https://www.facebook.com/wilber.carrion.1 - Twitter: @wilbercarrion  
  Su apoyo es bienvenido, cuenta: BBVA Continental- 0011 0175 0200256843  

jueves, 29 de mayo de 2014

cáncer

La historia del hombre que está listo para invertir en la lucha final contra el cáncer



Infobae - ‎jueves‎, ‎29‎ de ‎mayo‎ de ‎2014
Joseph Jimenez, el CEO del laboratorio Novartis, tomó una decisión que ya no tiene vuelta atrás: destinará miles de millones de la compañía que dirige en pos de lograr la cura del cáncer. Así lo sentenció en la revista Forbes.

Es por eso que Jimenez decidió focalizar los esfuerzos de la farmacéutica de origen suizo en una misión simple en cuanto a la enunciación del tema pero titánica y trascendente en términos científicos: la cura del cáncer.

La historia de la niña norteamericana Emily Whitehead disparó y aceleró las decisiones. Cuando a sus cinco años en 2010 fue diagnosticada con un terrible cáncer llamado leucemia linfoblástica aguda y progresivamente inmune a la quimioterapia, cambió el paradigma de cómo financiar la investigación sobre cáncer conocida hasta hoy.

Las investigaciones avanzadas y con evidencia científica basadas en terapias genéticas pero aún en fase experimental se están desarrollando en la Universidad de Pennsylvania, Estados Unidos, en el equipo liderado por el oncólogo Carl June. Los cientificos hasta ahora han logrado curar el cáncer en 25 niños y 5 adultos, todos padecientes del mismo tipo de cáncer de Emily. Estos pacientes que hoy exhiben una remisión total de la enfermedad representan un verdadero punto de inflexión en el tratamiento contra el cáncer .
Y será la firma Novartis la que se asociará con la Universidad de Pennsylvania para invertir y volver accesible el tratamiento al mayor número de personas. La técnica experimental se llama Chimeric Antigen Receptor T-Cell, mejor conocida por sus siglas CART. Dice Jimenez a Forbes: "Se trata de una verdadera revolución. Esto abrirá las puertas para terapias genéticas basadas en todo tipo de enfermedad y va a demostrar también que es económicamente viable". De qué se trata CART
Chimeric Antigen Receptor T-Cell o CART son las siglas del esperanzador tratamiento que podría acabar con el cáncer. La leucemia linfoblástica aguda de Emily es un tipo de cáncer infantil común en el que la quimioterapia no siempre tiene los efectos esperados. Por suerte, la historia de esta niña estadounidense sigue escribiéndose hoy. Emily está viva y dio el puntapié inicial para probar la técnica.

Desesperados, los padres de Emily decidieron probar en 2012 con el nuevo tratamiento sobre el que el doctor Carl June, de la Universidad de Pennsylvania, llevaba varios años trabajando aunque aún no había experimentado con humanos. El CART se vale de la tecnología para extraer al enfermo las células inmunes (células T) y modificarlas. De esta manera, se crean una especie de "células asesinas", especialmente entrenadas para acabar con las células cancerosas, capaces de reproducirse hasta no dejar en el cuerpo del paciente rastro alguno de cáncer.

Aunque a la pequeña Emily el nuevo tratamiento casi le cuesta la vida por los efectos colaterales, funcionó. A los siete meses, el cáncer había desaparecido de su cuerpo.

Tras los buenos resultados obtenidos, el doctor June recibió muchas llamadas de las big pharma donde le ofrecían suculentas ofertas por su investigación. Finalmente llegó a un acuerdo con el laboratorio Novartis.

La multinacional de origen suizo invirtió u$s9,9 mil millones de dólares para que el doctor Carl June y su equipo se dediquen a la investigación y desarrollen el tratamiento teniendo en cuenta que el tiempo juega en su contra.

"Los recursos no serán un problema", asegura Joseph Jimenez en Forbes. "Quiero saber qué necesitan para ejecutar sus investigaciones y ensayos y llevar cuanto antes al mercado el tratamiento porque estamos hablando de pacientes que están a punto de morir. No podemos dejar que los recursos se interpongan en el camino", asegura.

La historia de Emily cambia el paradigma

Nada se avizoraba como positivo en el avance de la leucemia de Emily, ya cumplidos los 6 años. Sólo un experimento alocado jamás probado en niños podía pensarse como posible para salvar su vida: pasar toda su sangre por una máquina para remover sus glóbulos blancos y volverlos a colocar en su cuerpo. Los científicos de la Universidad de Pennsylvania usaron un virus de HIV modificado para que reprograme genéticamente sus glóbulos blancos y así puedan atacar su cáncer. Pero no alcanzó. Durante días Emily estuvo hospitalizada, con fiebre muy alta y alucinaciones. Los médicos tenían pocas esperanzas de que sobreviviera.

A continuación probaron en Emily una droga de la artritis reumatoidea que despejó su sistema inmune sin proteger el cancer. Emily se despertó en su cumpleaños número 7 lentamente recuperada. Una semana después chequearon su médula ósea, y el cáncer había desaparecido.

Dos años después de aquel momento crucial en la vida de Emily, su padre Tom Whitehead explica: Ella hoy toma lecciones de piano y vive la vida de un chica normal. Su oncólogo personal Stephan Grupp declaró que en 20 años de oncólogo nunca había visto una recuperación igual.

Mirá la historia de Emily y su familia:
Embed
Sin el dramatismo de la historia de una niña, técnicamente el primer paciente curado con células CARTS fue Douglas Olson, cuando a sus 50 años le diagnosticaron una leucemia linfocítica crónica. Luego del tratamiento con células CART, Olson se curó.

La cura más cerca

Novartis prevé para 2016 haber finalizado con los ensayos clínicos y haber puesto en marcha una planta de fabricación para crear tratamientos individualizados para cada paciente y así encontrar la manera de disminuir los efectos secundarios que casi mataron a Emily. Luego toca la presentación oficial a la FDA (Food and Drug Administration) de los Estados Unidos para lograr el patentamiento y convertirlo en una medicina accesible para el mayor número de personas.

Sin duda, el CART es un tratamiento revolucionario y en él hay puestas miles de esperanzas. Pero también es verdad que detrás se esconde una "guerra económica" entre los laboratorios en la que Novartis está jugando sus cartas. La compañía comercializa también Gleevec o Glivec (cuya droga es imatinib), un medicamento anticancerígeno de 2.000 euros por paciente al mes cuya patente finaliza en julio de 2015.

Sin embargo, aunque la multinacional suiza cuenta con el equipo pionero de investigación del CART, no son los únicos que trabajan en perfeccionar la técnica. El centro MD Anderson, Kite Pharma o Juno Therapeutics compiten fuertemente con Novartis.

Esta situación de tironeo entre gigantes de la ciencia evidencia que los esfuerzos para desarrollar nuevas curas para tratar el cáncer están en la economía, no en la ciencia.

"La estructura de precios de la oncología necesita ser replanteada porque se ha alcanzado un nivel que no va a ser sostenible a largo plazo", reconoce Jimenez en Forbes. Ahora, toca esperar y comprobar si los tratamientos acaban siendo accesibles a todo el mundo.

Gigantes de la medicina

Para Forbes, Novartis es la tercera megafarmacéutica en el ranking de las 2.000 compañías globales más importantes.

Igualmente todo alrededor del cáncer tiene mejor escenario que un tiempo atrás: junto al estallido de posibilidades que ofrece la secuenciación de ADN que pueden desbloquear el código genético se han generado drogas con resultados impresionantes en casos de cáncer de pulmón, melanoma y otros tumores mortales, en algunos casos haciéndolos desaparecer por completo. Sólo el año pasado la FDA aprobó nueve drogas "target" específicas contra el cáncer.

Y claro que el negocio crece también. Según el portal especializado IMS Health, sólo en 2012 se gastaron en el mundo en drogas oncológicas alrededor de u$s91 mil millones de dólares, el triple de lo que se gastó en 2003.

Estrategia antifusión

Hoy, las drogas contra el cáncer representan u$s11,2 mil millones de dólares de los u$s58 mil millones que a Novartis le ingresan por ventas de medicamentos.

Jimenez dice que quiere redoblar la apuesta en el negocio del cáncer y por eso conoce bien a sus adversarios. La competencia de Jimenez incluye una de las mejores startups científicas del mundo establecida en Seatlle: Juno Therapeutics, que cuenta con el financiamiento del magnate y dueño del diario Washington Post y creador de Amazon, Jeff Bezos.

Agrega Jimenez a Forbes: "Nadie se asocia con estas tecnologías si no cree que realmente está ante un hito en la historia de la humanidad: cambiar el tratamiento del cáncer por los próximos 20 ó 30 años". Agrega Jiménez a Forbes: "Nadie se asocia con estas tecnologías si no cree que realmente está ante un hito en la historia de humanidad: se podrá cambiar la historia del tratamiento del cancer por los próximos 20 o 30 años".

La historia de Jimenez

Jimenez viene del ámbito del marketing antes de llegar a número 1 en Novartis en 2007. Pasó por Clorox y manejó el negocio en los Estados Unidos del ketchup más famoso del mundo: Heinz.

Pero sentado en el board del laboratorio AstraZeneca, entendió que se pueden vender productos que salven la vida de la gente. Fue originalmente contratado para desarrollar las divisiones Triaminic y Theraflu de Novartis pero rápidamente fue promovido para desarrollar el área de medicamentos primero hasta terminar como CEO.

Su predecesor en el cargo, Daniel Vasella, fue quien vio en Jimenez alguien que podía pilotear un momento difícil de las farmacéuticas transnacionales: problemas en las fábricas, costos, reducción y cierre temporal de algunas divisiones. Apoyándose en el negocio fuerte de Novartis, los medicamentos genéricos, el segundo más importante del mundo, y en la división Alcon (especializada en visión) Jiménez mantuvo las ventas y ganancias de alrededor de u$s58 mil millones y u$s9 mil millones respectivamente. Y así pudo soñar en ir por más.

Novartis también se benefició de la participación del 33% en Roche, su rival, con u$s31 mil millones por las ventas de medicamentos oncológicos.

Las acciones de Novartis sufrieron además un alza: han superado de lejos al índice de S&P 500 en cinco años. Un rendimiento total de 176% frente al 139% anterior.

Pero el negocio de Jimenez no sólo son los números, también quiere proteger el legado de la compañía.

Glivec: la droga que abrió el camino

Vasella –el CEO anterior– desoyó a su equipo de marketing y escuchó en cambio a un médico oncólogo del estado de Oregon llamado Brian Druker quien le imploraba que apoye el desarrollo de una droga contra el cáncer que llamó: Gleevec o Glivec. La droga lleva cura a pacientes con cáncer y leucemias y estableció el primer escenario para llegar hoy a CART.

La historia con Glivec (Gleevec su nombre en inglés) cambió a Novartis para siempre y ayudó a que luego Jimenez a partir de esa experiencia estableciera un principio en toda la compañía: "Mantener alejada a la gente de comercial sobre las decisiones estratégicas que miran hacia el futuro".

Glivec cambió literalmente la arquitectura de la compañía suiza en Basilea y sus sucursales alrededor. Novartis mudó sus equipos de investigación a la Universidad de Cambrigde y al prestigioso MIT. La patente de Gleevec para Novartis expirará en julio de 2015.

La fuerte autocritica que le quedó a Novartis fue porque se había perdido el tren de las llamadas "terapias genéticas" en la que Bristol Myers Squibb fue pionera.

Y es la historia de la droga oncológica Gleevec lo que atrapó a June para decidirse por Novartis como partner para su laboratorio en Penn. Novartis ya había pisado fuerte en la historia de los cánceres de sangre. Pero comercializar las "células asesinas CARTS " de June nunca se habia hecho en la historia de la medicina hasta ahora.

Las células CARTS matan no sólo a las células cancerígenas sino también a las de tipo B, los mismos glóbulos blancos que se enferman en el desarrollo de la leucemia. Los pacientes están sometidos a recibir una inyección de una proteína que las celulas B producen, llamada gammaglobulina, por el resto de sus vidas. Si el tratamiento se convierte en popular, puede que no haya suficiente gammaglobulina para todos.

El primer desafío es pensar cómo fabricar y distribuir tratamientos a medida de cada paciente que sufra del mismo mal que Emily.

Novartis piensa solucionar estas "idas y vueltas" con una asociación con la empresa biotecnológica Dendreon. Además hay un dato a favor en esta historia: las células T pueden frizarse para ser trasladadas.

¿Sirve la terapia CART para todos los cánceres?

Drogas target como Glivec son más efectivas contra cánceres en sangre que contra los más sólidos, como de pulmón o cáncer de mama (que construyen barreras para protegerse de ellos mismos). CARTS sirve para leucemias como la de Emily y otras crónicas.


Pero como explica Charles Sawyers, ex presidente de la American Cancer Society: "Hay muchas preguntas sobre diversos cánceres que en los próximos tiempos la Universidad de Pennsylvania y Novartis podrán contestar".

No hay comentarios: