El fútbol, el salvavidas de los
niños de las calles de Pakistán
AFP - martes, 25 de marzo
de 2014
El joven Mohammad Salman se creía
condenado a una vida errante, de mendicidad y de drogas en los barrios más
sórdidos de Karachi, pero ha encontrado la salvación en el fútbol y se prepara
para participar en el Mundial para Niños Callejeros, ¡en Brasil!
¿Quién hubiese podido imaginar
que este adolescente, que abandonó el hogar familiar a los 13 años, iba a
representar tres años más tarde a su país en el extranjero? Seguro que él no.
"En mi vida pasada, yo era
un niño de la calle, consumía droga, no iba al colegio", recuerda
Mohammad. "Era adicto, no sabía lo que hacía ni lo que iba a hacer con mi
vida", añade.
El renacimiento de este joven
paquistaní comenzó cuando fue detectado por la ONG Azad que, gracias al balón,
reintegra a una cierta normalidad a los niños de Karachi, la megalópolis del
sur del país, que tiene más de 20 millones de habitantes.
"Han logrado despertar en mí
el interés por el fútbol", dice el chaval. "Estoy excitado con la
idea de tomar parte en un Mundial para niños callejeros", añade.
Esta peculiar competición se
organizó por primera vez en Sudáfrica en 2010, poco antes del Mundial que ganó
España, y en él participaron equipos de Brasil, Nicaragua, India, Filipinas,
Tanzania, Ucrania y de Mánchester, ciudad del norte de Inglaterra. El equipo
indio fue el ganador de un torneo que fue un completo éxito, de ahí que se
celebre una segunda edición, del 28 de marzo al 6 de abril en Rio de Janeiro, a
pocas semanas del Mundial de los profesionales.
-Ganar el respeto-
Este torneo en Brasil, la Meca
del fútbol, representa un salto gigantesco en la vida de estos jóvenes,
habituados a jugar al fútbol en descampados, con piedras como improvisadas
porterías, en los barrios de una ciudad que sucumbe a una oleada de asesinatos,
una guerra de bandas y el ascenso de los talibanes.
Sólo el año pasado, más de 2.500
personas fueron asesinadas en Karachi, un récord de violencia para esta ciudad
en la que 200.000 niños viven en las calles, dice Iftan Maqbool, de la ONG
Azad. "¡La experiencia vale la pena! Ahora el objetivo es ganar cierto
reconocimiento", asegura Maqbool.
Pakistán es más conocido por su
amor al cricket y sus fábricas de balones que por sus éxitos en el fútbol.
Para los chicos rescatados de las
calles de Karachi, el fútbol es ahora sinónimo de respeto: "Cuando vivía
en la calles, nadie me trataba con respeto. No sabía nada de nada, era
analfabeto", admite Owais Ali, miembro de la selección paquistaní, como
Mohamad Salman, que viajará a Brasil. "Había abandonado también mi casa,
estaba perdido, tenía problemas en toda la ciudad. Después logré encontrar mi
camino gracias a la Fundación Azad, que me ha dado los medios para
estudiar", explica Ali. "Ahora estoy en el tercer curso del
instituto. Otra vez tengo amigos y la gente me respeta gracias al fútbol",
añade.
Motivar a niños desamparados ha
sido un trabajo de día a día, reconoce su entrenador Abdul Rashid: "La
primera vez que jugamos fue difícil, no eran constantes en sus esfuerzos y
tuvimos que trabajar para hacer un verdadero equipo". "Trabajamos
duro para ir a Brasil, ahora debemos competir por el trofeo", dice el
técnico.
La sola presencia de estos chicos
en el 'país de Pelé' es un motivo de orgullo y respeto para ellos y mejora ya
el resultado de la selección paquistaní, que no se clasificó para el Mundial
'oficial'.
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