El mejor whisky del mundo no es
escocés, es tejano
Forbes - viernes, 11 de
abril de 2014
Balcones Distilling, una
destiladora artesanal dirigida por Chip Tate, ha ganado reconocimiento internacional
por su whisky de una sola malta.
A unos cientos de metros del
centro de Waco, Texas, en un barrio de grandes almacenes abandonados, hay un
pequeño cobertizo de metal oxidado escondido bajo el puente de la calle 17. Lo
que alguna vez fue un taller de soldadura se asienta entre los enormes pilares
del paso elevado, junto a un remolque blanco. Apostaría, sin miedo alguno a
perder, que ninguno de los conductores sabe que está pasando frente a Balcones
Distilling, fabricante del mejor nuevo whisky en Estados Unidos.
Su fundador Chip Tate se
encuentra en el interior entre dos alambiques de cobre hechos a mano. Él es un
hombre pequeño que se enorgullece de su whisky y de su espesa barba negra, que
a menudo peina. Una camiseta se extiende a través de su vientre y un pequeño
cuchillo cuelga de la funda de su cinturón. Tate sumerge una pipeta de vidrio
en una barrica y vierte el líquido en copas de degustación. Es la forma
inmadurada de su Texas Single Malt Whisky –Tate prefiere la ortografía de
Escocia, sin la “e” –, la bebida que puso a Balcones en el mapa.
La llegada de Balcones fue
anunciada por primera vez por sus premios al destilador del año de 2012
(otorgados por Whisky Magazine y la Asociación de Destiladores Artesanales) y
luego por el primer lugar en la categoría de una sola malta en el concurso Best
in Glass 2012, un concurso británico que nombra al mejor whisky lanzado cada
año. Balcones fue el primer destilador estadounidense en ganar el más alto
honor, derrotando a marcas tan venerables como Johnnie Walker, Macallan y
Balvenie. La victoria recuerda el primer lugar obtenido por “Judgment of
Paris”, una prueba de sabor a ciegas en 1976 en el que un California Cabernet
Sauvignon y Chardonnay, por primera vez derrotaron a un montón de bodegas
francesas. Por otra parte, la victoria demostró que el mejor nuevo whisky en el
mundo no proviene de Escocia o Japón o el condado de Bourbon, sino de debajo de
un puente en Waco.
Entonces, ¿cómo ascendió Balcones
a la cima del mundo del whisky en tan sólo seis años? En parte, el éxito de la
destilería se debe a la historia de amor de Estados Unidos con el trabajo
artesanal. Hace una década existían tan sólo 68 destiladores artesanales. Hoy,
hay 623 en todo el país, al menos uno en cada estado.
Pero también es el resultado de
la historia personal de la historia personal de Tate, de 39 años, un pionero.
Él siempre ha sentido fascinación por la mezcla de diferentes ingredientes. De
niño, en la Virginia rural, fabricaba explosivos: botellas cohete y cañones de
pelotas de tenis. Después de la universidad, cuando él no estaba en clases de
debate, fabricaba cerveza o al horno. “Yo era básicamente un monje”, dice.
Incluso hoy en día ofrece conferencias sobre las muchas variaciones del pan
francés crujiente y las grandes tradiciones de los boulangers parisinos.
El colapso de su matrimonio en
2008 dio a Tate la libertad de convertir su afición en su profesión; él había
sido administrador de inscripciones en Baylor, pero siempre había soñado con
cambiar su torre de marfil por el alambique de cobre. Con un guiño y asintiendo
con la cabeza, Tate admitió que algunos experimentos caseros lo llevaron a
creer que podía tener éxito como destilador legítimo en Waco. Un manual grueso
y rudimentario llamado Whiskey: Technology, Production and Marketing se
convirtió en su biblia; las instrucciones de la destilería Bruichladdich sobre
los fundamentos del whisky, uno dirigido a los futuros embajadores de la marca,
fue su evangelio recién descubierto.
La idea de crear pociones no es
desconocida en Waco. En 1885, un joven farmacéutico llamado Charles Alderton
comenzó a vender un refresco de sabor en droguería de la ciudad; él nombró la
nueva bebida Dr. Pepper. Medio siglo después, el legado de la prohibición
impidió el desarrollo de cualquier gran tradición licorera en Texas, y aunque
Tate no tiene interés en convertirse en el próximo Tito’s Vodka (hecho Austin,
cerca de Waco), no estaría en el negocio si no fuera por su fundador, Tito
Beveridge. A finales de 1990, fue Beveridge quien presionó con éxito al Estado
para que permitir el funcionamiento legal de las pequeñas destilerías.
Para iniciar Balcones –nombrada
en honor a una falla que divide a Texas y proporciona al área una fuente de
agua potable de abundantes manantiales naturales– Tate levantó 100,000 dólares
en capital inicial, y un amigo de bienes raíces le encontró el cobertizo bajo
el puente. Él destruyó la estructura, reconstruyó el interior y le dio un nuevo
techo. Cuando un inspector del regulador de alcohol estatal se presentó en el
lugar, expresó su asombro: nunca había puesto un pie en una destilería de
whisky.
Para la primera producción de
Balcones, Tate se inspiró en la salsa de un postre de azúcar mascabado, miel e
higos que había servido en una cena. Y eso es exactamente lo que fermenta para
crear Rumble. “Es extraño en categoría, pero no en sabor”, explica. Los
primeros clientes aprecian sus cualidades similares al brandy y al ron. Otro
supuso que era en realidad un tequila madurado en un barril de vino tinto.
Rumble fue lanzado junto con Baby Blue, un whisky inusual hecho con la herencia
de maíz azul cultivado en Nuevo México. Su sabor es de albaricoque, té dulce,
chiles ahumados, y lo más extraño, algodón de azúcar. Baby Blue fue el primer
whisky fabricado en barrica en Texas desde la prohibición. Desde entonces,
Balcones ha desarrollado otro whisky a base de maíz azul llamado Brimstone,
hecho con roble de Texas para añadir humo, del mismo modo que los whiskies de
Islay usan turba.
Tate había sido siempre un hombre
de scotch, y anhelaba llevar un whisky de malta al mercado. Para lo que se
convertiría en la firma del whisky Balcones, Tate no podría haber elegido un
ingrediente principal con un nombre de sonido más fortuito: Golden Promise, un
scotch de cebada malteada que no había sido utilizado regularmente en cuatro
décadas. Su mezcla de una sola malta se añeja en barricas personalizadas de
maderas de Estados Unidos y Francia (elaboradas por un tonelero en el Missouri
rural). Tate guarda la composición exacta de la madera de los barriles como su
secreto más querido. El resultado final es un whisky muy alejado de la suavidad
de, digamos, un escocés de Speyside, pero su sabor es a agradable, con toques
de vainilla, ciruela y pera, y sin duda único. “El whisky es realmente un
puente entre la elegancia de una sola malta y los grandes ricos y decididos
sabores de un bourbon”, dice Flavien Desoblin, propietario y jefe sommelier de
The Brandy Library en Manhattan. “Balcones es una de un puñado de nuevos
destiladores artesanales que está haciendo whisky con pasión.”
Es una pasión con la ayuda de
algo tan intrínsecamente tejano como la barbacoa o las botas vaqueras: el sol
que sube alto y hornea el campo. Texas experimenta días muy calientes y luego
noches muy frías, y una amplia brecha en la temperatura es ideal para el
envejecimiento del whisky de barril, acelera la maduración. Eso ha ayudado a
Tate a hacer que su línea llegue a los estantes más rápido, pero no lo
suficientemente. La atención alrededor de Balcones se está intensificando.
Sóllo en los últimos meses la marca ganó el premio al destilador artesanal del
año de la revista Whisky Magazine y barrió en la competencia Wizards of Whisky
en Londres, donde su edición de una sola malta fue nombrado Whisky Mundial del
Año, Wisky de una sola malta del Año y Whisky americano de una sola malta del
año. (Baby Blue también se llevó a casa la medalla de oro; Brimstone recibió
una medalla de plata.) Como resultado, la demanda de Balcones ahora es muy
superior a su oferta.
“Es problema que nos encanta
tener, pero es un problema real”, admite Tate mientras abre la puerta de un
edificio de seis pisos a unos minutos de su destilería actual. El futuro hogar
de Balcones está sólo ligeramente en mejor estado que el que está bajo el
puente. Ha estado vacío desde que perteneció a una empresa de almacenamiento
cuyas bóvedas alguna vez albergaron objetos de valor de los ciudadanos más
ricos de Waco. En este momento, Tate utiliza la primera planta para almacenar barricas
de whisky, pero en el próximo año, toda la estructura será transformada en una
nueva destilería de 2,000 galones, alambiques fabricados en Escocia capaces de
aumentar la producción a 100,000 botellas. Suponiendo que sus ventas continúan
a buen ritmo con una mayor producción, eso significaría ingresos de alrededor
de 40 millones de dólares.
Mientras Tate avanza con
dificultad a través de una serie de pasillos tenuemente iluminados, reitera su
deseo de que Balcones permanezca relativamente pequeña e independiente. “Algo
de la magnitud de Macallan o Balvenie No queremos hacer nada para mezclar”,
añade. Grandes jugadores ya han tratado de comprar a Balcones, y él ha
rechazado su oferta, revela, aunque elude ser más específico. Esas propuestas
no son una sorpresa dada la consolidación frenética que ha marcado la industria
del alcohol en la última década. (Apenas hace un par de meses, Grupo Campari
pagó 167.8 millones de dólares por la canadiense Forty Creek Distillery, cuyas
ventas suman 30 millones.) Así que Tate se excusa para lo que podría sonar
paranoico cuando describe cómo una corporación más grande podría forzar una
compra: haciéndose de una parte de su cadena de suministro, tal vez mediante la
compra de todos los barriles de roble, y luego volviendo a él con una oferta
que esta vez no podrá rechazar.
Si Balcones quiere permanecer
independiente, tendrá que acercarse más a sus distribuidores. Hace un poco más
de un año, Balcones contrató a su primer embajador de marca, cuyo trabajo era
acudir a reuniones mensuales en las oficinas de los distribuidores y hablar
sobre los diversos whiskies. No es muy difícil convencer a una sala de
vendedores que un producto escaso es verdaderamente popular, pero el rápido
crecimiento de Balcones ya ha causado que al menos un distribuidor en Texas se
quede sin nada que vender. Hoy en día, Balcones se encuentra en aproximadamente
20 estados así como en Reino Unido, Noruega Suecia, Japón y Australia. Tate añadirá pronto Canadá, Francia
y Corea.
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