“La fuerza de los fenómenos genera cronistas“
Deutsche Welle - octubre de 2014
El escritor nicaragüense Sergio Ramírez llegó a
la Feria del Libro de Fráncfort como bandera de un grupo de editoriales y
jóvenes autores centroamericanos, que son los cronistas en tiempos de
descomposición social.
Sergio Ramírez (Masatepe, Nicaragua, 1942),
llegó al mayor encuentro editorial acompañado de su traductor, Lutz Kliche, y
de un grupo de jóvenes narradores centroamericanos que participan en la
antología “El Espejo Roto“. Ésta fue traducida al alemán como “Zwischen Süd und
Nord“ y editada por el sello suizo Unionsverlag, con el apoyo de Litprom y el
Instituto Goethe de México. Sergio Ramírez, editor del tomo, es bandera de una
decena de editoriales centroamericanas independientes que participan por
primera vez en la Feria del Libro de Fráncfort.
Sergio Ramírez luchó contra la dictadura de
Somoza y apoyó al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). En 1984 fue
elegido vicepresidente de Nicaragua como compañero de fórmula de Daniel Ortega.
Su apoyo a las reformas a la Constitución Política de 1995, que promovían una
mayor democracia, selló sus diferencias con la cúpula del FSLN, partido que
abandonó para fundar el Movimiento Renovador Sandinista (MRS) del que fue
candidato presidencial en las elecciones de 1996. En 2008 el gobierno de Ortega
–en su segundo mandato de 2007 a 20012-, vetó a Ramírez como prologuista de una
antología del poeta Carlos Martínez Rivas, que el diario español El País iba a
publicar, y que decidió retirar en protesta. El veto provocó el rechazo de
escritores e intelectuales, entre ellos Gabriel García Márquez y Carlos
Fuentes.
DW: ¿Cómo describiría hoy en día a la
revolución sandinista?
Sergio Ramírez: Como un proceso fallido. No es
la primera vez que una revolución termina en autoritarismo, no es la primera
vez que algunos líderes de esa revolución sacan provecho del fenómeno social,
para asumir de manera total el poder y dejar postergados los principios en los
que esa revolución se basó. Es lo que está ocurriendo en Nicaragua.
¿Es Daniel Ortega un traidor a los ideales de
aquel entonces?
No me gusta usar palabras peyorativas. Estoy
describiendo un fenómeno como se presenta hoy en día en Nicaragua. La
revolución ha sido abolida en cuanto a sus principios y sus valores éticos y lo
que existe es un gobierno familiar.
¿Está en peligro la democracia en Nicaragua?
La democracia en Nicaragua ha sido suprimida.
La democracia en Nicaragua tiene que ser rescatada del sistema que tenemos hoy
en día, que depende de una sola persona. La separación de poderes del Estado
nicaragüense no existe. Lo que existe es una voluntad única que toma todas las
decisiones de carácter judicial, electoral, legislativo e institucional.
Viene usted al frente de un grupo de jóvenes
escritores centroamericanos. ¿Qué es lo que cuentan en sus relatos?
Hay una búsqueda, como en todo principio de
siglo. Hoy en día los jóvenes están buscando su camino dentro de una gran
multiplicidad. Lo que primero me seduce es la enorme cantidad de escritores que
hay ahora en Centroamérica. El número de escritores ha crecido de manera exponencial.
Eso me parece muy alentador. No que la cantidad domine a la calidad, sino que
de la cantidad se puede extraer la calidad.
¿A qué se debe el surgimiento de nuevas voces
en una región tan convulsa?
Precisamente por eso. Me parece que antes la
forma de expresión predominante en Centroamérica en el siglo XX fue la poesía.
Había muchos poetas y pocos narradores. Hoy se ha invertido la fórmula, hay
muchos narradores y menos poetas. Quizá porque la fuerza de los fenómenos
necesita cronistas. El fenómeno de las migraciones masivas hacia México en
busca de la frontera con Estados Unidos está presente todos los días. El
fenómeno masivo de los niños que llegan a la frontera es tan dramático. El
dominio del narcotráfico, de las pandillas juveniles, del crimen organizado,
los Zetas en Guatemala; la vieja represión de los militares que están sometidos
a juicios públicos como en Guatemala; la amenaza a la existencia misma del
Estado por la corrupción que implica la presencia tan intensa de los carteles
del narcotráfico como en Honduras; la amenaza a la misma institucionalidad que
las pandillas de las maras representan en El Salvador, en fin, eso hace
imposible no tender la vista hacia esos fenómenos y crea una literatura muy
rica.
Hace usted un diagnóstico desgarrador de la
descomposición social…..
Yo no veo un remedio a corto plazo porque la
economía en Centroamérica tal vez crezca, aunque sea a niveles modestos, pero
eso no corrige las grandes desigualdades sociales. Crece el número de ricos y
crece el número de pobres. La brecha social es cada vez más ancha. No hay
justicia fiscal. No hay justicia social. Todo se resume a un discurso populista
que no pone remedios reales. La pobreza ya se sabe que es el caldo de cultivo
de todos los males sociales: delincuencia juvenil, organizaciones de pandillas,
narcotráfico. Yo a corto plazo realmente no veo que se esté haciendo nada por
corregir o por cerrar esta brecha…
Un fenómeno que se extiende a México y tiene
que ver con la cercanía con los Estados Unidos.
Tiene que ver con la cercanía a los Estados
Unidos pero no deberíamos echarle la culpa a la cercanía con Estados Unidos
nada más. Yo insisto en que la injusticia, la pobreza, la marginalidad, son
caldos de cultivo. Yo no veo ninguna diferencia entre Guerrero en donde hoy
estamos conociendo esta atrocidad, la muerte de los maestros normalistas,
asesinados por narcotraficantes en complicidad con la policía municipal... no
veo ninguna diferencia entre lo que ocurre en Iguala y lo que ocurre en Chiapas
o lo que ocurre en Guatemala y en El Salvador. Desgraciadamente, de Guerrero
hacia abajo somos una sola región de pobreza, miseria y marginalidad, y por
tanto los fenómenos se reproducen de la misma manera.
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