Cuáles son los deportes favoritos de los ricos
La Nación - octubre de 2014
Para lo más ricos del mundo -aquellos que
poseen más de US$30 millones- no es suficiente dar patadas a una pelota en una
cancha local. Entonces, ¿a qué dedican ese tiempo de ocio?
Lo bonito del deporte es que cualquiera lo
puede practicar, sea rico o pobre. ¿Tienes un balón? ¿Algunos amigos? Si es
así, puedes jugar. Sin embargo, para los más ricos del mundo -aquellos que
poseen más de US$30 millones- no se suficiente dar patadas a una pelota en una
cancha local.
Los multimillonarios tienden a unirse a un club
exclusivo, comprar el equipamiento más sofisticado y escoger deportes que
requieren desembolsar una gran cantidad de dinero. "A la gente rica le
gusta andar con otros de su misma condición", explica Thomas Corley, el
autor de "Hábitos Ricos", un libro sobre las prácticas de los
individuos muy solventes. "El deporte además los puede ayudar a
desarrollar sus contactos. Unirse a un club es una buena manera de afianzar
relaciones". Incluso cuando parece que los ultrarricos practican los
mismos deportes que el resto de los mortales, si uno se fija con atención se
dará cuenta de que no es así: no juegan de la misma manera o por las mismas
razones.
Para jugar al golf, todo lo que se necesita es
un palo, una bola y un agujero. Pero los más ricos del mundo no suelen estar
dispuestos a compartir el día con la gente común y corriente en un espacio
público. En cambio, prefieren ser socios de un club en el que después de jugar
puedan almorzar con gente con un historial similar al suyo. "Ser miembro
de un club de golf cuesta cientos de miles de dólares", dice David
Friedman, el presidente de Wealth-X, una agencia con sede en Singapur que
genera información relativa a los multimillonarios.
De acuerdo con Golf Magic, una página web para
entusiastas del golf, una membresía puede costar entre US$18.755 en Archerfiel
Links, en Escocia, y US$392.000 en Liberty National, en Nueva Jersey, Estados
Unidos. El 10% de los más ricos del mundo juega al golf, según Wealth-X.
Con un salario medio (de países desarrollados)
se puede disfrutar del esquí. Por ejemplo, un bono de dos días para las pistas
de Aspen Snowmass, en Colorado, Estados Unidos, cuesta US$238. Los más ricos,
sin embargo, suelen alquilar un avión privado y volar a Courchevel, en Francia.
Estos también suelen querer tener su propio chalet en la nieve y comprar el
mejor equipamiento. Y los que no compran una casa escogen alojarse en un resort
u hotel de lujo.
De acuerdo a las investigaciones de Corley, el
12% de los individuos más ricos del mundo posee una casa en una zona de esquí.
El porcentaje es alto, teniendo en cuenta que sólo el 1,6% de la población
general practica este deporte. Así lo recoge el Informe Internacional sobre
Turismo de Nieve y Montaña 2014, escrito por el consultor independiente Laurent
Vanati. Para algunos multimillonarios no es suficiente practicar su deporte
favorito: necesitan poseer el equipo completo. Así, no es inusual que
aficionados ricos compren equipos de baloncesto o fútbol.
La última tendencia entre los ultrarricos de
India es, sin embargo, el kabaddi. Es una especie de lucha libre por equipos y
se ha practicado durante décadas. Cada equipo, de cinco jugadores, debe
capturar a un miembro contrario y volver a su lado de la cancha. Los miembros
atrapados tienen que salir fuera del área de competición. El atacante no debe
respirar durante el ataque. Para demostrarlo, debe cantar en forma
ininterrumpida. De ahí viene el nombre del juego: "kabaddi" significa
"canto" en India y Paquistán. Es un juego antiguo pero últimamente no
es extraño ver a estrellas de Bollywood y grandes ejecutivos acudir a los
torneos. Los millonarios indios no lo practican, pero poseen los equipos que
compiten en la Liga Pro Kabaddi. Sin embargo, comparado con otros deportes, ser
dueño de una agrupación no es tan caro.
Dirigir un equipo de kabaddi puede costar unos
US$820.000 al año, relativamente económico si se compara con los más de 1.000
millones de dólares que cuesta comprar un equipo profesional en Estados Unidos
y Europa y los cientos de millones que hace falta para mantenerlo. El único
contacto que la mayoría de la gente tiene con la vela es cuando este deporte es
televisado a raíz de los Juegos Olímpicos o la Copa América. Pero para los ultrarricos
puede ser una relajante actividad de fin de semana.
De acuerdo a la investigación de Corley, el 38%
de los individuos más ricos del planeta navegan "y les encanta". La
mayoría pesca y se relaja. "Puede ser como meditar", señala. Pero
algunos prefieren la competición. Esto se puede hacer sin invertir mucho, con
un pequeño barco de segunda mano. Aquellos con un patrimonio de millones de
dólares, por el contrario, suelen gastar miles en yates. Así lo asegura Paddy
Boyd, director ejecutivo de Sail Canada, una asociación que promueve la
navegación. Un yate suele costar entre US$50.000 y US$200.000, dependiendo del
tamaño. Si éste mide más de 24 metros de longitud, su precio será superior a
los US$10 millones.
Pero no es suficiente con comprar un barco.
También se necesita una tripulación. Las embarcaciones que participan en la
Copa América suele tener entre 15 y 20 tripulantes. Y estos suelen ganar un
sueldo de seis cifras, dice Boyd. Además, están las tasas del club, los costos
de amarrar el yate en un puerto y su mantenimiento. Participar en una
competición regular cuesta entre US$20 y US$250. Y si son profesionales
US$1.6000 o US$2.000.
La hípica se conoce como "el deporte de
los reyes". Si bien es posible comprar un caballo por unos cuantos miles
de dólares, los más codiciados suelen costar millones. En septiembre de este
año la Keenland Association, con base en Kentucky, Estados Unidos, vendió 13
potros (caballos de menos de un año) por valores en torno a US$1 millón; dos de
ellos por US$2,2 millones. Una vez adquirido el animal, se necesita un
entrenador, que suele cobrar unos US$37.000 al año, pagar al veterinario y
asumir los costos de alimentación, transporte y demás. Si se suma todo, uno
podría gastar más de US$100.000 al año. Lamentablemente, con todo ello no se
asegura un caballo ganador.
En 2006 un grupo de ricos británicos pagó US$16
millones por The Green Monkey (El Mono Verde). Tras perder tres carreras
consecutivas, el caballo fue retirado de la competición. En la mayoría de las
carreras el ganador se lleva unos US$100.000. "Pero los ricos no tienen
caballos para recuperar su inversión", asegura Jill Mullvihil, director de
comunicación y relaciones públicas del National Thoroughbred Racing
Association, en EE.UU. "Lo hacen porque aman a estos animales y el
deporte".
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