Sindicalismo, política y
negocios: las redes que avalan la violencia en el fútbol
Infonews - domingo, 18 de
mayo de 2014
Los números son cada vez más alarmantes.
En los 2000 hubo un promedio de 5,1 muertos por año mientras que en lo que va
de esta década esa cifra aumentó a 10,75. Surgen muchas preguntas respecto a
los orígenes de esta problemática mundial que hace mella no sólo en los
estadios sino también en los estratos sociales. No hay ricos y pobres en esta
lucha, todos están afectados.
“Se debe entender hasta donde
están metidos (por lo barras), comprendiendo la cuestión cultural de cómo la
sociedad los fue avalando y aplaudiendo. Esto implica que hay que luchar en
base a ese fenómeno. Hay que hacer un estudio serio y ver el panorama”, afirma
el periodista y abogado, Pablo Llonto a INFONews.
El ¿ejemplo? de Inglaterra
En Gran Bretaña hubo un cambio
que logró erradicar la violencia del fútbol aunque lo transformó en un
espectáculo más elitista expulsando a las clases trabajadoras. El 25 de abril
de 1989, Liverpool y el Nottingham Forest se enfrentaron en la semifinal de la
Copa de Inglaterra, hoy más conocida como FA Cup. En ese encuentro murieron 96
personas asfixiadas por los desbordes que hubo en las gradas de un estadio en
pésimas condiciones.
La policía culpó a los
“Hooligans”. Sin embargo, luego del informe del juez Ian Taylor las autoridades
dieron cuenta de que la información fue falseada y de que el problema se
originó por negligencia del personal de seguridad, acostumbrado a maltratar a
los hinchas.
“El hooligan era muy violento. Le
fascinaba ir a la cancha, emborracharse y provocar destrozos. Era una violencia
del grupo, que no se vinculaba para nada con la política”, señaló a INFONews
Mariano Bergés, ex juez que tuvo a cargo varias causas de hechos en donde
estuvieron involucrados barras.
“La situación inglesa con la
argentina dista mucho. La diferencia fundamental es que el hincha violento
tiene cierta protección en la Argentina. Cuando el Ejecutivo tomó la decisión
de terminar con eso, lo hizo más fácil porque no tenían relación”, añadió
Bergés.
El diario inglés The Guardian
publicó que Margaret Thatcher “odiaba a los hinchas de fútbol porque, de hecho,
odiaba a las clases trabajadoras. Creó un Estado policial y criminalizó a
mineros e hinchas por igual”. Llevó adelante el inicio de las políticas
neoliberales que luego llegarían a los países periféricos. Comenzaron las
privatizaciones y los recortes lo que significó la desprotección de lo más
humildes y favoreció a los más ricos.
Lo que pasa en la Argentina: la
figura del “barra”
Decir que la violencia en el
fútbol es sólo producto de las barras implica achicar el debate ya que supone
dejar de lado problemáticas sociales, políticas y económicas. Todo esto comenzó
en 1924 cuando tras un amistoso, un hombre recibió un disparo.
Con él comenzó la lista de
muertes relacionadas a la violencia en el fútbol argentino. En Crónicas del
aguante, Pablo Alabarces estima que el puntapié de la historia moderna de esta
"enfermedad" se produce en 1958 (inestabilidad democrática, represión
policial, pésimas condiciones de los estadios, obtención de ingresos a
cualquier costo: negocio fútbol-espectáculo). Momentos en donde el peronismo
estaba proscripto y Arturo Frondizi estaba al mando del país.
Para Eduardo Archetti
(antropólogo, sociólogo y estudioso del fútbol) la aparición de la barra brava
está vinculada a la eclosión de la violencia política argentina, a mediados de
la década del 60. Luego del asesinato de Héctor Souto (tenía 14 años cuando una
patota lo mató a golpes en un partido entre Huracán y Racing en 1967) los
medios decidieron llamar a los asesinos, barras bravas.
“En Argentina hay muchos
violentos que son dirigentes políticos como (Hugo) Moyano, Mauricio Macri,
(Luis) Barrionuevo, Juan Carlos Rousselot (ex intendente de Morón con vínculos
la barra de Deportivo Morón). Donde la relación política se mezcla con el
fútbol. El barra termina siendo puntero.” afirma quien además de abogado es
miembro de la ONG Salvemos al Fútbol.
“Me encontré con un sentido de la
fuerza propio de la tribuna, que es un factor de inclusión en el mundo
masculino. Para pertenecer a una barra hay que pelearse con los otros, dentro y
fuera de la hinchada. Es la mejor forma de hacerse respetar y de escalar
posiciones en una barra. Y otra cosa novedosa que encontré es que ser
integrante de una hinchada les otorga a sus integrantes una amplia red de
protección social a nivel barrial”, sostuvo José Garriga Zucal, investigador
del CONICET en Página/12.
Todo esto se potenció con la
última dictadura militar entre 1976-1983. Fue el punto de inflexión para que se
profundizaran los métodos de estos grupos organizados. “En Inglaterra hubo un
compromiso y no hubo vinculación ni con la dirigencia deportiva, ni política,
ni sindical. Aquí hay lazos muy fuertes de policías, políticos, sindicales,
incluso la misma justicia”, dijo a INFONews Liliana Suárez de la ONG Salvemos
al Fútbol.
“La cuestión en la Argentina es
que se excedió el tema general de la violencia en el fútbol respecto de otros
países. Aquí hay un altísimo grado de composición distinta: las barras lograron
insertarse en las estructuras administrativas y sociales de los clubes y sus
conducciones”, agregó Pablo Llonto. Un caso ejemplificador es el Raúl Gámez, ex
barra de Vélez Sarsfield. Se lo pudo ver en el mundial de México 86 a las piñas
y que más tarde terminó siendo presidente de las institución de Liniers (e
incluso candidato a presidir la AFA).
La lista de víctimas en los
estadios asciende a 287 muertos desde 1924 hasta el día de hoy. De esa fecha
hasta 1979 hubo 132 de los cuales 71 pertenecen al episodio de la Puerta 12.
Mientras que de 1980 a la fecha se produjeron 184 víctimas. En muchas
investigaciones judiciales no se encontraron culpables y los sospechosos fueron
absueltos. En otros, la represión policial fue el factor central y tampoco hubo
condenados. Sin embargo, no parece haber soluciones a corto plazo de manera que
se extirpe de raíz el problema. Los especialistas en el tema coinciden en que
es importante que haya una decisión política, que sea el mismo Estado el que
tome cartas en el asunto.
“Todo hace indicar que lo que se
intenta siempre es que el hilo se corte por lo más fino, por el lado de los
barras. Aunque lo que se debe hacer es dinamitar el sistema corrupto, romper la
estructura. No hay voluntad de hacerlo porque salpicaría a todo el mundo. Si no
los contratas para otro trabajo y no le das otro tipo de banca económica, van a
empezar a caer por su propio peso”, argumentó el periodista Gustavo Grabia para
INFONews.
Cambio de frente
La cultura es un aspecto que no
se puede obviar en este tema. Es posible que este fenómeno en la Argentina
tenga que ver con la educación. “Las medidas que se puedan tomar son importadas
pero que no tienen nada que ver con las características del fenómeno que significa
la barra en todos los clubes en la Argentina. El componente violento tiene que
ver con una alta dosis de fascismo. Entendiendo la persecución, hasta el grado
del exterminio del otro, del rival”, expresó Llonto.
Aquí es donde se observaría que
las autoridades, instituciones y el Estado presentan debilidades. Falta una
visión global del tema para poder enfrentarlo. Hacer cumplir la ley y que sea
pareja para todos. “El problema es que no se respeta. Tenemos la Ley 24.192
(Ley De La Rua – Ver infografía) que es muy completa pero no se aplica”, agrega
Suárez. Se sancionaron a los clubes por hechos de violencia aunque de manera
injusta.
Los jugadores y técnicos son
testigos de esta situación. Ver a Fernando Cavenaghi parado al lado de los
hermanos Schlenker, o a Martín Palermo al lado de Rafael Di Zeo son algunos
ejemplos. Incluso existe cierto grado de legitimidad por parte del espectador.
Se tomaron algunas medidas como la creación del Comité de Seguridad en el
Fútbol y el Consejo Nacional para la Prevención de la Violencia y Seguridad en
el Fútbol. El panorama aún es adverso: aumento de las víctimas, los visitantes
tienen el ingreso limitado y muchos partidos se han jugado a estadio cerrado.
Los actores en este conflicto
Las instituciones tienen o
tuvieron a los barras como empleados aunque dicen desconocer quienes son.
Incluso muchos fueron parte de entes gubernamentales. Los dirigentes deportivos
son actores principales de esta problemática, ¿falta sangre joven para romper
con esta estructura que está oxidada?
Desde la dirigencia sindical y
política tampoco parecen querer enfrentar este asunto. Uno de los casos
paradigmáticos es el de Independiente. Allí una agrupación cercana al
sindicalista Hugo Moyano tomó mayor protagonismo.
Este es el mismo sector que, en
el conflicto que sucedió en Quilmes por la recolección de basura, afirmó: “Si
tiene que haber un muerto, va a haber uno, dos o tres muertos”. Ese es el
sector que se supone va a manejar a Independiente. En este mismo contexto, en
el 2006 el chofer de Pablo Moyano, Emilio Madonna Quiroz, fue procesado luego
de ir armado y enfrentarse a los tiros con la UOCRA en el traslado de los
restos de Juan Domingo Perón a la quinta de San Vicente. Sin dejar de nombrar a
El Polaco, guarda espaldas de Hugo Moyano, quien fuera jefe de la barra de
Independiente.
Los casos siguen. Hacia finales
de 2008, Newell´s Old Boys de Rosario vivió la peor parte de su vida. Estuvo
muy cerca de perder la categoría a raíz de una pésima administración de Eduardo
López quien es investigado por desviación de fondos de la entidad rosarina. Su
ladero en esa faena fue Roberto Pimpi Caminos, líder de la barra leprosa, quien
terminó siendo asesinado en el año 2010 en un bar tras lo que se supuso una
traición de la propia agrupación.
Dentro de esta tónica no puede
dejarse de lado a Rubén Eduardo La Chancha Alé, ex presidente de San Martín de
Tucumán, acusado de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero, investigado por
la UIF por los fondos con los que asumió la presidencia del Santo y denunciado
en reiteradas ocasiones por Susana Trimarco como uno de los culpables en la
causa de Marita Verón. (su ex esposa María Jesús Rivero fue absuelta).
En 2010 surgió la agrupación
Hinchadas Unidas Argentinas. La posta la tomó Marcelo Mallo vinculado a las
arcas políticas. El objetivo fue parar con los enfrentamientos entre barras
(para ese entonces en el ascenso ya no se admitían hinchas visitantes), hacer
buena letra y tener el premio de viajar a Sudáfrica. De esta manera, con fondos
aún poco claros, accedieron a la Copa del Mundo más de 600 hombres (muchos con
causas judiciales en su contra) aunque luego fueron deportados. Uno de los
casos más llamativos fue la presencia de Pablo Bebote Álvarez. En torno a este
tema, el 11 de marzo de 2010, en Florencio Varela la “interna” de Defensa y
Justicia se cargó a Marcos Galarza, que perdió la vida a puntazos. El motivo:
el reparto de viajes al mundial pasado.
Estos mismos hombres, bajo otro
mando se presentaran nuevamente, aunque esta vez será en Brasil.
El martes 6 de mayo, la
agrupación se hizo presente en la puerta de la AFA para solicitar el pedido de
entradas y que no haya investigación desde la justicia sobre los antecedentes
ni tampoco que la AFIP les este encima. Algunos representantes pudieron
ingresar y fueron atendidos en Viamonte 1366. Algo poco frecuente. Desde el
gobierno de la Provincia de Buenos Aires y el de la Nación enviaron información
sobre algunos de los hombres que van a viajar.
La combinación de las tres patas:
dirigencia deportiva, sindical y política parece no darle respiro a un deporte
cada vez más sucio y agresivo, aunque el análisis es más profundo. Lo que
sucedió en Inglaterra hace 25 años es un ejemplo de que existe una solución
aunque el modelo no es aplicable en Argentina.
El deporte sobre todo el fútbol,
debe ser accesible y no un imposible. La pobreza no es un argumento válido. “Si
creemos que los pobres son los violentos arrancamos de un perjuicio de clase
que nos impedirá entender el fenómeno. Hay barras que vienen de barrios
pauperizados, de clase media, o incluso de sectores acomodados.”, afirma
Garriga Zucal en el diario Página/12.
Contra la violencia se puede,
pero se debe querer hacerle frente con decisiones políticas y un cambio
cultural fuerte. Se precisan ámbitos de debate entre los socios, buscar mayor
inclusión para así eliminar la enfermedad que aqueja al deporte más hermoso de
todos.
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