con algunos presidentes de Latinoamérica, deberían
hacer más presencia como gobiernos antiimperialistas de esas islas, creo que
con inversión podemos ir a resolver sus problemas. Deben hacer más presencia,
en África por ejemplo, donde el saqueo sigue permanente, es decir, tener una
política internacional para liberarnos al mundo. Yo dije en mi posesión el 21
de enero del 2010: “Es nuestra responsabilidad como movimientos sociales no
solamente pensar en Bolivia sino en el planeta tierra”. Y en algunos debates
que tenemos con la Central Obrera Boliviana, con otros sectores sociales digo
“yo quisiera que ustedes aprendan a hablar inglés, y quisiera mandarles a
África a debatir, contarles su experiencia, cómo recuperaron sus recursos
naturales, que es tan importante la unidad, qué tan importante es la
conciencia, pero recuperando nuestros principios que nos dejaron los
antepasados, esa lucha permanente contra el colonialismo, el imperialismo, y
además de eso es revisar los datos de la repartija imperial, acá en América
latina, en África, cómo algunos países en sus eventos se dividieron
públicamente”. Hay muchas cosas que reflexionar, repasar el pasado, evaluar el
presente, de algunos resultados que tenemos presentes de Sudamérica o América
latina, el Caribe. Tenemos que planificar el futuro, con el tema del
calentamiento global, saber cómo vivir en armonía con la madre tierra; yo estoy
convencido que el planeta existiría mejor sin el ser humano, pero el ser humano
no va a vivir sin el planeta, entonces tenemos esa responsabilidad.
D.F.: –Leyendo tus discursos planteás con mucha
fuerza esta cuestión del desarrollo sustentable, e incluso para Bolivia uno de
los objetivos es el tema de la soberanía ambiental. ¿Sos optimista respecto de
cómo va a evolucionar el mundo respecto de esa cuestión o pensás que la
humanidad no tiene remedio?
E.M.: –Yo tengo mucha esperanza. La mejor forma
de combatir el capitalismo es recuperando nuestra forma de vivencia, en
colectividad, en solidaridad, en complementaridad, y no en competitividad. En
algunos países todavía se aplican las políticas de Washington, y aquí las
quieren reeditar, retomar el ALCA mediante la Alianza del Pacífico, que es un
dominio de pequeños grupos, cuando en Unasur hemos avanzado con políticas de
complementaridad. Un grupo de presidentes pro capitalistas, pro imperialistas,
crean la Alianza del Pacífico, para neutralizar, frenar la gran interacción de
Sudamérica en lo económico, en lo político, en lo social y especialmente en
tema de integración caminera.
D.F.: –Vivimos en un mundo sumamente
convulsionado y con muchas situaciones de guerra. ¿Cuál es el aporte que
podemos hacer desde América latina?
E.M.: –Toda nuestra solidaridad a Rusia, al
presidente Putin, nuestro respeto, nuestra admiración, y los acuerdos que hace
con China para enfrentar a los imperios que todavía tienen esa mentalidad de
dividirlos, de invadirlos, de someterlos, y como siempre chantajearlos, en tema
de comercio, porque estamos en esos tiempos, estamos en otros tiempos. ¿Cómo
aportar desde acá? Argentina y Brasil firmaron acuerdos de exportación de
algunas necesidades que tienen países que están enfrentando el imperio,
nosotros no podemos estar a ese nivel, pero podemos expresar nuestra
solidaridad. Todavía intentan repetir esta repartija imperial de los
continentes, y con la fuerza militar quieren aplacar esta clase de movimientos
políticos, cuando buscan sobre todo la liberación y soluciones pacíficas.
D.F.: –¿Hay algo que el mundo pueda aprender de
América latina? ¿América latina está dando una lección, está generando
enseñanzas para el mundo?
E.M.: –En lo económico, en lo financiero, antes
iban a estudiar a Harvard, por lo menos algunas políticas sociales y políticas
económicas, y ahora de afuera vienen a estudiar acá. Un solo ejemplo, los
servicios básicos. Nosotros dijimos que los servicios básicos es un derecho
humano ¿no?, y no puede ser negocio privado, y eso están proclamando en algunos
continentes, que los servicios básicos sean un derecho humano. ¡Si ya
exportamos políticas sociales, hasta políticas económicas!. Yo escuché en la
Cumbre del G77 de China a algunos presidentes de África diciendo “queremos
nacionalizar, pero todavía hay condicionamientos, chantaje, amenazas de no
invertir en los países. Si nacionalizamos vamos a perder todo”. Nosotros hemos
nacionalizado, sin ningún miedo, y los resultados son muy diferentes.
D.F.: –¿En qué se reinvierten los recursos que
se obtienen con la nacionalización?
E.M.: –En la misma inversión, pero también en
la redistribución de la riqueza, mediante las transferencias del tesoro a los
municipios, al departamento también, pero también por otro lado llegan en bonos
y rentas y en obras. En varias formas llega esa plata de la nacionalización:
transferencia, bonos y rentas y obras.
D.F.: –Última pregunta. ¿Qué le diría a la
comunidad boliviana que vive en la Argentina de cara al 12 de octubre?
E.M: –Primero, quiero que sepan que ellos han
sido víctimas de un modelo económico, que los obligó a abandonar el país. No
solamente a irse hacia Argentina, también Estados Unidos, Europa, Italia y
últimamente en Brasil. Primero algunos hermanos se han ido a España a la
construcción, como ahora está mal la economía algunos han retornado, otros se
han quedado en la producción de alimentos, como en Argentina. Creo una buena
parte de nuestros hermanos producen alimentos en Argentina, y quienes vivían de
la construcción se han ido a Brasil por el mundial, las olimpiadas, hay
construcciones, pagan bien, también algunos se van a Chile. Pero quiero
decirles que aquí va mejorando, y algunos, muy pocos, van retornando de Estados
Unidos y de otros continentes, y seguirán retornando mientras sigamos
mejorando, desarrollando nuestra economía para bien no solamente los que vivan
acá sino también para los que vivan fuera. Yo me acuerdo cuando era jovenzuelo
y vivía en mi barrio en Cochabamba, conocía a mis compañeros, especialmente en
el deporte, jugábamos… y se han ido a Estados Unidos. Ahora vuelven después de
mucho tiempo y dicen “Evo está mejor en Bolivia que en Norteamérica, estoy
retornando, aquí está mejor que allá, muchas gracias”. Ahora de Argentina, qué
me dijeron algunos hermanos “aquí hemos aprendido a producir, bien mecanizado”,
y yo necesito dólares para llevar esta forma de producción en Tarija, o sea, hay
que promover para que se vuelvan, para eso debemos garantizar agua y energía,
para mayor producción y el retorno de mis hermanos. Que no pierdan la esperanza
de volverse a su país.
(N. de E.: En la transcripción de esta
entrevista se ha respetado el ritmo y las estructuras propias del discurso de
Evo Morales, que piensa en su lengua materna, para traducirse al castellano. La
pluriculturalidad también pasa por no homogeneizar la lengua arbitrariamente.)
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