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lunes, 19 de mayo de 2014

globalización

Estandarización y globalización


Forbes - ‎lunes‎, ‎19‎ de ‎mayo‎ de ‎2014
Las normas establecen un criterio objetivo que aplica a un producto, un proceso, un sistema, una persona o un servicio. Se utilizan para definir la seguridad, durabilidad, habilidad, fiabilidad, mantenimiento e intercambiabilidad.

Después de la Segunda Guerra Mundial, en diversos países inició el fenómeno de la creación de normas internacionales o estandarización, que arrancó con la fundación de instituciones como la Organización Internacional de Estandarización (ISO) o la Comisión Electrotécnica Internacional (IEC).

Para la industria y la economía en general, la homologación de medidas y parámetros generales ha resultado muy productiva. Actualmente una serie de elementos de la vida cotidiana como las tarjetas de crédito, los números telefónicos, los teclados de nuestras computadoras,  los procesos productivos de infinidad de productos electrodomésticos o los procesos involucrados en la implementación de los sistemas de gestión de calidad están regulados por estándares de la ISO o la IEC.

Los estándares o normas técnicas son documentos basados en los resultados de la experiencia y el desarrollo tecnológico, que contienen especificaciones técnicas elaboradas por consenso entre las partes interesadas: fabricantes, gobierno, usuarios y consumidores; centros de investigación y laboratorios; asociaciones y colegios profesionales; agentes sociales, etcétera.

Dada la diversidad de materias sobre las que pueden versar y el campo que pretendan especificar estos documentos, pueden constar de: definiciones y terminología; especificaciones, requisitos o características; dimensiones y tolerancias; medios de verificación, evaluación, ensayo y análisis; símbolos gráficos, unidades y equivalencias; especificaciones sobre métodos, procesos productivos, rendimientos y habilidades.

Las normas establecen un criterio objetivo que aplica a un producto, un proceso, un sistema, una persona o un servicio. Se encargan de definir la seguridad, durabilidad, habilidad, fiabilidad, mantenimiento e intercambiabilidad.

Al fijar los niveles de calidad y seguridad, las normas se convierten en un medio óptimo para facilitar la transparencia en el mercado, lo cual es fundamental a la hora de competir.

Por esta razón, la normalización es un proceso mediante el cual se unifican criterios con respecto a determinadas materias y para la utilización de un lenguaje común en un campo de actividad concreto. En resumen, es un pacto plasmado en un documento técnico (la norma) por medio del cual los fabricantes, proveedores, trabajadores, consumidores, usuarios y el gobierno acuerdan las características técnicas con las que deberá cumplir una persona, un producto, un proceso, un sistema o un servicio.

Mientras más estandarizado esté un producto, más posibilidades hay para incrementar su economía de escala al comercializarse en más mercados, lo que conlleva una importante reducción de costos y el incremento de la eficiencia productiva de las empresas, al volverlas  más competitivas.

Si nos detuviéramos un momento a reflexionar podríamos concluir que no hay mejor insumo para impulsar la globalización que las normas aceptadas a nivel internacional.

La normalización es una tendencia mundial que, día a día, cobra mayor fuerza al modificar sustancialmente las costumbres, la moda y los hábitos de consumo de las personas alrededor del planeta. El ideal de las sociedades y las economías nacionales, así como de las empresas transnacionales, es contar con un producto para todo el mundo, hecho que se favorece y fortalece con la estandarización.

Sin duda, el proceso de globalización económica que se ha producido en los últimos años es uno de los más espectaculares y transformadores que registra la historia. Como consecuencia de estos cambios, se ha producido un panorama económico en el que la expansión de la economía ha transcendido las propias fronteras de los Estados para hacer de todo el planeta un único mercado en el que las grandes corporaciones pueden operar.

Hemos comprobado el establecimiento de un modelo económico que suprime las barreras para favorecer la libre circulación del capital, ya sea financiero, comercial o productivo. La liberalización del mercado ha cambiado totalmente el panorama económico, en el que las diferentes empresas locales sufren para soportar el embate de las grandes corporaciones internacionales que aprovechan los beneficios de conquistar un nuevo mercado.

Un claro ejemplo es la entrada USB (Universal Serial Bus). Se trata de un elemento siempre presente en los dispositivos de computo o equipos de audio o video, que permite leer la información contenida en unidades de memoria para ver fotografías, escuchar música, transferir archivos y un sinfín de aplicaciones adicionales que permiten personalizar las memorias electrónicas y los promocionales que las incluyen.

El USB fue diseñado para estandarizar la conexión de periféricos como mouse, teclados, memorias USB, joysticks, escáneres, cámaras digitales, teléfonos móviles, reproductores multimedia, impresoras, dispositivos multifuncionales, sistemas de adquisición de datos, módems, tarjetas de red, tarjetas de sonido, tarjetas sintonizadoras de televisión y grabadoras de DVD externas, discos duros externos y disqueteras externas. Su éxito ha sido total y su uso es global. Es evidente que todos utilizamos este invento.

Si la producción es estándar y su uso es cotidiano, tendremos un producto que tiende a ser global.


Bajo este escenario debemos ver al proceso de normalización y a la generación de estándares como un bien nacional y como un camino a seguir para la asimilación de tecnologías, la innovación y el fomento a la industria, especialmente cuando  vivimos en medio de procesos de apertura comercial que no van a terminar, en que la eficiencia y la competitividad que logren las empresas es la única receta para expandir sus mercados y participar del proceso de globalización, y en el que el uso de los estándares técnicos es una de las  herramientas para lograrlo.

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