BAHÍA DE “COCHINITOS”
newsweek.m
Un francmasón ligado al
Departamento de Estado fue parte de un extraño e inepto plan para derrocar al
régimen cubano.
Es una improbable “historia de
tres ciudades” que comienza en Damasco, serpentea por Washington, D.C., y
termina trágicamente en una cárcel de La Habana. Sus personajes clave parecen
extraídos de un thriller de espionaje de la Guerra Fría: espías aficionados
atrapados en otra inepta trama para derrocar al régimen cubano.
A fines de noviembre de 2010, un
hombre de negocios de Washington, D.C. llamado Akram Elias viajó a Damasco con
una discreta propuesta para pulir la imagen del régimen sirio en Washington.
“Fue grandioso verle a usted esta mañana”, escribió Elias, un estadounidense
libanés, a Bouthaina Shabaan, portavoz de toda la vida del presidente Bashar
al-Assad, en un correo electrónico obtenido por WikiLeaks. Apenas seis meses antes,
el gobierno de Obama había castigado a Siria con sanciones por apoyar a grupos
terroristas y por tratar de desarrollar armas de destrucción masiva.
Elias entregó a los sirios una
“estrategia de comunicaciones” de una página a los sirios, inspirada directamente
en el cuaderno de estrategias del cabildero estándar para clientes con graves
problemas de imagen en el sector oficial de Washington. La idea, por supuesto,
era suavizar la imagen del régimen en Washington, y quizás incluso convencer a
funcionarios de levantar las sanciones. Precio: US$22 000 al mes más gastos, lo
cual es común para una campaña de relaciones públicas para un régimen de tipo
dictatorial.
Sin embargo, lo raro acerca de
este plan era que, de acuerdo con el sitio web de Capital Communications Group,
empresa de la cual es propietario,
mientras Elias cortejaba a Damasco, también tenía contratos de
relaciones públicas con 18 organismos de seguridad nacional del gobierno de
Obama, entre ellos, el Departamento de Justicia, el Departamento de Estado, la
Administración para el Control de Fármacos y el Departamento de Seguridad
Interior. Pero era también un jugador clave en una larga campaña de la Agencia
Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en
inglés) para socavar a otro régimen totalitario, en este caso, Cuba.
¿Por qué Elias? ¿Por qué Cuba?
Porque, en otro extraño giro, Elias tenía un alto rango en la francmasonería,
la antigua y secreta organización protestante que cuenta con una larga historia
en Cuba, cuando los ideólogos derechistas de la USAID decidieron emprender
nuevamente el derrocamiento del régimen comunista. Los francmasones son
descendientes de los gremios medievales que construyeron las catedrales de
Europa, y su presencia en Cuba se remonta a 1763, con el arribo de colonos
ingleses e irlandeses. A finales de ese siglo, su número se incrementó con la
llegada de hacendados franceses que huían de la revolución haitiana. Un siglo
después, contaban entre sus miembros a revolucionarios cubanos como José Martí.
Y en la década de 1950, de acuerdo con la tradición, otro revolucionario, Fidel
Castro, adquirió simpatía por los francmasones cuando le dieron refugio en una
logia masónica.
Los francmasones sobrevivieron a
la revolución de Castro, pero este los mantuvo bajo un estricto control. A
pesar de ello, el número de miembros se mantuvo estable, y con la retirada
gradual de Castro del poder a partir de 2001, los francmasones empezaron a
florecer. Actualmente, afirman tener casi 30 000 miembros en Cuba.
Elias emigró de Líbano a Estados
Unidos cuando era adolescente en la década de 1970. En 1996, de acuerdo con
diversas publicaciones masónicas, se hizo miembro de la hermandad y rápidamente
obtuvo el liderazgo de su logia en el Distrito de Columbia. En 2002, recorrió
toda Cuba, en el primero de varios viajes que realizó cuando el régimen relajó
sus controles económicos y políticos.
La USAID debe haber visto una
oportunidad. Desde que fue inventada por el gobierno de Kennedy como un
organismo de ayuda humanitaria en 1961, el famoso logotipo de las manos unidas
de la USAID siempre ha tenido un componente menos amable, con el mandato de
ayudar a las personas a “luchar por vivir en un país libre y democrático”.
Durante la Guerra de Vietnam, sus proyectos de contrainsurgencia estaban tan
entrelazados con los de la CIA que ambos se convirtieron en sinónimos.
Y ahora se trata de Cuba. Durante
el gobierno de George W. Bush, el costo de los programas “democráticos” cubanos
apoyados por la USAID pasó de US$3.5 millones a US$45 millones. Aunque el
congreso redujo drásticamente sus presupuestos en más de la mitad cuando Barack
Obama entró en funciones y los repartió entre otros organismos, mencionando
como causa una “mala gestión”, se proyectó un presupuesto de entre US$60
millones y US$70 millones, de acuerdo con el Miami Herald.
En diciembre de 2009, Akram Elias
estaba en La Habana para reunirse con Alan Gross, un subcontratista de USAID de
63 años, originario de Maryland. Gross fue arrestado la noche del 3 de diciembre
de 2009, tras proporcionar equipo avanzado de comunicaciones e internet a la
diminuta comunidad judía de Cuba. Actualmente, purga una sentencia de 15 años
en Cuba bajo cargos de subversión.
De acuerdo con un documento
presentado en 2011 por autoridades cubanas al dictar sentencia, en noviembre de
2009 en Washington, Gross recibió una llamada de Elias, “Un antiguo miembro de
alto rango de la logia masónica de Washington que es famoso por su
característica oposición al sistema político cubano”. Elias expresó su interés
en el “programa de democracia de Cuba” que Gross dirigía para DAI Inc., una
empresa contratista de USAID con sede en Chevy Chase, Md. Acordaron tomar un
café al día siguiente.
“En esta reunión”, de acuerdo con
el documento de imposición de sentencia del tribunal cubano, “Elias dijo que
había pensado en instalar el sistema del acusado en las logias masónicas
cubanas, y ambos decidieron reunirse en La Habana en diciembre de ese año para
analizar este plan con mayor profundidad”. Y lo hicieron, en el Hotel Nacional
de Cuba, el 2 de diciembre de ese año. Ambos “procedieron a partir del punto en
el que se habían quedado en Washington con la visión de extender el proyecto
del primero a las logias masónicas cubanas”. Las cosas salieron tan bien que
acordaron reunirse al día siguiente, “pero esta reunión nunca tuvo lugar”, de
acuerdo con los cubanos, “debido a que la noche del 3 de diciembre, el acusado
ALAN PHILLIP GROSS fue arrestado”. Fue “hallado en posesión de dos dispositivos
de almacenamiento de información, uno de marca ‘Micro Center’ y el otro de
marca ‘Kingston’, con la mayoría de los documentos relacionados con los
proyectos del acusado contra el estado cubano”.
Los agentes de contraespionaje de
Cuba no solo tuvieron suerte en este caso, según lo muestra el documento
judicial. Habían estado tras Gross y los francmasones durante años. En 2004,
Gross entregó “varios artículos, entre ellos, una videocámara”, a José Manuel
Collera Vento, el principal francmasón de la isla, señalaron los fiscales. Los
cubanos dijeron que la cámara provenía de Marc Wachtenheim, él trabajó para la
Pan American Development Foundation, otra empresa contratista de USAID y que se
ubicaba a una calle de la Casa Blanca de Bush. De hecho, los agentes cubanos de
contraespionaje parecían conocer todo lo que los estadounidenses habían estado
haciendo.
Al menos una razón para lo
anterior resultó evidente el Día de los Inocentes de 2011, cuando se reveló que
José Manuel Collera Vento, Gran Maestro de la Gran Logia Francmasónica de Cuba,
era un doble agente. “Por sus acciones subversivas, el 1 de abril de 2011,
Collera recibió la más alta distinción de la Asamblea Popular de Cuba: el
Escudo Pinareño “, anunció tristemente el Masonic Times al día siguiente,
añadiendo que “actualmente, parece ser solo una marioneta de un régimen
totalitario”.
De acuerdo con los expertos en el
régimen, un año antes del arresto de Gross, los cubanos ya tenían acceso a
internet y al correo electrónico hacia el mundo exterior, aunque las conexiones
eran muy lentas. Y un año después de su arresto, la USAID puso en peligro
incluso esas débiles libertades al poner en marcha una red cubana supuestamente
independiente al estilo de Twitter, llamada ZunZuneo, a través de una red de
compañías fachada y servidores extranjeros, un programa de acción encubierto en
todo, menos en el nombre.
¿A quién engañaban? Ciertamente,
no a los agentes cubanos de contraespionaje, que durante décadas han reventado
operaciones de la CIA como si fueran nueces.
Ni tampoco al senador de Vermont
Patrick Leahy, presidente del panel que supervisa a la USAID, quien dijo que
toda la historia de ZunZuneo “era tonta, tonta, tonta” cuando Associated Press
la reveló la semana pasada.
Y tal vez el hecho de ser “tonta”
no era tan malo, dado el programa de los creadores detrás de estos ridículos
planes. “No se trata de eficacia”, explica Fulton Armstrong, un antiguo experto
en América Latina que trabajó para la CIA y el Consejo Nacional de Seguridad de
la Casa Blanca. “Saben que no van a derrocar al régimen. Saben que sus activos
en la Isla son principalmente oportunistas… Y que el gobierno cubano ha
demostrado que muchas de las personas de la ‘oposición’ que reciben nuestra
ayuda en realidad son sus agentes”.
La misión diplomática
estadounidense en Cuba sabía que Collera Vento era un doble agente mucho antes
de que Elias se reuniera con él, de acuerdo con cables obtenido por WikiLeaks.
Aparentemente, nunca se lo dijeron a la USAID. (Elias no respondió a los
mensajes de correo electrónico y llamadas telefónicas pidiendo su comentario, y
un portavoz de la USAID dice acerca de él que “Actualmente no tenemos ningún
registro de que esta persona sea un contratista de USAID”.)
“Pero los patrocinadores del
programa también saben”, declaró Armstrong a Newsweek, “que bloquear la
política en el modo de cambio de régimen, lograr que los operadores
clandestinos incompetentes y los miembros de la ‘oposición’ estén en la cárcel,
y en general, tratar de provocar al gobierno cubano mantiene de su lado a los
poderosos políticos cubano-estadounidenses de Washington”.
Leahy dijo que la USAID
“absolutamente no” le había informado sobre su aplicación clandestina del
Twitter cubano, aunque es presidente del panel del senado que aprueba el presupuesto
del organismo. “Si se me hubiera informado”, declaró a MSNBC, “Habría dicho,
‘¿en qué están pensando, por el amor de Dios?’”.
El martes, Leahy recibió
exactamente la misma pregunta por parte de Rajiv Shah, el administrador de la
USAID, en una audiencia de su Subcomité de Asignaciones sobre las Operaciones
en el Extranjero y Programas Relacionados. Como presidente, Leahy puede preguntar
lo que quiera, durante tanto tiempo como lo desee. Podría pensar en preguntarle
a alguien por qué Akram Elias trabaja todavía con el Departamento de Estado. Se
dice que está preparándose para iniciar un programa piloto para estudiantes
universitarios de otros países a través de Global Ties US, un contratista del
Departamento de Estado.
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