Arsene... ¿quién? Wenger cumple
1.000 partidos en el Arsenal
AFP - viernes, 21 de marzo
de 2014
Arsene Wenger desembarcó en el
Arsenal en 1996 en el anonimato más completo y 18 años después, el sábado,
vivirá su partido número 1.000 en el club de Londres ante el Chelsea de su
archienemigo José Mourinho.
"Arsene.. ¿quién?",
tituló el 30 de setiembre de 1996 el diario Evening Standard al conocerse que
el exentrenador del Mónaco, entonces en el club japonés Nagoya, era el
sustituto de Bruce Rioch.
"Nos preguntamos qué podía
saber de fútbol un francés que llevaba gafas y parecía un profesor",
admitió el entonces capitán del equipo, el legendario Tony Adams.
Casi veinte años después, sólo
sus enemigos se resisten a admitir que este alsaciano de 64 años y maneras de
dandy ayudó a cambiarle la cara a un campeonato que era muy poderoso pero cuyo
fútbol era entonces más rocoso que distinguido.
"Cambió la cara del fútbol
inglés", admitió el exjugador del Liverpool Jamie Carragher, ahora
comentarista de televisión.
La vieja guardia de los Gunners,
entonces integrada por los defensores Dixon-Bould-Adams-Winterburn --y tras
ellos el portero Seaman, en quién Wenger encontró un gran apoyo-- lo recibió
con dudas pero pronto se dejó convencer por su atención individual, su gusto
por la dietética y su atención al cuidado personal y la recuperación.
- Obligado a vender las joyas -
La primera mitad de su estancia
en Inglaterra permanecerá como su obra maestra, con tres títulos de campeón de
liga y cuatro copas.
El doblete liga-copa de 1998 y,
sobre todo, su tercer título de 2004 sin perder un partido -invencibilidad que
se alargaría hasta los 49 partidos-, fueron la guinda de aquella torta.
Una hazaña que nadie había
logrado desde los anales del fútbol -el Preston North End en 1889-, ni siquiera
Sir Alex Ferguson, el entrenador del Manchester y su primer gran rival antes de
que Mourinho entrara en escena en 2004.
La realidad de los números se le
echó luego encima y este licenciado en economía espera un trofeo desde hace ya
nueve años.
Porque, a diferencia de sus
rivales, Wenger nunca se enfrascó en ninguna carrera armamentística y siempre
prefirió dirigir un club financieramente sano, dando preferencia a los fichajes
de jóvenes buenos y poco conocidos, como Cesc Fàbregas, que llegó con 16 años
de las categorías inferiores del Barcelona, al que luego regresaría.
Obligado a vender sus joyas
-Robbie Van Persie, Fàbregas, Samir Nasri- para equilibrar los números y
financiar la construcción del nuevo Emirates Stadium, el club del norte de
Londres ha estado alejado de los títulos en los últimos años pero vuelve a
estar en la lucha por el campeonato de Liga y es semifinalista de Copa -el más
fuerte de los últimos cuatro.
En cualquier caso, bajo su mando
el equipo siempre se clasificó para la lucrativa Champions League. Uno de sus
recuerdos más dolorosos es la final de este torneo que perdió en 2006 contra el
Barça tras la rápida expulsión del portero Lehmann (2-1). En 2000 perdió su
otra final europea, de la Copa de la UEFA, en penales ante el Galatasaray
turco.
- Atrás quedó el "Arsenal
aburrido" -
Su otra gran cualidad fue
retirarle al Arsenal el sello de "aburrido" que le acompañó durante
muchos años.
"Estoy seguro de que algún
día, cuando vuelva la vista atrás, me sentiré orgulloso", reconoció esta
semana. "Sobre todo de mis primeros años, porque el segundo periodo ha
sido más complicado, sin trofeo. Inicié una transformación complicada, acepté
quedarme sabiendo que teníamos sólo una pequeña posibilidad de ser
campeones".
"Es un gran honor estar ahí
después de tanto tiempo y nadie podía imaginárselo. En este oficio, no se suele
mirar más allá del próximo partido pero a veces, poco a poco, se llega a los
1000", agregó. Su busto ya ocupa un lugar en el estadio junto al de otro
entrenador de leyenda del club, Herbert Chapman.
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