Reflexiones sobre el regreso de
Jodorowsky
Forbes - mayo de 2014
El anuncio de una nueva película
de Jodorowsky me provocó sentimientos encontrados. Él y Tarantino me llevaron a
consumir cine de forma frenética, pero tras 20 años lejos de las cámaras no
sabía qué esperar.
1.- Recuerdo lo mucho que me
impactaron las películas de Alejandro Jodorowsky cuando tenía 15 años. Quizás
él y Tarantino me provocaron a buscar más cine y empezar a consumirlo en
cantidades industriales. Hay imágenes suyas imposibles de borrar: el nacimiento
del Topo, la llegada a la guarida del alquimista en La montaña sagrada, todo
Fando y Lis, la mujer tatuada en Santa Sangre, etc. Con el pasar de los años el
amor se fue diluyendo, aunque claro cierto nivel de cariño es indeleble.
2.- El anuncio de una nueva
película de Jodorowsky me provocó sentimientos encontrados, por una parte uno
de los cineastas más imaginativos y, hasta cierto punto, transgresores de los
60 y 70 se volvía a poner tras la cámara un par de décadas después de abandonar
el cine. En la otra riviera, esos 20 años han servido para convertir a Jodo en
una especie de gurú de la autoayuda cool. También le dicen psicomagia.
3.- La danza de la realidad
(2013), como se llama el nuevo trabajo del cineasta chileno, se presentó en
Cannes y género críticas encontradas, como era de esperarse, después de su pase
de prensa. Esa misma semana en otra sección paralela del festival, proyectaron
el documental Jodorowsky’s Dune (2013) de Frank Pavich sobre el fallido intento
de Jodo por adaptar la clásica novela de Frank Herbert y el legado del
infructuoso proyecto.
4.- Los tumultos no se hicieron
esperar en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), el par de
funciones programadas de La danza de la realidad lucieron abarrotadas,
confirmando la popularidad del chileno. La cinta llega a la cartelera comercial
el próximo 12 de junio. Tristemente Jodorowsky’s Dune no ha tenido un estreno
formal en nuestro país, aunque las funciones privadas son la especialidad del
#TorrentFest.
5.- Adaptando su autobiografía,
Jodorowsky retrata en La danza de la realidad su infancia en Tocopilla, una
pequeña comunidad cercana al desierto en Chile, sus encontronazos con su
autoritario padre (interpretado por su propio hijo Brontis, analiza eso,
Freud), el amor de su madre (quien recita todos sus diálogos como si de una
opereta se tratara) y en general los conflictos de crecer. Conservando su sana
costumbre de estirar los límites, la cinta es un compendio de las habilidades y
defectos que han acompañado la carrera del director, logrando imágenes
poderosas y secuencias de gratuito surrealismo que rayan en la autoparodia por
igual.
6.- Por su parte, el documental
es una muestra de por qué la versión de Dune del chileno es uno de los
proyectos nunca concretados más influyentes/comentados de la historia del cine.
A pesar del fracaso, los involucrados –H.R. Giger, Chris Foss, Dan O’Bannon,
entre otros– siguieron con sus carreras y dejaron huella. Alien: el octavo
pasajero (Alien, 1979) sería radicalmente diferente, por ejemplo. Al mismo
tiempo la película captura a Jodorowsky en un punto creativo muy alto,
posiblemente esa creatividad exhuberante y desbordada haya sido la culpable de
que Dune no pasara del papel a la pantalla.
7.- Los conversos encontrarán
fascinante la continuación de ideas en La danza de la realidad y los
epítetos de obra maestra no faltarán;
los no creyentes hallarán más argumentos para expresar su descontento. Es muy probable
que la cinta se encuentre en un punto medio gracias a su honesta propuesta,
además de contener cierta dulzura –a ratos, claro– ausente en su anterior
cuerpo fílmico.
8.- Hay algo inspirador en ese
negarse a aceptar otra visión que no sea la propia como se plasma en
Jodorowsky’s Dune. En la ambición de romper con lo establecido, aun cuando
signifique fallar. Pensar que contratar a Orson Welles, darle un contrato
oneroso y hacer lo mismo con Salvador Dalí, no significa ponerse el pie sino
seguir con el camino trazado. Hacer cine como acto de fe.
9.- Alguna vez Jodo dijo que él
hacía cine con los huevos, quizá sea cierto.
10.- Cuando la cinematografía
contemporánea parece no poder salir de los compromisos –artísticos,
festivaleros o comerciales, no hay diferencia– que generan un producto anodino
tras otro, llega un hombre de 84 años y se sale con la suya. Atreverse no
asegura el éxito, claro. Sin embargo, aun cuando el barco no llega a la costa:
naufragar es un acto hermoso.
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