El líder fundador: la herencia
de la experiencia
Forbes - jueves, 13 de
marzo de 2014
La incorporación de la
experiencia de los mayores a la empresa tiene un impacto positivo directo en la
rentabilidad de cualquier organización. ¿Cómo hacerlo?
Quien ve a su empresa nacer y
crecer, quien lucha y comparte sus sueños con quienes la conforman,
naturalmente desea y espera que sus hijos o sus hermanos aprovechen la
experiencia que ha ganado con los años.
Sin embargo, muchas veces la
transmisión de dicha sabiduría se enfrenta con el también esperable deseo de
innovación de los nuevos líderes. Cuando este conflicto se presenta, es
importante recordar que la empresa puede vivir el ímpetu y la creatividad de
la juventud en conjunto y positivo balance con la experiencia y la capacidad de
discernir que dan los años.
Esto se debe a que las empresas
son legado y trascendencia de sus creadores y líderes, y no le rinden cuentas
ni a las ciencias naturales ni a la tragedia griega: pueden ser innovadoras y
conservadoras, subsecuente o simultáneamente, y cambiar esa postura tantas
veces como su permanencia y crecimiento lo demanden.
Ahora bien, debe tenerse en
cuenta que el éxito de este equilibrio entre innovación y experiencia depende
de que a éste se lo enmarque en una estrategia consensuada, es decir, de que
no se lo deje en manos del azar, de la simple convivencia ni de la ascendencia
que tengan algunos sobre otros.
No se trata pues de “vamos a
darle el gusto al muchacho” ni de “la última vez lo hicimos según tu
criterio, ahora me toca a mí”, ni mucho menos de “si nunca van a hacer las
cosas a mi modo, mejor me voy”.
Así, con base en esta era del
conocimiento y de la economía, además de la saturación informativa en la que
nos encontramos, constatamos que los negocios multimillonarios se construyen en
torno al saber y a la capacidad de transmitir esa sabiduría. En este contexto,
aprovechar cabalmente el conocimiento de los mayores los aleja mucho de
“permitirles” tener una oficina en las instalaciones corporativas y
condescender a escucharlos.
Es más, resulta increíble que
en la mayoría de las empresas se piensa, como si fuésemos la más primitiva
de las tribus, que sacarle provecho a la experiencia de los mayores significa
transmitir relatos o anécdotas del fundador a sus sucesores, para que luego
estos sean retransmitidos a otros.
Incluso en las grandes empresas,
saturadas de políticas, procedimientos, manuales operativos, verificaciones y
estudios, muy pocos líderes han considerado la conveniencia de registrar,
documentar y transmitir eficientemente la experiencia de sus antecesores. No se
trata de documentar “todo” como legado del fundador, se trata de aprovechar
aquello que hoy o en el futuro, en detenida consideración y dentro de una
planeación estratégica adecuada, pudiere llegar a consolidar la misión, la
visión, los valores, la estrategia, la asistencia o la mejora en algún
aspecto de la entidad.
Al hablar de la sabiduría de los
mayores no nos referimos únicamente a la experiencia técnica de estos en
cualquier área, sino a su conocimiento del negocio, del entorno, de la
competencia, de los clientes y de cualquier otro factor que afecte a la
empresa.
La incorporación de la
experiencia de los mayores a la empresa, en orden y con una congruencia
manifiesta con la visión empresarial tiene un impacto positivo directo en la
rentabilidad de cualquier organización.
En la firma de la cual soy socio,
Juan Salles (Q.E.P.D.), Manuel Sainz y Héctor Pérez, socios fundadores de
Salles, Sainz-Grant Thornton, S.C., continúan transmitiendo su experiencia y
representando las bases sobre las que se construye nuestra filosofía. Nuestro
plan de acción y la forma en la que agregamos valor a nuestros servicios
tienen su causa absoluta y directa en este conocimiento transmitido.
Compañías de toda naturaleza
gastan fortunas en cursos de capacitación para ventas, y nunca consiguen un
vendedor tan capaz como el que formó la empresa, el que comenzó con ella o la
hizo crecer. Una cosa no tiene por qué excluir la otra. ¿No valdría la pena
contar con el curso de capacitación que tuviera en cuenta la experiencia documentada
y registrada de los buenos vendedores de la compañía? Pero eso no es todo,
resulta indispensable para la continuidad del camino que el nuevo ejecutivo o
el sucesor, comprenda cabalmente lo que la empresa es y su rumbo, que sea capaz
de absorber y aplicar la sabiduría que le es transmitida, pero no es menos
imprescindible que quien “sabe” esté en decisión y capacidad de transmitirlo.
Los iniciadores o fundadores de
una empresa deben darse cuenta, a su vez, del momento de decir adiós al manejo
cotidiano de la empresa. El tiempo es un insensible enemigo común y no
perdonará a nadie. Cuando llegue el momento, mejor antes que después, ya
debería haberse escogido a conciencia a aquél o aquellos que continuarán la
tarea. La elección de ese momento sería mucho más apropiada si recayera
precisamente en el transmisor de las ideas originales de la empresa, para lo
cual será substancial hacerle saber que su partida no significa la negación
de su persona ni de su dignidad, sino la valoración de su privilegio del
proyecto sobre la vanidad o la vocación de poder.
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