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domingo, 16 de marzo de 2014

exhackers

Los exhackers más ricos del mundo  

Forbes - ‎domingo‎, ‎16‎ de ‎marzo‎ de ‎2014
Durante su adolescencia estuvieron involucrados en actividades de dudosa legalidad y hoy son las cabezas de algunas de las empresas de tecnología más grandes del mundo. 

Mucho antes de ser el número 202 entre los más ricos del planeta, Jan Koum era sólo otro chico curioso con una afición por las computadoras.

Koum, cuya fortuna saltó repentinamente hasta los 6,800 millones de dólares (mdd) el mes pasado, cuando su startup WhatsApp fue adquirida por Facebook, comenzó su carrera en la tecnología cuando era un inmigrante adolescente de Ucrania y fan de la película Hackers de 1995. Desde la privacidad de su dormitorio de Mountain View, California, usaba su wardialer —una máquina que marca números de teléfono consecutivos a través de un módem hasta encontrar conexiones abiertas para explorar la Internet global y las redes lejanas–.

“El Internet era muy inseguro en ese entonces”, le dijo a mi colega Parmy Olson durante la plática que tuvieron para el reportaje de portada de Forbes sobre la startup de los 19,000 mdd de Koum. “Los servidores no tenían contraseñas… La parte difícil era encontrarlos y descifrar su estructura. No había manuales.”

Koum dice que sus intenciones no eran maliciosas. Tuvo cuidado de no borrar nada y nunca participó en el ninguno de los ataques DOS que inundaron la red a finales de los 90. “Fue más por curiosidad, el reto era comprenderlo”, dice.

Una vez, admite, se abrió camino a la red del gigante de gráficos Silicon Graphics, una historia que el CEO de 38 años de edad tiene cuidado de dejar inconclusa. “En algún momento me conecté con el servidor”, dice. “Y eso es todo lo que voy a decir.”

Añadan el nombre de Koum a la creciente lista de empresarios ultra exitosos cuyo camino hacia fortunas de miles de millones comenzó en el lado más salvaje de la piratería informática. De hecho, los fundadores de Apple, Microsoft, Facebook y Twitter, todos coqueteaban con actividades que podrían hoy ser llamadas piratería ilegal antes de fundar empresas exitosas de Silicon Valley.

A finales de los años 60, un Bill Gates adolescente y el co fundador de Microsoft, Paul Allen, por ejemplo, fueron sorprendidos con acceso no autorizado a una cuenta de administrador en Computer Center Corporation, e incluso hurgaron entre su basura para buscar impresiones del código fuente, de acuerdo con las memorias de Allen. En 2004, Zuckerberg utilizó los registros de ingreso de TheFacebook.com para irrumpir en las cuentas de correo electrónico de los reporteros de Harvard Crimson, de acuerdo con informes de Nicholas Carlson, de Business Insider. El cofundador de Twitter, Jack Dorsey, consiguió su primer trabajo al irrumpir en la red de la empresa de mensajería que esperaba que lo contratara para mostrarle sus vulnerabilidades de seguridad.

Las aventuras de piratería de Jan Koum jugaron un papel similar en su improbable salto del bienestar a los primeros sitios de la lista más reciente de multimillonario, publicada a principios de este mes. Koum era un miembro notable del grupo de hackers w00w00 en los 90, el cual también incluyó al cofundador de Napster, Sean Fanning, y de vez en cuando al cofundador de Napster e inversionista de Facebook Sean Parker. Gordon “Fyodor” Lyon recuerda Koum como un contribuyente vital para el desarrollo del escáner de seguridad Nmap, una herramienta usada actualmente por atacantes y defensores de las redes para ayudarse a encontrar sus vulnerabilidades. “Él fue particularmente útil en el entrenamiento de Nmap para reconocer máquinas FreeBSD”, me escribe Lyon en un correo electrónico, en referencia a un sistema operativo de código abierto común. “Vivíamos cerca y solíamos pasar el rato de vez en cuando. ¡Este tremendo éxito de WhatsApp realmente no podría haberle ocurrido a una persona más amable!”

Cuando Koum trabajaba en Yahoo! años más tarde, fue a esa misma multitud de w00w00 a la que acudió en busca de asesoramiento para defenderse de un ataque de denegación de servicio (DOS) sin precedentes que afectaba a los sitios web de la compañía, de acuerdo con Joseph Menn, de Reuters. Y cuando WhatsApp fue adquirida por unos impactantes 19,000 millones en febrero, ese mismo grupo de hackers se reunió para una celebración espontánea, informa Menn.

Trayectorias profesionales como la de Koum deben ser tomadas como evidencia de cómo procesar a jóvenes hackers inofensivos bajo la Ley de fraude y abuso cibernético (CFFA por sus siglas en inglés) puede obstaculizar la innovación, dice Hanni Fakhoury, abogado de la Electronic Frontier Foundation (EFF). “[La CFFA] definitivamente está creando un efecto amedrentador sobre los investigadores, los reparadores y los innovadores”, dice Fakhoury. “En la EFF recibimos llamadas telefónicas semanales de investigadores que tienen una idea, hemos hecho algunas pruebas preliminares, y queremos mirar más profundo, pero estamos preocupados por la responsabilidad de la CFAA. El volumen de las llamadas ha aumentado.”

Fakhoury señala el caso de Aaron Swartz, el prodigio del código, activista, y uno de los primeros empleados del sitio social de noticias Reddit. Swartz fue procesado bajo la CFAA en 2011 después de usar un script automatizado para descargar millones de archivos del sitio web de la revista académica JSTOR. Enfrentando multas millonarias y décadas en prisión, el joven de 26 años de edad se suicidó. Su historia se cuenta en un documental próximo a estrenarse titulado The Internet’s Own Boy.

“Zuckerberg, Steve Jobs, Bill Gates, Wozniak, Paul Allen, todos han contado o escrito en autobiografías sobre cómo cuando fueron más jóvenes participaron en actividades de dudosa legalidad, y la forma en que usaron esas experiencias, en su mayoría inofensivas, para crear las empresas de tecnología más grandes en el mundo”, dice Fakhoury. “Tuvieron la fortuna de no correr con el mismo destino que Aaron Swartz.”

Nadie ha captado mejor la importancia de la experimentación de la piratería informática para la innovación mejor que Steve Jobs, quien asoció con el cofundador de Apple Steve Wozniak para vender “Blue boxes”, herramientas que se saltaban las medidas de seguridad de las compañías telefónicas para permitir llamadas gratis. “Si no hubiera sido por esas cajas azules”, le dijo Jobs a su biógrafo Walter Isaacson antes de su muerte: “No habría existido Apple.”


Y si no hubiera habido wardialer, quizá tampoco habría existido Whatsapp.  

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