ANALISIS-Un año después, el Papa
Francisco enfrenta desafíos para cumplir esperanzas de reformas
Reuters - martes, 11 de
marzo de 2014
En el año desde su sorpresiva
elección, el Papa Francisco generó tantas esperanzas de cambios inminentes en
las enseñanzas de la Iglesia Católica que manejar toda esa expectativa será un
desafío.
El Papa, nacido en Argentina,
capturó la atención mundial al sugerir que podría flexibilizar las estrictas
normas de la Iglesia sobre el divorcio, la anticoncepción, el matrimonio, las
mujeres sacerdotes y las uniones homosexuales.
Sorprendentes comentarios como
"¿Quién soy yo para juzgar?" sobre las personas homosexuales han sido
un contraste con el estilo más distante de sus predecesores Juan Pablo II y
Benedicto XVI.
Pero si bien sus palabras y
apariciones públicas han llegado a muchos católicos, quien espere un rápido
cambio en esos polémicos temas se verá decepcionado, dijo el teólogo Richard
Gaillardetz, del Boston College.
"Hay una masa crítica de
católicos que quieren el cambio", dijo Gaillardetz, presidente de la
Sociedad Estadounidense de Teología Católica. "En la mente de muchas
personas, un cambio sustancial tiene que significar cambio en lo que llamo la
troika de los 'puntos calientes', es decir anticoncepción, ordenación de
mujeres y matrimonios del mismo sexo", comentó.
"Este Papa ha emprendido un
cambio muy importante, pero no necesariamente se enfocará en doctrinas
específicas", agregó.
Más bien, dicen Gaillardetz y
otros, Francisco busca un cambio más profundo en la Iglesia para que se
convierta en lo que llama un "hospital de campaña" que aborde las
necesidades de los fieles en vez de ser una institución encerrada en sí misma,
más preocupada de sus propias reglas y procedimientos.
En cualquier caso, el Papa parece
enfrentar la versión religiosa de lo que politólogos llaman una
"revolución de las crecientes expectativas", es decir, el momento en
que la gente piensa que sus distantes líderes los escuchan por lo que empiezan
a aumentar sus demandas por un cambio.
ADVERTENCIA
Los católicos de más años
recuerdan cuando las expectativas de una aprobación del Vaticano a la
anticoncepción aumentaron en la década de 1960, y fueron truncadas en 1968
cuando la encíclica Human Vitae del Papa Pablo VI sorprendió a muchos fieles al
mantener la tradicional prohibición.
Muchos creyentes desertaron de
las parroquias y sacerdotes abandonaron el clero. Un gran número de quienes
continuaron siguiendo a la Iglesia comenzaron simplemente a ignorar las
enseñanzas del Vaticano sobre el sexo.
Francisco intentó la semana
pasada disminuir las expectativas de un cambio rápido, diciendo en una
entrevista que él no era "una suerte de Superman o estrella" sino una
"persona normal".
"No es una cuestión de
cambiar la doctrina sino de profundizar para que la preocupación pastoral tome
en consideración situaciones y lo que puede hacer por la gente", dijo el
Papa.
El grupo internacional pro
reforma Somos Iglesia dijo que le preocupa que las reformas están retenidas por
una "fuerte resistencia en la estructura del poder". También pidió a
Roma rehabilitar a sacerdotes liberales y teólogos sancionados en décadas
recientes.
Estas demandas han saltado a la
primera plana ahora porque Francisco alentó a los católicos a discutir temas
sensibles más abiertamente y hasta realizó una encuesta sin precedentes para
conocer sus opiniones.
"Básicamente reabrió un
debate que fue cerrado durante los dos pontificados previos", dijo el
teólogo italiano Massimo Faggioli, un historiador del Segundo Concilio Vaticano
de 1962-1965 que lanzó reformas que Francisco quiere revivir.
SINODO DE OCTUBRE
Críticos impacientes esperan por
un Sínodo de obispos en Roma en octubre para discutir los resultados de la
encuesta. Pero no se tomarán decisiones, dejando eso para una segunda reunión el
próximo año.
"El le dice a obispos y
sacerdotes: pueden opinar y nosotros deberemos escuchar. Esto es un gran
cambio", dijo Faggioli. "Algunos están listos para hacer eso, como
los alemanes. Pero otros, como Estados Unidos e Italia, no están listos aún",
agregó.
Bajo los Papas Juan Pablo y
Benedicto, los sínodos eran reuniones preparadas con poco debate. Si los
obispos no se abren esta vez, dijo, será "un gran golpe" para
Francisco.
"Las altas expectativas que
ha generado vuelven a centrar todo lo que pasa en la Iglesia en él", dijo
el teólogo.
Si bien muchos obispos aún
parecen cautos sobre seguir el ejemplo de Francisco, Faggioli dijo que todavía
podrían darse sorpresas.
"Los preparativos para el
Vaticano II desde 1959 a 1962 fueron una gran decepción, pero cuando los
obispos llegaron a Roma pudieron expresarse", dijo. "Tal vez cuando
se reúnan para el Sínodo, comience a gestarse una nueva química", agregó.
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