El ascenso de las redes sociales
anónimas
BBC Mundo - jueves, 1 de
mayo de 2014
En los últimos meses he observado
como las redes sociales anónimas han experimentado un crecimiento explosivo.
Para nadie es extraño que los secretos
y rumores sean una parte inherente de nuestra naturaleza humana. Lo interesante
es que en apps y sitios web como Secret, Whisper, Confide, Rumr y PostSecret,
han encontrado un espacio para florecer.
"El día más incómodo de mi
vida fue cuando me topé con mi antigua maestra en una tienda de artículos
sexuales" escribe un usuario de Whisper, mientras otros oprimen "Me
gusta" y otros escriben comentarios.
Leo la confesión de otro usuario:
"Muchas veces, la parte más difícil de mi trabajo es tratar de parecer
ocupado", asegura en Secret desde Nueva York.
En estas redes nadie sabe quién
es quién pero el efecto adictivo y multiplicador de las redes sociales parece
encontrar en este anonimato un terreno fértil.
Por eso pensar que estos
proyectos son sólo apps no es correcto. Son nuevas redes sociales cuya
diferencia es que nadie sabe quién está detrás de lo escrito.
Algunos medios están tratando de
interpretar su auge como una respuesta a las revelaciones de Snowden sobre el
control del gobierno estadounidense sobre internet o como una forma de cuidar
nuestra privacidad.
Pero quizá la respuesta tenga
menos que ver con una rebelión y más con una necesidad de descargar problemas,
de decir cosas sin la necesidad de que lo dicho esté asociado siempre a nuestro
nombre.
Por ello no es de extrañar que la
mayoría de los "secretos" y "rumores" en dichas redes sean
confesiones: "Todos los días llego al trabajo a las 8 pero no empiezo a
trabajar hasta después de la hora del almuerzo", dice otro usuario de Secret
en Seattle.
Whisper (que ya tiene dos años en
el mercado) y Secret (con meses de vida) se inspiraron en PostSecret, un
proyecto artístico por medio del cual gente de todo el mundo envía una tarjeta
postal (con un secreto anónimo) a un artista que después publica una selección
en su sitio web.
PostSecret también trató de ser
una app pero los mensajes anónimos -sin curación, a diferencia de lo que ocurre
en las postales- se volvieron cada vez más ofensivos, hasta que sus creadores
se vieron forzados a retirarla del mercado.
Tras probar Whisper y Secret
durante un par de días, las diferencias entre ambas son más evidentes. La
primera apela a una audiencia más joven -la mayoría de sus usuarios tienen
entre 17 y 28 años- y el contenido tiende a desviarse, algunas veces, hacia encontrar
amigos o parejas. Pero todo es público, es decir, cualquiera puede ver lo que
otro usuario anónimo ha escrito.
Secret por su parte tiene
contenido que puede apelar más a sus usuarios porque lo extrae de su círculo de
amigos o de los amigos de los amigos. Pero al ser más limitado su alcance
también puede hacer más sencillo el saber quien escribió algo si la persona
revela, por ejemplo, datos específicos de lo que ocurre dentro de una empresa.
Las otras dos apps que
mencionamos al inicio de esta entrada (Confide y Rumr) buscan, como Snapchat,
dotar a sus usuarios de una plataforma en la que puedan enviar mensajes que se
autodestruyen o que son anónimos pero sólo dentro de nuestro círculo de amigos.
Por supuesto estas redes tienen
un lado oscuro, o al menos preocupante. Uno es que pueden propagar mentiras.
Alguien hace no mucho dijo en Secret "Trabajo en Evernote y están a punto
de adquirirnos". El secreto era falso y el director de la empresa tuvo que
desmentirlo.
El otro riesgo es el bullying. La
gente puede usar este tipo de plataformas para acosar constantemente a otros
revelando supuestos detalles de sus vidas privadas. Estas nuevas plataformas
dicen que cuidan con atención lo que los usuarios publican, pero un rápido
vistazo a las más públicas permite ver que hay mensajes que pasan los filtros.
Pero entonces, ¿son estas redes
el futuro? No parece, por lo pronto, que vayan a sustituir a Facebook o a
Twitter, pero es verdad que otorgan un espacio de descarga emocional en el que
la gente -con la tranquilidad de no ser identificada- siente que tiene más
libertad, con todo lo que ello implica.
Entre más abiertos somos, entre
más se asocian nuestros datos, gustos e intereses a nuestro perfil en línea,
más parece necesario un espacio en el que podamos ser nosotros sin cuidarnos de
el qué dirán. Pero quizá sea sólo una transición. Puede ser que en el futuro
todo el mundo acepte quiénes somos en el mundo virtual y en el real como una
sola identidad.
O quizá se establezca una regla
en la que se asuma que lo privado y anónimo es mejor, y lo público, una
máscara.
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