La generación Y son jefes
flexibles: ¿mito o realidad?
Apertura - miércoles, 8 de
octubre de 2014
Los Y llegan a las posiciones de
liderazgo –ya tienen puestos de jefes o, incluso, gerencias medias–, ¿mantienen
las mismas características que cuando ingresaron a la empresa? “La
responsabilidad cambia el estilo”, asegura Hatum, profesor de IAE Business School,
director del Centro de Investigación Grupo RHUO del IAE y autor del libro
“Yrrupción”., quien ve a los jefes Y con una forma de gestión más colaborativa,
sin miedo a delegar. Para Soledad Villarruel Larré, directora de RR.HH. de
Level3 para Cluster Sur, en su compañía, ya hay Y en posiciones de liderazgo–,
por cómo están formadas hoy las organizaciones, se parecen más a la generación
anterior, la X. “También tiene que ver con la maduración personal –concede
Andrea Ávila, directora de Randstad–. Incorporan cosas de los X, como la
estructura y la responsabilidad, pero se retroalimentan con otra mirada”. Así,
escuchan, generan buen clima de trabajo, planifican y buscan productividad y
eficiencia.
La mayoría, entonces, replica el
modelo de jefe que conoce, el de sus antecesores, con el aporte fresco de
algunas características propias. “Todavía, no hubo un cambio fuerte en el
liderazgo de las empresas. Los Y que llegan a jefes están más en el límite de
ser casi X y tienen comportamientos aprendidos. No siempre se acuerdan de cómo
eran cuando empezaron”, admite María Lorena Gregori, Talent leader de Recursos
Humanos de EY Argentina: Se espera, entonces, que, a medida que asciendan y los
Z empiecen a desarrollarse, cambie, aún más, el paradigma.
“Tienen dificultad para liderar.
Toda la flexibilidad y virtualidad de la que se habla viene duplicada porque
está exigida por ellos, que, ahora, son jefes, y por los nuevos empleados”,
advierte Pablo Maison, VP de Recursos Humanos de Unilever. Esto genera, claro
está, un estrés dentro de la compañía, que necesita abrir canales de
comunicación más fluidos. “Los Z, en las tareas muy focalizadas, tienen
dificultades porque son del multitasking. Y las organizaciones, todavía,
necesitamos focalización”, asegura.
Así, entonces, si ciertas
características marcadas al principio en los millenials se diluyen, se
presupone que el objetivo de la convivencia de las generaciones en la
organización es que se nutran entre sí. El Y, por caso, le pasa al X la
necesidad del trabajo en equipo, el balance vida/trabajo y la necesidad de un
feedback y de un mentoring más de cerca. “Los millenials tienen una relación
muy informal y cercana con sus padres y se encuentran con jefes de la edad de
su padre, a los que les cuesta adaptarse. En cambio, cuando el Z exija un
vínculo muy cercano, al Y, no le resultará complicado entenderlo. Todas las
generaciones en las empresas están más abiertas”, añade Alejandro Mascó, socio
de Human Brand.
La convivencia entre las
generaciones es uno de los principales desafíos del área de HR, que tiene que
balancear, casi como un malabarista, las exigencias de un empleado
tradicionalista o baby boomer, de más de 50 años, con el de un JP o pasante
recién ingresado, de 20. “La generación X sigue teniendo el desafío de mirar a
los Y con los mismos ojos. Es un problema porque creen que es gente que no está
comprometida porque no trabaja de sol a sol o no se la puede llamar a cualquier
hora”, admite Ávila, de Randstad. Es el cambio de paradigma entre el trabajar
para vivir y el nuevo de trabajar para disfrutar, con otros tiempos. “La
convivencia es un problema. Se puede hacer mentoring y trabajar en el
acercamiento”, aconseja Hatum.
En Telecom, por ejemplo, se hacen
talleres de diversidad y se elaboraron análisis con consultoras para tipificar
cómo se ve a los Y dentro de la compañía. “Los baby boomers los ven deseosos,
impacientes, que se aburren en el trabajo y que vienen sobreprotegidos desde la
familia”, cuenta Marcelo Villegas, director de Capital Humano del Grupo Telecom
los resultados. Ahora, cuando se les consultó a los Y cómo se veían a ellos
mismos, la respuesta fue que se consideraban honestos, tolerantes, flexibles,
curiosos y en busca de lo positivo. Además, cuando se les preguntó qué era el
éxito, el 73 por ciento respondió que ser feliz, luego ser parte de una familia
amorosa y, recién en tercer lugar, aparece el trabajo. Otra diferencia
generacional.
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