¿Vuelven los “culpables” de la crisis
financiera mundial?
Deutsche Welle - lunes, 28 de
abril de 2014
Mario Draghi y otros banqueros piden ampliar
la presencia de títulos ABS en el mercado, conocidos por haber acelerado la
burbuja inmobiliaria en EE. UU., que dio lugar a la crisis económica mundial de
2008.
La tarea del director del Banco
Central Europeo, Mario Draghi, no es fácil: el presidente del Banco Central
Europeo (BCE) redujo los intereses a un nivel récord, e inyectó a los bancos
miles de millones en crédito a condiciones muy favorables, pero, a pesar de
eso, la economía de la eurozona no parece repuntar. Y, como si eso fuera poco,
se cierne sobre ella la amenaza de la deflación.
¿Qué hacer entonces? El Consejo
del BCE debate acerca de un “relajamiento cuantitativo” según el ejemplo del
Fed estadounidense, lo cual bombearía aún más dinero en los mercados. “Una
medida podría ser que los bancos centrales compraran activos en grandes
cantidades para reducir los intereses del mercado a largo plazo”, explica Keith
Kuester profesor de Economía de la Universidad de Bonn.
Pero si el mismo Banco Central se
convirtiera en un gran comprador, la cuestión estriba en qué es lo que
compraría. Sólo estaría dispuesto a comprar títulos de deuda de países en
crisis de la zona euro en caso de emergencia, pero entonces lo haría de manera
ilimitada. Solo le quedaría entonces comprar deuda privada. Pero, por lo
general, las empresas y los consumidores europeos piden crédito a los bancos.
Mario Draghi preferiría, sin embargo, que todo eso circulara a través del
mercado de capitales, como en EE. UU. “No es fácil desarrollar un programa de
compra de deuda privada que sea amplio y, al mismo tiempo, no conlleve un
riesgo para la estabilidad financiera”, dijo Draghi a comienzos de abril. “Por
ese motivo, el BCE planea ampliar el mercado de acciones ABS”.
Mala reputación
ABS es la sigla de “Asset Backed
Securities”, es decir, de títulos respaldados por activos, que son bonos o
pagarés respaldados por activos financieros -con la excepción de las hipotecas
residenciales o comerciales- es decir, por cobros pendientes de tarjetas de
crédito y préstamos al consumidor.
Uno de los grandes emisores de
esos valores bursatilizados es la filial financiera de la automotriz
Volkswagen, la Volkswagen Financial Services, a través de la cual se financia o
arrenda uno de cada dos automóviles Volkswagen en Alemania. Stefan Wolf dirige
el área ABS de la firma y es responsable de transformar préstamos individuales
en títulos de valores. “La expectativa de cobro de las futuras cuotas se vende
a los inversores, que obtienen, por supuesto, intereses. Así, los inversores
reciben la cuota mensual de nuestros clientes”, explica Wolf.
Pero no sólo Volkswagen, sino
varias fábricas europeas de automóviles utilizan este sistema. La filial
financiera transforma los créditos individuales creando paquetes de préstamos y
convirtiéndolos en títulos de interés, y así los emite. Lo mismo se hizo con
los créditos hipotecarios de la burbuja inmobiliaria en EE. UU., por lo cual se
considera que fueron "aceleradores" de la crisis financiera mundial
de 2008, y su reputación es muy negativa. A pesar de eso, Wolf subraya que “no
hay una sola transacción ABS en el rubro automotriz que haya tenido fallas”.
Sin embargo, su credibilidad es
muy baja, y eso tuvo consecuencias en el mercado europeo. “El mercado europeo
se contrajo en cerca de un 80 por ciento desde la crisis financiera mundial, y
no muestras signos de recuperación”, dice Richard Hopkin, director del
departamento de Títulos en la Unión de Mercados Financieros de Europa (AFME),
una organización formada por grandes bancos e inversores, con sede en Londres.
Hopkin subraya que los títulos
europeos respaldados por activos no son comparables a las hipotecas “basura” de
EE. UU., y que su margen de error siempre fue mínimo. “La bursatilización es
solo un instrumento con el que los bancos se refinancian a sí mismos y manejan
su nivel de riesgo”. Y como cualquier otro instrumento, se pueden hacer con él
cosas buenas y cosas no tan buenas”, dijo Hopkin a Deutsche Welle. “Es como con
los automóviles. No son ellos los responsables de los accidentes, sino quienes
los conducen”.
En comparación con EE. UU., en
Europa el mercado de los títulos bursatilizados es relativamente pequeño. Según
datos de la AFME, en 2013 registró un volumen de 181.000 millones de euros en
comparación con los cerca de 1.553 billones de euros en EE. UU.
Una cuestión de regulación
Para el BCE, el problema reside
en la oferta limitada de títulos que podría comprar en el marco de una
relajación cuantitativa. Por eso, Mario Draghi pide que se amplíe la presencia
de los valores ABS en el mercado. Durante la conferencia del Fondo Monetario
Internacional y del Banco Mundial en Washington, el BCE y el Bank of England
llamaron a no debilitar el mercado de los ABS imponiendo regulaciones
exageradas. “Si el BCE promueve el mercado de los ABS, esa es una señal de que
ese mercado es seguro y de que funciona”, sostiene Hopkin. Pero eso no
garantizaría una vuelta al mercado de los inversores reales. Desde la crisis
financiera, los títulos respaldados por activos fueron sometidos a regulaciones
“muy severas”, dice el experto, con lo cual se espantó a los inversionistas.
El Comité de Supervisión Bancaria
de Basilea y la Comisión Europea están verificando las exigencias de capital
para los bancos y las aseguradoras, que también incluyen préstamos
bursatilizados. Esas normas son claves para los inversores, ya que de ellas
depende si el mercado vuelve a crecer o sigue deslizándose a niveles bajos,
explica Hopkins. Las posiciones del sector financiero y del BCE son, en ese sentido,
similares. Otro aspecto interesante en este desarrollo es el nuevo rol que
asumirá el BCE a partir de octubre de 2014, es decir, el de organismo de
supervisión de las grandes instituciones bancarias de la eurozona.
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