Cómo Brasil reforzó su seguridad
para el Mundial
Infobae - domingo, 25 de
mayo de 2014
¿Cuál era la situación de la seguridad pública
en Brasil en la pasada década y que ha derivado en la confección por parte del
gobierno brasileño del documento Garantía de Ley y del orden (MD33-M-10) de
cara a la realización del Mundial de Fútbol?
Veamos algunos datos y cifras.
Brasil es el segundo consumidor de cocaína del
mundo luego de los EE.UU. Si bien en las estadísticas de las Naciones Unidas la
Argentina es el mayor consumidor per cápita de cocaína en América Latina,
Brasil la supera en tonelaje de droga que entra y circula, lo cual es natural
dado que cuenta con una población cinco veces mayor.
Los "Comandos" o grupos del crimen
organizado que operan en grandes ciudades como Río de Janeiro o San Pablo
cuentan con miles de miembros y arsenales compuestos por fusiles de asalto AK,
M-16, R15, FAL, sub ametralladoras, granadas de mano, equipos de comunicaciones
modernos y, tal como se comprobó pocos años atrás en Río, hasta algunas minas
anti personales así como lanzacohetes livianos tipo LAW 3.
Brasil registra además alrededor de cien
muertos al día por uso de armas de fuego y figura entre los primeros 10 puestos
internacionales en materia de homicidios y secuestros.
Ello y las metodologías usadas
por estas organizaciones, puestas claramente en evidencia en mayo del 2006 en
el Estado de San Pablo con el saldo de 60 agentes gubernamentales muertos, 300
medios de transporte y 60 entidades financieras destruidas, etc., son
calificadas por especialistas civiles y militares como propias de guerrillas y
grupos terroristas.
De hecho, ciertos sectores del gobierno del
entonces gobierno del Lula Da Silva dejaron trascender en aquel entonces la
necesidad de al menos iniciar un debate legal y político sobre la necesidad de
tipificar legalmente estas acciones bajo el manto de terrorismo y con ello
potenciar las penas y la jerarquía que el gobierno central y los Estados
federales le deben dar al mismo.
El gobierno del PT asumió esta realidad por
medio de un Decreto Presidencial del 2004, dándole un amplio pero claro marco
de acción a las FF.AA. para recolectar información y desarrollar planes de
contingencia para la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico al
interior de Brasil y en especial en los grandes centros urbanos.
De esta forma, según expresaron los militares
y especialistas, se irían abandonando las estrategias espasmódicas de
operaciones militares "sorpresa" frente a desbordes de violencia
criminal para dar lugar a planes de corto, mediano y largo plazo más coherentes
y metódicos y con bajos niveles de interacción con las fuerzas policiales
sospechadas por las propias FF.AA. de altos niveles de corrupción.
Cabe recordar que la amplia participación de
Brasil en la Operación de Imposición de la Paz en Haití en la pasada década fue
calificada por el entonces Jefe del Ejército de Brasil, General Alburquerque,
como una fuente de experiencia y entrenamiento para operaciones urbanas en ambientes
hostiles que en su momento pueden ser de enorme utilidad para acciones dentro
de Brasil.
El ingreso a operaciones de
pacificación en las favelas de Río a partir del 2008 fue la coronación de todo
este proceso antes mencionado. La sucesión de eventos internacionales (la
cumbre medioambiental de las Naciones Unidas en el 2013, los Juegos Mundiales
Militares, el Mundial de Fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos 2016) no hicieron
más que reforzar la necesidad de la prevención y la acción frente a factores de
riesgo que pudiesen afectar a los mismos en momentos que Brasil se quiere
muestrar al mundo como una potencia emergente y que busca un espacio en la mesa
de los que toman las decisiones de la política internacional.
Según la publicación especializada
brasileña Defesanet, entre junio del 2013 y abril del 2014 las fuerzas de
seguridad públicas de Brasil han adquirido 270 mil granadas y municiones
lacrimógenas así como 263 mil cartuchos anti disturbios.
Ello alcanza para lanzar en torno a 800 granadas
o municiones por día durante 11 meses seguidos.
El gobierno de Rousseff ha destinado 57 mil
militares a la custodia y protección de las ciudades mundialistas así como 21
mil efectivos de las FFAA que estarán en una fuerza de contingencia a ser usado
en caso de emergencia.
El costo de todo el dispositivo de seguridad
del próximo Mundial ha sido hasta el momento de cerca de mil millones de
dolares, de ellos casi un tercio fue destinado al despliegue y tareas de las
FFAA. Las élites políticas, sociales y militares del Brasil son lo
suficientemente lúcidas para saber que la problemática del narcotráfico es
infinitamente más compleja que comprometer más hombres y poder de fuego en su
lucha.
La utilización de inteligencia financiera,
cooperación con otros países, énfasis en políticas de prevención y
recuperación, la existencia de fuerzas policiales bien entrenadas, motivadas
adecuadamente remuneradas son un factor central para moderar a infiltración
del crimen organizado y la corrupción.
En todo caso, el documento de Garantía de Ley
y del orden (MD33-M-10) busca un objetivo modesto pero no por ello fácil de
garantizar, como es que el narcotráfico se mantenga como un problema de
seguridad ciudadana y salud pública y no como una amenaza a la seguridad nacional
y un desafío a sangre y fuego al Leviatan de un Estado Republicano y
democrático.
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