E-books y libros impresos,
¿complementos o rivales?
Forbes - miércoles, 23 de
abril de 2014
Desde hace unos años los libros
digitales han ganado popularidad gracias a sus bajos costos y el uso de
dispositivos móviles, sin embargo, los impresos también se han mantenido dentro
del gusto de los lectores. La tradición no siempre está peleada con la innovación.
¿Libro electrónico o libro
impreso? Sea cual sea la elección, el libro es un objeto tangible donde hombres
y mujeres a lo largo de la humanidad han depositado y heredado sus
conocimientos, experiencias, así como sus más profundos pensamientos a través
de la escritura.
“Con el paso de los años, el
libro ha evolucionado para adaptarse a sus lectores, de tal manera que ya es
posible ver editoriales digitales con éxito. Eso no quiere decir que el libro
impreso esté en riesgo de desaparecer, al contrario es la prueba de que uno es
el complemento del otro”, cuenta a Forbes México Mauricio Angulo, fundador y
CEO de la editorial de ebooks Tesseract Pages.
Desde el 11 de mayo de 868 d.C
cuando en China se imprimió el primer libro del que se tiene registro, pasando
por el año 1449 con el alemán Johannes Gutenberg quien inventó la imprenta de tipos móviles,
hasta nuestro presente con los ebooks, los libros han hecho aportaciones a la
ciencia, la tecnología y la cultura que han permitido la proliferación y
modernización de las sociedades.
Desde finales de 1971 cuando el
escritor, empresario y filántropo Michael Hart fundó el Proyecto Gutenberg,
(una biblioteca digital gratuita) diversas editoriales al ver la aceptación
comenzaron a incorporar libros digitales a sus catálogos.
Una industria de letras que
evoluciona
El experto explica que el mercado
de los ciberlibros en México de 2008 a la fecha, no sólo se ha logrado colocar
entre el gusto de los lectores, sino que ha construido un negocio rentable para
las editoriales.
Según cifras de la Cámara
Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), tan sólo en 2013 se
produjeron casi 3,000 libros electrónicos en español, cifra que representó un
incremento del 60% respecto a 2012 y que dejó una facturación de 16 millones de pesos por la venta de ediciones
digitales.
Por su parte, de acuerdo con
estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el
mismo año se imprimieron más de 330 millones de libros, de los cuales el sector
público fabricó un 57%.
A pesar de que la producción del
libro electrónico con la del impreso aún no encuentra equivalencia, la
industria digital de libros en México crece cada año.
Al respecto, el fundador de
Tesseract Pages explica: “Se pudiera pensar que no hay un empate entre ambos
mundos, pero si nos vamos a las regalías, podemos ver que en el caso de un
libro impreso el autor recibe entre 3 y 6%, en comparación con las de un libro
digital que ascienden hasta un 20 o 30%. También gracias a que los ciberlibros
son más económicos dejan un margen de ganancias de hasta 10 veces más de lo que
puede dejar un impreso”.
Aunque la producción en la
industria editorial en México se mantiene estable, el país se enfrenta a un
severo problema: la falta de lectores de libros. Según datos de la última
encuesta nacional de la Caniem, en promedio los mexicanos leen anualmente entre
dos y tres ejemplares, en tanto que un 43% no tiene el hábito de la lectura
porque o no le gusta o le da flojera.
El 55% de la población mexicana
ha ido alguna vez en su vida a una biblioteca, mientras que el 23% acudió
durante el último año y un 27% leyó al menos un libro, muestran estadísticas
del Inegi.
“A pesar de que las cifras son
lamentables, hay algo positivo y es que en México existen otros lectores: los
digitales. Ellos consumen contenidos, leen revistas en la red, periódicos y
blogs, pero ellos no se reflejan en las estadísticas”, dice Angulo.
De acuerdo con datos de la
Asociación Mexicana de Internet (Amipci), los lectores digitales dedican al
menos cinco horas diarias para leer en la red, mientras que los lectores de
libros impresos dedican tres horas semanales a la lectura.
Libros, la inspiración de
todos
El 23 de abril se conmemora el
Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor. Este día se instituyó en 1995 por
la Unesco con el propósito de reflexionar sobre la manera de difundir la
cultura escrita y de permitir que todas las personas pudieran acceder a ella a
través del aprendizaje de la lectura y el apoyo al oficio de la edición.
Irina Bokova, directora general
de la Unesco, con motivo de la conmemoración, detalló en un comunicado: “El
libro no es inmune a un mundo cambiante, caracterizado por la llegada de los
formatos digitales y la transición hacia las licencias abiertas para el
intercambio de conocimientos. Esto supone mayor incertidumbre, pero también
nuevas oportunidades, en particular para los modelos empresariales innovadores
en el mundo editorial. Este cambio está planteando profundos interrogantes
sobre la definición del libro y el significado de la autoría en la era digital.
La Unesco ha asumido un liderazgo activo en los nuevos debates sobre la
desmaterialización del libro y los derechos de los autores”.
Este año Mafalda, el personaje
cómic creado por el argentino Quino, será el estandarte de la celebración por
sus 50 años de creación.
Del papel al bit
Mauricio Angulo estima que
actualmente en México por cada lector que lee en dispositivos electrónicos,
existen 10 que lo hacen en papel.
Ambas versiones de libros poseen
sus ventajas y sus limitantes. Por una parte, los libros impresos están
limitados por la geografía y el almacenamiento, es decir que si se desea un
libro que está disponible en otro país se tienen que tomar otras medidas para
obtenerlo, mientras que la principal frontera de los e-books es que no todas
las personas tienen acceso a dispositivos móviles.
Respecto a sus ventajas, los
libros electrónicos no generan gastos de producción de papel y tinta, así como
la distribución del mismo, mientras que los de papel algunos lectores prefieren
la comodidad de sus páginas a una pantalla.
Hasta la fecha han pasado 1,146
años desde que la humanidad tuvo entre sus manos el primer libro y desde
entonces han sido los portadores de conocimiento y grandes revoluciones
intelectuales. El emprendedor asegura que en México el concepto que se tenía
sobre los libros ha cambiado: “En este país se ha logrado entender que todos los
libros, sin importar el soporte tienen un fin: promover el conocimiento, las
artes y el entretenimiento”.
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