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lunes, 31 de marzo de 2014

CIA

     LA SUMA DE TODOS MIEDOS DE LA CIA

newsweek.mx
Los cargos de espionaje en el senado no son los peores que enfrenta el organismo de inteligencia.

Todos los televisores del bar de hotel mostraban segmentos de Dianne Feinstein, presidente de la Comisión de Inteligencia del Senado, denunciando a la CIA por espiar a su personal, cuando me reuní con un agente del organismo para tomar un trago la semana pasada. Esbozó una pálida sonrisa, señaló  al televisor y dijo que se había librado por los pelos de ser asignado a interrogar a sospechosos de Al-Qaeda en un sitio secreto hace algunos años.

”Supongo que lo habría hecho”, dijo, insinuando que uno acata las órdenes o renuncia. Pero todas las personas que participaban en el programa de antiterrorismo sabían lo que ocurría en esos lugares, dijo, y se alegró de que el organismo hubiera hallado a última hora otra cosa para él. “Mira lo que ha pasado”.

Cuatro años después de que Feinstein lanzó su investigación de ese programa de interrogatorio, su comité y la CIA están enzarzados en una lucha a muerte sobre lo que puede revelarse del informe de 6300 páginas del panel, el cual permanece aún en secreto. El callejón sin salida ha atraído una atención renovada a las declaraciones de antiguos agentes de la CIA y el FBI que respaldan la conclusión no oficial de que el organismo exageró los éxitos del programa de interrogatorios y minimizó sus abusos.

A principios de 2008, por ejemplo, el comité tuvo noticias de Ali Soufan, uno de los principales exagentes de antiterrorismo del FBI, quien desde entonces salió a la luz pública con sus críticas contra las técnicas de interrogatorio mejoradas, o EIT por sus siglas en inglés, que los contratistas de la CIA habían usado con Abu Zubaydah, el principal cautivo de Al-Qaeda. “Los empleados presentes estaban escandalizados”, escribió en sus memorias, tituladas The Black Banners (Los estandartes negros). “Lo que les dije contradecía todo lo que los funcionarios del gobierno de Bush y la CIA les habían dicho. Cuando se empezó a hablar de si yo podía demostrar todo lo que decía, les respondí, ‘Recuerden que un agente del FBI siempre guarda sus notas’”.

Siendo un estadounidense de origen libanés condecorado por el FBI y el Departamento de Defensa por su trabajo en el área del antiterrorismo, Soufan presentó el argumento ante el comité de que funcionarios de la CIA, principalmente José Rodríguez, el exjefe de antiterrorismo de la CIA que ordenó la destrucción de las cintas de video de los interrogatorios, mintieron sobre la utilidad de torturar a los detenidos hasta el punto de modificar las fechas de los documentos para mostrar que no existía una relación de causa y efecto.

“En esta área, no es cuestión de memoria, sino de registros factuales”, dijo después a Amy Davidson de The New Yorker. “Ahora hay miles de páginas de memorandos e informes desclasificados que refutan totalmente lo que el Sr. Rodríguez y otros argumentan actualmente. Por ejemplo, uno de los supuestos éxitos de las EIT según los memorandos desclasificados, es que, después del inicio del programa en agosto de 2002, Abu Zubaydah proporcionó información que evitó que José Padilla detonara una “bomba sucia” (mezcla de material nuclear y explosivos convencionales) en el suelo estadounidense, e identificó a Khalid Sheikh Mohammed como el cerebro de los ataques del 11 de septiembre de 2001. El Sr. Rodríguez ha estado repitiendo esta afirmación.

“La realidad”, continuó Soufan, “es que esas dos piezas de información fueron adquiridas por mi pareja y por mí, con colegas de la CIA, a principios de abril de 2002, meses antes del inicio  del programa de EIT en 2002. Pero en los memorandos, pudieron promover hechos falsos, incluso modificando las fechas, para hacer que sus afirmaciones parecieran válidas”. En un memorando interno de la CIA, se afirmó que Padilla fue arrestado en mayo de 2003”, dijo Soufan al comité. “En realidad, fue arrestado en mayo de 2002. Pero señalar que fue en 2003 concuerda con el relato del ‘waterboarding’ (simulacro de ahogamiento)”.

Soufan también desestimó las afirmaciones de Rodríguez y sus aliados de que las quejas sobre la utilidad de los severos interrogatorios provenían únicamente del FBI, un organismo de ejecución de la ley que salió de los sitios secretos en 2002. “Estoy en total desacuerdo con esta aseveración...”, dijo Soufan al Comité Judicial en un testimonio abierto individual presentado en 2009. “Ellos (los interrogadores de la CIA con los que trabajó) apoyaban al cien por ciento el uso de técnicas no físicas de obtención de información que habían funcionado durante décadas con criminales bien curtidos. “En realidad, el psicólogo principal de la CIA, el psicólogo forense, se opuso a estas técnica [de tortura] e incluso dejó el lugar antes de que yo lo hiciera”, testificó Soufan. “Pienso que su interrogador principal coincidía al cien por ciento con nuestro punto de vista, el punto de vista del FBI, porque es un interrogador profesional.

“Casi todos los funcionarios de organismo con los que trabajé en estos asuntos eran buenas personas, que sentían, al igual que yo, que el uso de las técnicas mejoradas eran antiestadounidenses, inútiles y perjudiciales para nuestra seguridad nacional”, añadió Soufan. Abu Zubaydah fue sometido al “waterboarding” incluso antes de que la técnica fuera autorizada, subrayó.

Por razones que aún se desconocen, la Comisión de Inteligencia del Senado no ha recibido el testimonio de Glenn Carle, un oficial de alto rango de la CIA que ha salido a la luz pública con su crítica del programa de interrogatorios. Carle, quien se jubiló en 2007 como Funcionario Adjunto de Inteligencia Nacional de la CIA para Amenazas Transnacionales, fue enviado a interrogar a un afgano calificado como “un banquero Al-Qaeda “ en un sitio secreto, identificado más tarde como Marruecos, en 2002. Siendo un veterano en operaciones de espionaje, Carle pronto se dio cuenta de que el detenido no era nada más que un humilde comerciante con una relación pasajera con el grupo terrorista. Pero incluso cuando los altos mandos supieron que tenían al hombre equivocado, afirma en sus memorias tituladas The Interrogator: An Education (El interrogador: Una educación),  decidieron mantenerlo preso.

“Es posible que algunos miembros del organismo no desearan soltarlo porque gran parte de sus argumentos se basaban en valoraciones erróneas, por lo que al liberarlo, habrían mostrado que toda la operación no era más que un castillo de naipes, al igual que gran parte de la lucha contra el terrorismo”, declaró a Harper’s Magazine.

Otros interrogadores de la CIA han hecho recuentos similares a la Comisión de Inteligencia. Y también está el tema de los registros recopilados por el Comité: las “notas” que Soufan mencionó, así como documentos internos del organismo, que contradecían directamente las garantías que los funcionarios de la CIA dieron al comité de que el “waterboarding” no solo era seguro, eficaz y no adictivo, sino que además era esencial para hacer hablar a las figuras principales de Al-Qaeda.


Para las personas que han seguido atentamente el asunto, las “revelaciones” en el informe del comité no constituirán ninguna sorpresa: en gran medida, han estado allí todo el tiempo. Todo lo que queda es el juicio, y esa es la suma de todos los miedos de la CIA.

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