¿Cuál es el
"pasatiempo" de los millonarios?
Forbes - jueves, 24 de
abril de 2014
Hace dos años en San Diego,
California, Juan Manuel Ley se disponía a ver un partido de béisbol en su iPad
luego de una intervención quirúrgica. Durante el periodo de convalecencia los
rumores en torno a él corrían vertiginosamente. En medio de tanto ruido, se
preparaba para seguir las incidencias de su equipo, Los Tomateros de Culiacán,
uno de los equipos más tradicionales de la pelota caliente del país.
Manuel Ley, presidente del Grupo Ley, una de las cadenas
de autoservicio más importantes de México, estaba lejos de desmentir las
versiones. Únicamente sostenía conversaciones con las televisoras en México
para que sólo él, lograra ver los partidos de los Tomateros por tv o a través
de cualquier dispositivo móvil.
Ley es uno de los empresarios
que hacen lo que sea para relacionarse con el deporte (muchos de ellos forman
parte de nuestra lista de millonarios). El Chino está en el béisbol, así como
Alfredo Harp Helú (quien ocupa el asiento 1154 la lista con 1,500 millones de
dólares), Carlos Peralta y Ricardo Martín Bringas. Alberto Baillères (en el
lugar 90 con 12,400 mdd) destaca por su pasión por la fiesta brava. En el
fútbol intervienen Lorenzo Zambrano, Emilio Azcárraga Jean (en lugar 663 con
2,600 mdd), Ricardo Salinas Pliego (en el 160 con 8,300 mdd), Carlos Slim (en
el lugar número dos con 72,000 mdd) o la familia Hank Rhon.
Hoy cualquier equipo profesional
del deporte mexicano —ya sea en fútbol o béisbol— tiene un millonario detrás.
“(Estar ligado al deporte) corresponde más a una estrategia de diversificación
en el portafolio de negocios, por lo que es complicado no dejarse seducir”,
comenta Jorge Badillo Nieto, director de Fusión Mercadotécnia Deporte.
¿Un simple hobby?
En 2009, Carlos Peralta,
presidente de Grupo IUSA (empresa del sector eléctrico), anunció: “Estoy
vendiendo (a los Tigres de Quintana Roo) porque ya me cansé de tirar el dinero
año con año, el béisbol no es negocio”.
La pelota caliente es el cuarto
deporte en las preferencias de los mexicanos, según la última encuesta de
Consulta Mitofsky; en ésta, 70% de los fans interrogados se inclina por el
fútbol, seguido por el boxeo, el basquetbol y el béisbol. A pesar de todo la “pelota caliente” es una
de las pasiones de los hombres más ricos del país.
En esta especialidad deportiva es
posible ubicar a Harp Helú, dueño de dos franquicias (Guerreros de Oaxaca y
Diablos Rojos del México), quien ha reconocido que acude al menos a 50
partidos al año desde 2012. Harp Helú —quien también es uno de los
copropietarios de los Padres de San Diego de las Grandes Ligas y que invirtió
para crear una Academia en Oaxaca— resume así su filosofía de vida: “Voy a
jugar un partido de béisbol cada día, y lo tengo que ganar”.
Hussein Forzán reflexiona: “El
deporte pondrá a todos en su lugar, ya que no porque tengas dinero vas a ganar
siempre”.
Otro empresario que pertenece al
mundo de la “pelota caliente” es Ricardo Martín Bringas, director general de
Soriana, quien también es presidente del Consejo de Administración de los
Vaqueros Laguna, un equipo de béisbol, que no se corona desde 1950.
Pero la liga de béisbol más
poderosa, incluso a nivel financiero, es la Liga Mexicana del Pacífico (LMP),
donde juegan los Tomateros de Culiacán, el equipo de Juan Manuel Ley y una de
sus principales motivaciones (algunos diarios locales, como El Debate, han
reseñado que en algunas entrevistas ha llegado hasta las lágrimas). El Chino
tiene en marcha el proyecto de un estadio nuevo que tendrá un costo de 380 mdp,
que estará listo en agosto de este año.
“El papel de ellos (los
millonarios) será cada vez más importante y vital para el desarrollo de la
industria deportiva”, comenta Jorge Badillo Nieto; al tiempo que Hussein
Forzán complementa: “Además, activan la economía pues sin el deporte la
situación sería un poco peor”.
Pasión, ¿nada más?
Alberto Baillères González es el
tercer hombre más rico de México y es muy raro que aparezca en los medios de
comunicación. Es presidente del Consejo de GNP, Peñoles, El Palacio de Hierro,
y su pasión tiene que ver con el mundo del toro: tiene las ganaderías de
Begoña, San Miguel de Mimiahuapan, Santa Teresa y San Martín; además, encabeza
la empresa Espectáculos Taurinos de México, que gestiona plazas de toros
importantes como la de Aguascalientes, y apoderado de algunos toreros como
Morante de la Puebla.
Por otro lado, los equipos del
fútbol mexicano tienen en su mayoría a una gran empresa detrás. De otro modo:
aquí, el emprendedurismo no cuenta; si tienes dinero, entras; si no, estás
fuera. “El fútbol seduce, pero también es una llave para la puerta comercial y
política”, comenta Hussein Forzán.
Hace unas semanas, Arturo Elías
Ayub, director de Alianzas Estratégicas de Telmex, dijo: “Estamos interesados
en adquirir los derechos de tv de los clubes (de Primera División) que terminen
contrato”. Carlos Slim es socio de los clubes del Pachuca, León y Estudiantes
Tecos.
De acuerdo con los especialistas,
las grandes empresas tienen dos objetivos claros para invertir en clubes: ganar
imagen y marca o, en su defecto, desarrollar negocios. “Televisa no es el mismo
después de que se organizaron los Mundiales de México (1970 y 1986)”, recuerda
el director de la agencia PMKT. “La empresa de tv fue la responsable para que
nuestro país organizara ambas justas”, afirma.
Podría decirse que este pastel se
reparte así entre los millonarios: Carlos Slim es socio en Pachuca, León,
Estudiantes y Oviedo de España; Emilio Azcárraga es el jefe en el América y el
Necaxa; Ricardo Salinas Pliego en Morelia y Atlas; la familia Hank Rhon en
Tijuana y Lorenzo Zambrano en los Tigres.
UnoTV es una de las estrategias
de negocio de Carlos Slim, que busca los derechos de tv de los partidos para
aumentar su influencia; claro, lo motiva una base de 70 millones de aficionados
que tiene el país. Otro caso son los Tigres de Nuevo León, de Lorenzo Zambrano,
a quien no le han dado muchas alegrías; sólo un título desde que tomó el club
en 1996 y en el que ha invertido más de 55 mdd en fichajes.
En 2010 dejó en claro lo que
significa el club para él: “Tigres no se vende; quien tenga ilusiones desorientadas
de eso, que quede claro, no se vende”.
Hablando de pasiones, en la
primavera de 2013, a aquella noche en el Estadio Azteca cuando el América ganó
el título de Liga después de ocho años,
provocó que Emilio Azcárraga dejara el protocolo en el pasto. Las cifras
económicas indicaban que la liguilla le había dejado 100 mdp a las Águilas por
venta de boletos. Significaban 0.6% de las ventas consolidadas de Grupo
Televisa de ese trimestre. Los ingresos del club en la fase final del
campeonato no ameritaban necesariamente un brindis. Pero Emilio lo festejó de
un modo peculiar: con los jeans totalmente mojados, sin camisa, hincado y con
las manos extendidas rindiendo pleitesía a la porra del equipo, festejando
ferozmente el campeonato.
Moraleja: los millonarios pierden
la compostura por la pasión hacia su club, como cualquier mortal.
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