Cinco anécdotas y escenas
inéditas del primer año del papa Francisco
LaNacion - jueves, 13 de
marzo de 2014
Si hay algo que caracteriza al
papa Francisco es la disciplina. Aquella que parece haber trasladado en su ya
famoso portafolio negro desde su departamento del segundo piso de la Curia, al
lado de la Catedral porteña, hasta la habitación 201 de la residencia Santa
Marta, en el Vaticano.
Su estricta rutina comienza antes
del alba, a las 4 de la mañana. "Con tanta gente que tengo durante el día,
es el único momento que tengo para rezar como sacerdote, para encontrarme con
Dios", justifica ante quienes se sorprenden. A las 7, preside la misa
matinal en la capilla de Santa Marta, a la que asisten los empleados de la
residencia, religiosos y sus invitados, excepto los miércoles, cuando encabeza
la tradicional y multitudinaria audiencia general en la plaza San Pedro.
Después se refugia por unos
minutos en su oficina para organizar su agenda del día -de la que él mismo
tiene registro manuscrito- y a las 9 va a desayunar al comedor. Entonces ya
está listo para cumplir con sus deberes y, siempre que sea posible, para dormir
una pequeña siesta después del almuerzo.
Con disciplina y organización,
Francisco se permite tomarse algunos momentos para tener contacto con amigos,
conocidos o incluso fieles con historias que despertaron su atención. Los
recibe en la residencia o en el Palacio Apostólico, los llama por teléfono, les
manda cartas o incluso e-mails. LA NACION contactó a distintas personas que
tuvieron acceso directo a Jorge Bergoglio después del 13 de marzo pasado en el
que el "Habemus Papam" le cambió la vida para narrar pequeñas
historias detrás de la rigurosa agenda del "padre Jorge".
1 ¿Una broma?
El 14 de marzo de 2013, el arzobispado de
Buenos Aires le comunicó al orfebre Adrián Pallarols que Jorge Bergoglio, su
amigo desde hacía diez años, lo llamaría desde el Vaticano. Efectivamente, a
las pocas horas escuchó en la línea su voz inconfundible, con un pedido muy
particular al comiendo de la conversación: "Hola Adrián. Por favor, no me
cortes, cada vez que digo que soy el Papa creen que es una joda y me cortan
todos", se apuró a decir el Santo Padre.
2 Autoservice
El comedor de Santa Marta es amplio y tiene
varias mesas, como cualquier hotel de mediana categoría. El Papa no deja que le
sirvan, él mismo elige su comida con la bandeja del desayuno. Todo es autoservice,
y el Papa se adapta a esa modalidad.
Pero además, a él le gusta compartir las
comidas con otras personas para conversar y distenderse.
Por eso suele estar acompañado por sus
secretarios personales y también por algún comensal recién llegado a la
residencia que despierta la atención del Pontífice. "Va personalmente a
invitar a la gente a comer a su mesa", cuentan quienes han corrido esa
suerte.
3 A dieta
Él se lo atribuye a la buena mano de los
cocineros de Santa Marta, la residencia donde vive, aunque seguramente haya
influido también la ansiedad por su nuevo rol de líder mundial, con toda la
responsabilidad que esto implica.
Lo cierto es que el propio Francisco admita
ante quienes lo rodean que se le colaron unos kilitos de más. "Aumenté un
poco de peso y ahora me estoy cuidando" se sinceró ante el rabino Abraham
Skorka y su mujer a comienzos de este año. "Las pastas romanas son
demasiado ricas", se justificó, y comentó que ahora tiene una dieta
"más restringida".
4 Cuervas
El 22 de agosto pasado, el Papa Francisco se
alejó por un momento de sus obligaciones y se puso en el rol de productor. Fue
cuando le contestó una carta a Karina Lefévere, una fanática de San Lorenzo que
le había escrito sobre el profundo dolor que sentía por la muerte de su padre
y, de paso, le mencionó que realiza un programa radial partidario, "Buenas
y Santas", junto a otras cinco "cuervas". En una misiva que
viajó hasta Boedo, Bergoglio les sugirió dedicar un programa al emblemático
equipo de San Lorenzo de 1946, que salió campeón y protagonizó una histórica
gira por Europa. Increíblemente, desde el Vaticano había llegado un consejo del
"cuervo" más famoso del mundo-.
5 Famoso
En constante contacto con las noticias del
mundo pese a su ajetreada rutina, el Papa Francisco sabe del impacto que tienen
sus acciones en la agenda mediática internacional. El día después de
protagonizar una foto que dio la vuelta al mundo, tal como él había
pronosticado cuando invitó al padre argentino Fabián Báez a dar una vuelta en
el papamóvil, llamó al hotel donde se hispedaba el párroco para seguir
bromeando sobre la trascendencia que la prensa y las redes sociales le dieron
al "paseo". "Me preguntaba... Y ahora que sos famoso, ¿sabés si
hay algún diario en el mundo en el que no hayas salido?", le dijo.
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