Historia de la Copa Mundial de la
FIFA (primera parte)
Agence France-Presse
El primer paso importante hacia
la creación de la Copa Mundial de fútbol se dio un 21 de mayo de 1904. En esa
fecha nacía la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) en París, en
la sede de la Unión Francesa de Deportes Atléticos, fundada por siete países
europeos.
Primera parte de la historia de
la Copa Mundial de la FIFA (Uruguay-1930, Italia-1934, Francia-1938 y
Brasil-1950):
- Uruguay-1930 -
La Primera Guerra Mundial
(1914-1918) frenó la posibilidad de crear un torneo a nivel mundial. En 1920,
la llegada a la presidencia de Jules Rimet dio un espaldarazo a la creación una
competición intercontinental de naciones.
Diez años después, los anhelos de
los hombres del fútbol de aquella época cristalizaron con la primera Copa del
Mundo en Uruguay.
El pequeño país sudamericano se
había ganado el derecho a organizar aquella primera edición después de haberse
llevado el oro en los Juegos Olímpicos de París en 1924 y Amsterdam en 1928.
En este primer Mundial en
"blanco y negro" sólo acudieron cuatro naciones europeas --Francia,
Bélgica, Yugoslavia y Rumania-- ya que, según esgrimieron otras federaciones,
el viaje en barco resultaba demasiado largo, 15 días, y costoso. A esos cuatro
países se le sumaron otros nueve americanos, para sumar trece en total.
El primer partido, disputado el
13 de julio, enfrentó a México-Francia (4-1 victoria gala). Los amantes de las
estadísticas ya contaban con un precioso dato: el primer gol de un Mundial lo
marcó el francés Lucien Laurent en el minuto 19.
Como era previsible, dos países
sudamericanos llegaron a la final. Argentina, que se deshizo en semifinales de
un sorprendente Estados Unidos (6-1), y el anfitrión, Uruguay, que liquidó a
Yugoslavia (6-1). El duelo rioplatense estaba de nuevo servido: los dos países
se volvían a ver las caras después de la final olímpica de 1928 y Argentina
clamaba venganza.
La Argentina del artillero
Stabile ganaba en el descanso (2-1), pero la celeste de Andrade, Cea y Scarone
dominó claramente la segunda parte y metió tres goles que sellaron el 4-2 y
Uruguay se convirtió en el primer vencedor.
- Italia-1934 -
El 'Duce' quería propaganda para
su régimen y comprendió cómo obtenerla: organizando un Mundial, el de 1934, y
ganándolo.
Para alcanzar su objetivo, Italia
nacionalizó de urgencia a cuatro argentinos, Raimundo Orsi, Luis Monti, Enrique
Guaita y Atilia Demaría, y al brasileño Anfilogino Guarisi. Además, contó con
la inestimable ayuda de unos árbitros muy favorables --la FIFA expulsó después
a dos de ellos-- en un torneo de marcado carácter europeo.
Y es que de las 16 naciones que
participaron en la fase final --se inscribieron 32 y se disputó una ronda
preliminar de clasificación-- sólo acudieron tres representantes americanos:
Argentina, Brasil y Estados Unidos, que apenas tuvieron tiempo de nada al caer
eliminados en el primer partido.
Uruguay decidió no acudir en
represalia por las ausencias europeas de cuatro años antes --única vez en la
historia que el campeón no defendió su título-- y Egipto se convirtió en la
primera nación africana en participar en una Copa del Mundo.
Italia disputó la final con una
Checoslavaquia que contaba con figuras como el portero Planicka, Kostalek, Puc
o Nejedly.
Puc abrió el marcador en el
minuto 72. Todo el estadio enmudeció. Pero a ocho minutos del final empató Orsi
y, ya en el tiempo suplementario, Angelo Schiavio hizo realidad el sueño del
Duce: Italia era campeón mundial.
- Francia-1938 -
Olía a guerra en Europa cuando
Francia recibió el Mundial de 1938. Austria, que disponía de una gran
selección, no acudió a la cita a pesar de haberse clasificado porque el delirio
expansionista de Adolf Hitler comenzó con ellos. España tampoco fue, se
desangraba en una guerra civil (1936-1939).
Con todo, 36 países se
inscribieron para las eliminatorias, tres más que en Italia-1934, de los cuales
pasaron 15. Además, y por primera vez, se aplicó el sistema de clasificación
automática del país anfitrión y el último campeón.
Brasil y Cuba, esta última
primeriza en lides mundialistas, fueron los únicos representantes
latinoamericanos. El resto boicoteó la cita porque creía que ésta debía
intercalarse en continentes diferentes, por mucho que se tratara, en este caso,
de una recompensa para la patria de Jules Rimet, el creador del torneo y que
siempre luchó por que ésta no se politizara.
Sin embargo, el fútbol
sudamericano estuvo magníficamente representado por un Brasil ya maduro. Fue la
sensación del torneo gracias a uno de los pioneros en concebir el fútbol como
espectáculo: Leonidas, el 'diamante negro', exuberante centrodelantero capaz de
los más increíbles malabarismos. De hecho, fue el mayor goleador de la cita con
ocho tantos.
En el primer partido, contra
Polonia, metió tres --uno de ellos descalzo porque llovía mucho-- en un
vibrante encuentro que terminó 6-5 para los auriverdes tras la prórroga. En
cuartos fue decisivo contra los duros checos y, en semifinales, contra Italia,
no jugó porque el entrenador brasileño decidió reservarlo para la final, tan
convencido estaba de la victoria. Italia ganó aquella semifinal (2-1) y la
final a Hungría por 4-2.
El mundo comenzaba a reponerse de
los estragos de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) cuando la FIFA decidió en
1946, durante un congreso en Luxemburgo, celebrar la cuarta Copa del Mundo, un
trofeo que empezó a llamarse a partir de ese momento Copa Jules Rimet en honor
del creador de la justa.
Un solo país presentó su
candidatura para organizarla, Brasil, donde el balompié ya se había convertido
en pasión nacional. Las autoridades de aquel país decidieron deslumbrar
construyendo el estadio más grande del mundo en Rio de Janeiro, el Maracaná,
una mole para 200.000 personas.
Los anfitriones fueron ganando
todos los encuentros con un fútbol ágil y bonito gracias a figuras como Ademir
y Chico. En el último partido les bastaba un empate contra su pequeño vecino,
Uruguay, para ser campeones del mundo. El Mundial parecía finiquitado.
Pero llegó la sorpresa mayúscula.
El 16 de julio, con un estadio Maracaná lleno a reventar, los uruguayos
demostraron lo que es la 'garra charrúa'. En el minuto 47 Brasil se adelantó
con gol de Friaça. Juan Alberto Schiaffino trajo el empate en el 66.
Y a once minutos del final, un
disparo rasante de Alcides Ghiggia enmudeció al estadio y a todo el país, era
el 2-1 definitivo. Los uruguayos volvían a ser campeones gracias a una gesta
--el 'Maracanazo'-- que quedó grabada en la historia de los mundiales.
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