Senna fue más que un piloto para
los brasileños
The Associated Press
La adoración que sienten los
brasileños por Ayrton Senna trasciende el deporte. Solo alguien como Pelé la
puede comprender.
Cuando cientos de miles de
brasileños esperaron horas para ver por última vez el cadáver de Senna antes de
su entierro, le rendían tributo a alguien que fue mucho más que un tricampeón
mundial de fórmula uno.
Para los brasileños, Senna fue
más que un gran ídolo deportivo. Personificó el orgullo y el patriotismo de
esta nación futbolera.
Cada vez que hacía ondear la
bandera verde y amarilla de Brasil para celebrar sus triunfos, todo el país
vibraba.
En una época en la que las
victorias escaseaban en las canchas de fútbol y el país sobrellevaba crisis
económicas y políticas, Senna le dio a la gente razones para ser feliz.
"Fue un brasileño
triunfador", comentó Galvano Bueno, quien relató las carreras de fórmula
uno para la televisión brasileña y fue un buen amigo de Senna. "Fue un
brasileño que se fue al exterior y al que le fue mejor que a los
europeos".
La súbita muerte de Senna en el
Gran Premio de San Marino de hace 20 años fue un duro golpe para el orgullo de
una generación de brasileños que se acostumbró a despertarse el domingo con la
expectativa de escuchar el himno brasileño tras otra victoria de Senna.
"Su determinación, su
perfeccionismo, su sentido de justicia y su patriotismo hicieron de Ayrton una
persona muy especial para los brasileños", comentó Bruno Senna, quien
tenía diez años cuando falleció su tío al accidentarse el 1ro de mayo de 1994.
"Hay una cierta nostalgia,
recuerdos inolvidables de sus grandes maniobras para pasar rivales, de grandes
carreras y grandes sesiones clasificatorias", agregó Bruno, quien también
fue piloto y llegó a conducir brevemente para el equipo Williams en el que
corría su tío cuando falleció. "Pero también está el legado de su
personalidad afuera de las pistas. Era exitoso en el deporte y al mismo tiempo logró
trascender ese mundo y ser un ejemplo por sus principios de vida".
Lo que sucedió en los días
siguientes a la muerte de Senna revelan lo que significó para la nación.
El gobierno brasileño decretó de
inmediato tres días de luto y dijo que le concedería a Senna los mismos honores
que a los jefes de estado.
Al circular la noticia de su
muerte durante un partido importante de fútbol, casi 60.000 aficionados se
olvidaron de la rivalidad de los dos equipos y comenzaron a corear "Ole,
ole, ole, ole, Senna, Senna". El tributo llegó a pesar de que Senna era
fiel hincha de Corinthians y los dos equipos que jugaban esa tarde eran
Palmeiras y Sao Paulo.
Cuando llegó su cuerpo de Italia,
las autoridades estimaron que más de un millón de personas se alinearon en las
calles de Sao Paulo para ver pasar el ataúd, que fue trasladado en un camión de
bomberos, envuelto en la bandera brasileña. Los canales de televisión
transmitieron las ceremonias en vivo y mostraron a los aficionados sollozando,
haciendo ondear banderas y tirando flores al paso del camión. Miles de
vehículos siguieron el ataúd haciendo sonar sus bocinas.
Durante el funeral, más de
200.000 personas esperaron por horas para pasar diez segundos frente al ataúd y
rendirle un último homenaje a Senna. Muchas celebridades, grandes figuras del
deporte y altos funcionarios asistieron a los servicios, incluido el presidente
Itamar Franco.
Unas 250.000 personas siguieron a
Senna hasta el cementerio, donde su ataúd fue levantado por los pilotos Ruben
Barrichello, Gerhard Berger, Damon Hill, Alain Prost, Emerson Fittipaldi y
Jackie Stewart, entre otros.
Un canal deportivo brasileño
transmitirá nueve de sus mejores carreras el jueves con motivo del 20mo
aniversario de su muerte, incluido su notable segundo lugar con un Toleman bajo
la lluvia en el GP de Mónaco de 1984. Su primera victoria, con un Lotus en el
GP de Portugal en 1985, será transmitida también, lo mismo que el GP Japonés en
el que se aseguró el título de 1998.
El primer triunfo de Senna en
Brasil, en 1991, fue también especial porque los aficionados llenaban el
autódromo de Interlagos año tras año para ver a su ídolo. Senna estuvo varias
veces cerca de ganar el GP de Brasil, hasta que finalmente lo hizo a pesar de
tener fallas en la caja de cambios cerca del final. Los aficionados invadieron
la pista y se abalanzaron sobre el McLaren de Senna para festejar.
La primera vez que Senna sacó a
relucir una bandera de Brasil para celebrar adentro de su auto fue en el GP de
Estados Unidos de 1986, en Detroit. Se detuvo poco después de cruzar la línea
de llegada y le pidió a un empleado del autódromo que le consiguiese una
bandera de algún aficionado. El gesto fue significativo porque el día previo
Brasil había perdido ante Francia en los cuartos de final de la Copa Mundial de
fútbol de México y los brasileños estaban muy desencantados.
Mientras la gente sufría otra
derrota en fútbol, Senna salió al rescate y alivió sus penas. Muchas veces
sucedió lo mismo, pues Brasil no ganó un solo Mundial entre 1970 y 1994.
Cada vez que Brasil falló en los
campos de fútbol, Senna y su tradicional festejo le dieron al brasileño razones
para sentirse orgulloso. Es por ello que para ellos Senna está a la altura de
Pelé en el panteón de los ídolos del deporte de todos los tiempos.
Para los brasileños, no hay otro
como Pelé. Y nunca habrá nadie como Senna.
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