La paradoja colombiana: es uno de
los países que más crecen, pero la bonanza no llega a todos
LaNacion - mayo de 2014
Colombia está de fiesta, pero son
pocos los que se sienten invitados. Con un sólido crecimiento en la última
década y cifras que despiertan la envidia de sus vecinos en la región, los
especialistas hablan de un "milagro económico". Pero esa euforia no
se respira en el país, donde tres de cada cinco personas sienten que las cosas
van por mal camino y se preguntan dónde está la bonanza.
En Bogotá conviven las dos caras
de la paradoja colombiana. La pujanza se vislumbra, sobre todo, en el norte de
la ciudad. Allí, en el medio de los cerros -en los barrios La Cabrera y El
Chicó-, vive la clase más acomodada y se alzan el centro financiero y la
glamorosa Zona T, con sus shoppings y restaurantes chic. En el Sur, en cambio,
la bonanza llega con cuenta gotas a los tugurios (villas miseria) de las
localidades de Bosa y Ciudad Bolívar.
Los bogotanos se enorgullecen del
Transmilenio (una especie de Metrobus, que se inauguró en 2000), las ciclovías
y del centro histórico colonial en el barrio de La Candelaria. Pero, en
paralelo, se quejan de la inseguridad, del estado de la salud y de los
embotellamientos.
"Yo no veo ningún milagro
económico. Me cuesta conseguir un trabajo estable, porque son todos contratos
temporales; la salud está cara, y si salís a la noche, te roban", dijo
Claudia Cerro, una empleada de 40 años.
Claudia pertenece a esa mayoría
de colombianos que sienten que las cosas no están bien. Según una encuesta de
Gallup publicada este mes, el 68% de la población es pesimista respecto del
rumbo del país.
En el exterior, en cambio,
Colombia está de moda. Este año, Le Figaro, The Economist y Financial Times
elogiaron el buen ritmo que tienen las cuentas del país, que en los últimos
cuatro años creció en promedio 4,6%, por encima de muchas economías de la
región.
En febrero, The Wall Street
Journal se sumó a la ola de elogios internacionales. Sostuvo que Colombia se
había transformado en la tercera economía de la región, superando a la
Argentina, aunque muchos desconfiaron de las mediciones por las fluctuaciones
del peso local.
Sea cierto o no, las cifras
macroeconómicas de Colombia despiertan la envidia de cualquier argentino. La inflación
fue de 1,9% el año pasado (la cifra más baja en 50 años), el déficit fiscal
descendió y las reservas internacionales treparon a 45.000 millones de dólares.
El desempleo, una de las
principales preocupaciones de los colombianos, desciende mes tras mes y hoy se
ubica en 10,7%. También bajó la pobreza, que en 2013 fue 30,6%, dos puntos
menos que en 2012, aunque todavía es elevada. Una de las cifras que más
admiración despiertan en la región es la tasa de inversión -el porcentaje de
PBI que reinvierte el país-, que pasó de 15,5% en 2004 a 27,7% en 2014.
"Sin duda, hemos tenido
viento a favor por el contexto internacional, pero la economía ha sido manejada
de forma responsable. Esto no es algo nuevo. Colombia es un país que en los
últimos años tuvo un manejo prudente de la economía", dijo el analista
económico y director del diario Portfolio, Ricardo Ávila.
El crecimiento de Colombia ha
estado estimulado por la producción petrolera y, en menor medida, por la
exportación de carbón. "En los últimos años, los productos agrícolas, como
el banano y el café, están sufriendo por la apreciación del peso", agregó
el analista Pedro Medellín.
A los resultados económicos,
podría sumarse otra buena noticia: las conversaciones de paz con las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que emprendió hace un año y medio
el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y que buscan ponerle fin a una
guerra de más de 50 años. No es utópico pensar que en 2015 se podría firmar el
acuerdo que tanto anhelan los colombianos.
Sin embargo, la paz, el caballito
de Santos para buscar la reelección en los comicios de mañana, no convence a
los colombianos, escépticos sobre la firma de un acuerdo y desconfiados, sobre
todo, de las verdaderas intenciones de la guerrilla. En los últimos sondeos,
Santos aparece cabeza a cabeza con el derechista e hijo político del ex
presidente Álvaro Uribe, Oscar Iván Zuluaga.
La sólida gestión económica del
presidente tampoco termina de conquistar a los colombianos. Santos dijo
repetidas veces que tuvo problemas para comunicar sus logros. Pero el problema
es más complejo.
"El hombre de la calle ve lo
que le afecta más directamente. No entiende qué es eso del crecimiento del PBI
y reservas internacionales. Ve que, si bien la inflación está controlada, los
sueldos son bajos, el desempleo descendió muy poco y el transporte, por lo
menos en Bogotá, es un desastre", sostuvo Medellín.
El desempleo es la principal
preocupación de los colombianos, según la encuesta de Gallup. A pesar de que el
trabajo formal aumentó, todavía la informalidad es muy alta y afecta a 10
millones de personas empleadas. En el mismo sentido, Colombia sigue siendo uno
de los países más desiguales del mundo. El Índice Gini, que mide la inequidad,
fue de 0,539 tanto en 2013 como en 2012.
Hay otros temas más de fondo que
explican el descontento. El año 2013 fue un año agitado socialmente, en el que
hubo muchos paros sectoriales (de maestros, cafeteros, campesinos), que
golpearon la capacidad de Santos de generar gobernabilidad. A esto se suma una
gran crisis en el sistema de salud, afectado por las denuncias de corrupción,
el hacinamiento y la mala atención. El descuido de la educación y la corrupción
también figuran como preocupaciones de la gente. "Yo sé que aquí hay
dinero, que vienen las empresas de afuera y que vamos bien. Pero a mí me cuesta
pagar el alquiler. Es como mirar un baile desde afuera", dijo, resignado,
Eusebio Gómez, un taxista de 50 años.
Durante la gestión de Juan Manuel
Santos, Colombia creció a un rimo promedio de 4,6% anual Su economía se basa en
la producción de bienes primarios para la exportación (14,9%) y bienes de
consumo para el mercado interno (8,4%) Es el cuarto productor petrolero de
América latina, con cerca de un millón de barriles diarios Bajaron el desempleo
(10,7%) y la pobreza (30,6%), pero creció el subempleo (29,3%) En el Índice
Gini, donde 0 es perfecta igualdad social y 1 desigualdad total (una sola
persona tiene todos los ingresos y los demás, nada), está en 0,539
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