La verdadera razón por la que no
se contrata a universitarios
Forbes - martes, 20 de mayo
de 2014
Sabemos que en la actualidad el crecimiento de
puestos de empleo no corresponde al aumento del número de titulados
universitarios y que la crisis de desempleo es una gran preocupación para
muchos países.
Aun así, las empresas y sus
líderes empiezan a insistir en que la oferta actual de candidatos no cubre su
demanda de talento. Un estudio realizado por Workforce Solutions Group, en St.
Louis Community College, establece que más del 60% de las empresas contratantes
afirman que hay una falta de “habilidades comunicativas e interpersonales” por
parte de los candidatos. Según Martha White en su artículo “The Real Reason
College Grads Can’t Get Hired” (“La verdadera razón por la que no se contrata a
los titulados universitarios”), un alto porcentaje de gerentes de diferentes
empresas dicen que los candidatos de hoy en día no son capaces de pensar de
forma crítica o creativa, resolver problemas o escribir correctamente.
Efectivamente. A pesar de que las
empresas son las que están en posición de decidir, siguen sin encontrar lo que
buscan, algo que nos plantea la siguiente pregunta: ¿se trata de una crisis de
empleo o de educación?
“Resulta curioso ver cómo la
definición de déficit de habilidades ha pasado de centrarse en habilidades
técnicas e informáticas (hard skills) a centrarse en habilidades sociales o
soft skills que engloben la comunicación y la creatividad”, afirma Janette
Marx, vicepresidenta de Adecco Staffing US. El déficit actual se refiere,
entonces, a una ausencia de aptitudes necesarias tanto para la clase
trabajadora como para la clase ejecutiva. Marx afirma: “Las instituciones
educativas tal vez enseñen algo de estos elementos en la era digital en que
vivimos, pero las escuelas deben incluir tanto habilidades técnicas como
sociales en sus programas, lo que derivará en una generación de candidatos
mejor preparada y un sector laboral reforzado.”
Aunque algunas instituciones
innovadoras ya se centran en estos soft skills, un informe de la SSIR
(Standford Social Innovation Review) publicado recientemente, “Educating a New
Generation of Entrepreneurial Leaders” (“Educando a una nueva generación de
líderes emprendedores”), indica que la gran mayoría de instituciones educativas
siguen sin preparar adecuadamente a sus alumnos para liderar, cooperar con compañeros
o trabajar por el cambio positivo en el mundo. Habilidades tales como la
resolución de problemas, el liderazgo, el trabajo en equipo, la empatía y la
inteligencia social y emocional siguen quedando fuera del programa de la
mayoría de escuelas, lo cual hace que el déficit de habilidades sea cada vez
más grande.
En una entrevista para el New
York Times realizada en febrero de 2014, Laszlo Bock, vicepresidente de
Recursos Humanos de Google, afirmó que el sistema de evaluación y puntuación de
los exámenes son criterios sin valor en el campo de la contratación y que casi
el 14% de algunos equipos de Google están formados por trabajadores sin
formación universitaria. Aunque las buenas notas no sean algo malo y se
requieran aptitudes especializadas para muchos puestos, hay una serie de
características que, a la hora de contratar, hacen que las empresas de todo el
mundo se fijen más en unos candidatos que en otros: las dotes de liderazgo, la
humildad personal e intelectual, la capacidad para atribuirle un propósito al
trabajo y la capacidad de tomar posesión en cualquier tarea encomendada. Bock
también reflexiona sobre el hecho de que aunque podemos preparar a nuevos
empleados para muchas habilidades técnicas, un candidato sin dichas habilidades
personales no tiene ninguna posibilidad.
Aaron Hurst es miembro de Ashoka
y director ejecutivo de Imperative, una nueva organización dedicada a conectar
a las personas con su objetivo profesional. En el Ashoka U Exchange celebrado
en la Universidad Brown el mes pasado, Hurst expuso su opinión sobre cómo hemos
pasado gradualmente de ser una economía industrial a una economía de servicios,
y últimamente a una economía basada en objetivos. Un cambio que sin duda se
centra más en las relaciones personales y el trabajo en equipo como los
principales pilares de nuestro trabajo, y no tanto en un mero intercambio de
bienes o servicios. “No se trata de las habilidades que tengamos”, dijo, “sino
de cómo abordemos nuestro trabajo”.
Dicho esto, sigue habiendo
determinadas industrias que requieren formación en habilidades técnicas
específicas –por ejemplo, en ciencia, ingeniería o contabilidad– como requisito
básico para el empleo, pero debido a la incapacidad de comunicar o simplemente
cooperar, nos hallamos ante la famosa “crisis STEM” (por sus siglas en inglés,
crisis de conocimientos sobre ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).
Parece que estas industrias y las instituciones educativas, que estarían
preparando supuestamente a sus futuros empleados, fracasan al no trabajar
conjuntamente para proporcionar a los estudiantes americanos la educación
adecuada, lo cual plantea otra crisis de educación: no sólo hay muchos
titulados universitarios que carecen de la preparación suficiente en cuanto a
habilidades sociales, sino que también carecen de las habilidades técnicas que
les abrirían las puertas a nuevos empleos. Como resultado nos enfrentamos a una
economía laboral que no puede cubrirse, al menos en Estados Unidos.
En respuesta a esto, Rafael
Álvarez, miembro de Ashoka, fundador y director ejecutivo de Genesys Works, y
también participante en Ashoka U Exchange, inició su organización “para
preparar a estudiantes de educación secundaria en posición de desventaja para
entrar y prosperar en la economía, proporcionándoles los conocimientos y la
experiencia laboral necesarias para alcanzar el éxito profesional”. Álvarez
cree que para alcanzar esta meta se necesitará “la unión completa de empresas y
educación para incluir a la próxima generación de estudiantes de bajo nivel
económico en puestos profesionales” y “un sistema de responsabilidad escolar
que mida cómo las escuelas preparan a los estudiantes para la vida una vez
terminada la enseñanza secundaria”.
Parece que está claro lo que se
necesita: un esfuerzo de cooperación por parte de las empresas y los líderes
educativos para diseñar las directrices que más urgen para el futuro de la
educación, con un feedback bilateral que apoye todo el proceso. Debido a que la
población activa y las habilidades cambian constantemente de forma rápida, los
líderes de las políticas educativas, sistemas universitarios e industrias deben
trabajar juntos para crear una estrategia de “gestión de talento” a nivel
nacional, con el objetivo de construir un sector laboral competitivo.
Fomentando proactivamente las habilidades “de cambio” como la empatía, la
creatividad y el liderazgo entre los actuales y futuros empleados, y
modificando el sistema educativo para proporcionar habilidades técnicas que
puedan serles útiles en un futuro de cara al mercado, tal vez consigamos acabar
con el creciente déficit de talento.
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