¿Propondría matrimonio con un
diamante artificial?
BBC Mundo -
lunes, 17 de marzo de 2014
Para un químico,
los diamantes son un enrejado tridimensional cúbico de átomos de carbono. Para
la mayoría de nosotros, son el símbolo de estatus por excelencia. Pero, ¿por
cuánto tiempo seguirán siéndolo?
En los años 50,
el gigante estadounidense General Electric fue el primero en dar con la receta
para hornear un diamante.
El método
"alta presión alta temperatura" (HPHT, por sus siglas en inglés) que
desarrolló -que recrea las condiciones bajo las cuales los diamantes naturales
se forman en las profundidades de la Tierra- se sigue usando hoy en día.
Un yunque de
acero gigante aplasta un cilindro de grafito del tamaño de un puño con una
fuerza equivalente al peso de la Torre Eiffel puesta de cabeza.
Al mismo tiempo,
el cilindro está siendo horneado a una temperatura de hasta 2.000ºC.
Eso es
suficiente para hacer que las capas de átomos de carbón del grafito se
reorganicen en una formación de diamante.
El diamante es
el material más duro del mundo y HPHT sigue siendo la mejor manera de producir
las millones de piedras diminutas conocidas como diamante de grano, que cuesta
unos cuantos dólares y cuyo poder abrasivo las hace ideales para herramientas
como limas y cabezas de perforadoras de petróleo.
Más
transparencia
En ese entonces,
la mayor compañía de diamantes el mundo, la sudafricana De Beers, se dio cuenta
rápidamente de que esa nueva tecnología era tanto una amenaza como una
oportunidad, y se metió en el negocio.
Steven Coe, jefe
de investigación de la subsidiaria de De Beers de diamantes sintéticos Element
6 -cuyo nombre viene del lugar del carbón en la tabla periódica- dice que esos
cristales supercomprimidos todavía representan el 90% de todo lo que venden.
Pero esa
tecnología tiene un inconveniente. Cantidades ínfimas del nitrógeno del aire se
infiltran en los diamantes y cambian su color a un verde turbio poco atractivo.
Eso explica el
entusiasmo por una nueva técnica para hacer diamantes: la deposición química de
vapor (CVD).
En vez de
presionar el grafito, produce una lámina de diamante, usando algún gas que
contenga carbono, como el metano.
Aunque se demora
más -semanas en cambio de minutos-, los cristales son más puros y claros, y
pueden ser hechos del tamaño y dimensiones necesarios.
El CVD abrió las
puertas a un nuevo mundo de aplicaciones, lo que está propulsando un rápido
crecimiento en la industria.
No quema
En el enorme y
nuevo centro de investigaciones de Element 6, en las afueras de Oxford,
Inglaterra, Steven Coe abre su maletín para mostrar una gama sorpresivamente
amplia de objetos, muchos de los cuales ni siquiera parecen diamantes.
Hay algo que se
ve y se siente como un disco de metacrilato o plexiglás.
Es una ventana
circular, de 12cm de diámetro, para los láseres de alta potencia.
El diamante es
casi completamente transparente en el rango de infrarrojo, así que la ventana
no distorsiona el rayo del láser, explica Coe.
Y, debido a que
el diamante es el mejor conductor térmico a temperatura ambiente de todos los
sólidos conocidos, la ventana no se recalienta.
Pero un objeto
de cristal de este tamaño en este momento cuesta US$100.000.
Sangre antes que
sensación
Esa propiedad
térmica también posibilita otra inesperada aplicación en el campo de la
electrónica.
Con las tarjetas
de circuitos encogiéndose cada vez más, surgió el problema del recalentamiento.
Element 6 está vendiendo grandes cantidades de disipadores de diamante: el
sistema de circuitos pasa sobre un pedazo de diamante que absorbe el calor.
El oro cubierto
de esa lámina de diamante provee un contacto eléctrico que no se deteriora,
presente en muchos de los dispositivos modernos.
Otro objeto
impactante es la cuchilla de un bisturí, tan afilada que Coe advierte que la
sangre empezará a brotar antes de que uno sienta que lo ha tocado.
Luego saca de su
maletín un objeto pequeño con forma de cúpula. "Es un domo de diamante
para parlantes", dice, y explica: "El diamante es el material más
rígido y por eso ofrece la mejor posible reproducción de sonido de alta
frecuencia".
"Las minas
de diamantes no son eternas"Pero hay un producto que Element 6
absolutamente no hace: piedras preciosas.
Los cínicos
pensarían que es porque su padre comercial De Beers se lo tiene prohibido, ya
que sus minas siguen supliendo cerca de un tercio de la demanda mundial por
diamantes naturales.
Efectivamente,
según el asesor en diamantes y periodista Chaim Even Zohar en Tel Aviv, uno de
los principales centros del comercio de diamantes, Element 6 es dueña de las
patentes de tecnologías que podrían usarse para producir las codiciadas piedras
preciosas con tonos azules y verdes, pero no las produce.
En opinión del
experto, sólo está posponiendo lo ineludible: "Estamos en el umbral de lo
que yo describiría como la capacidad de producción masiva. Y las minas de
diamantes no son eternas".
En este momento,
explica, los fabricantes de diamantes pueden ganar más dinero vendiendo sus
productos en forma de ventanas para láseres o limas.
Pero a medida
que la capacidad de producción aumenta y el suministro de diamantes de las
minas se estanca, él cree que será inevitable que los diamantes sintéticos
llenarán la brecha en el mercado de las piedras preciosas.
Con fallas
Ya es posible
conseguir piedras preciosas hechas por el hombre y, conversando con la BBC,
Zohar anticipa que atraerán a una generación más joven de compradores que
perciben que la minería perjudica a la Tierra y provoca conflictos.
Y ahora son tan
similares a los diamantes naturales que se han vendido fraudulentamente como si
fueran verdaderos en transacciones de millones de dólares, un escándalo que
Zohar sacó a la luz en 2012.
Esos diamantes
artificiales incluso tienen pequeñas fallas en su cristalina estructura,
imitando los que se encuentran en las piedras naturales.
Todavía es
posible, con equipos sofisticados, distinguirlos y De Beers ha estado usando
esos aparatos para eliminar el riesgo de fraude.
No obstante,
Zohar piensa que es probable que las piedras sintéticas ya sean comunes entre
las más pequeñas que se usan en joyas mixtas, en las que el costo de chequear
no vale la pena.
Como dos chicas
lindas
La pregunta es
si a los clientes realmente les importa. De Beers espera que sí.
"Mi trabajo
es vender maravillas naturales extraordinariamente raras, preciosas y
valiosas", le dice a la BBC el director de marketing de la firma, Stephen
Lussier. "Y eso es lo que los consumidores quieren comprar", asegura.
Su argumento es
que las piedras naturales son como las bellas artes: la gente no sólo compra un
objeto hermoso sino también su exclusiva historia.
Pero Zohar
señala que químicamente no hay ninguna diferencia entre los dos productos.
"Compárelo
con dos chicas lindas: una se concebió de forma natural y la otra por
inseminación artificial, pero son igual de bonitas".
Además, aunque
las obras de arte originales son muy codiciadas como símbolos de estatus, también
hay un mercado masivo para las copias idénticas.
Así que aquí
está la verdadera pregunta: ¿cuánto más piensa usted que se debe pagar para
proponer matrimonio con una piedra que se formó durante millones de años en vez
de una hecha la semana pasada?
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