Castilla, el omnipotente ministro
que marca rumbo económico de Perú
Reuters - mayo de 2014
En su tesis doctoral en la Johns
Hopkins University, Luis Castilla argumentó que era contraproducente cambiar de
ministro de Economía con demasiada frecuencia.
Y más de una década después,
intenta demostrarlo en carne propia al convertirse en el ministro de esa
cartera más duradero en los últimos tres gobiernos en Perú.
¿Su secreto? Castilla es fuerte
donde el presidente Ollanta Humala flaquea, una figura clave en momentos en que
Perú intenta retomar su explosivo ritmo de crecimiento de la última década.
Los inversores lo ven como un
interlocutor que habla su mismo idioma, un hombre que sabe negociar y sirve de
contrapeso al carácter a veces impulsivo de Humala, criticado por su escasa
capacidad de articulación.
"Es muy claro en sus
ideas", dijo a Reuters el director financiero de la minera Buenaventura,
Carlos Gálvez. "Se maneja con toda transparencia".
El economista de 45 años formado en
Canadá y Estados Unidos ha sobrevivido a las cuatro purgas de gabinete desde
que Humala llegó al poder hace casi tres años.
Es considerado el tercer hombre
más influyente de Perú, detrás sólo del presidente y su esposa Nadine Heredia.
Su ascenso fue meteórico. Y
sorprendente para quien fuera un tímido funcionario de Hacienda que casi no
levantaba la mirada y rara vez hablaba con la prensa.
En pocos años, Castilla amasó una
autoridad para algunos desmedida. En febrero ganó una pulseada con el entonces jefe
de gabinete, César Villanueva, que renunció luego de que Castilla lo desmintió
en televisión.
Y en abril rompió el protocolo al
criticar en público la actuación del Banco Central, liderado por el respetado
Julio Velarde, por algunos aspectos de su política cambiaria.
BUENA SINTONIA
En el 2011, Castilla era un
desconocido viceministro de Hacienda del presidente liberal Alan García cuando
lo enviaron a explicarle a Humala, recién electo, el estado en que recibiría la
economía del país minero.
El clic fue inmediato. Castilla,
viudo y padre de dos hijas, se convirtió en una especie de profesor particular
de economía para el presidente y su esposa Nadine.
Muchos aliados de izquierda
quedaron perplejos cuando Humala prefirió a Castilla como ministro de Hacienda
sobre los asesores económicos que le habían acompañado durante la campaña. Para
ese sector, la decisión ilustra cómo el presidente sacrificó algunas de sus
promesas electorales para asumir una línea pragmática.
Algunas decisiones de Castilla
causaron escozor. Reflejando la opinión de esa ala izquierda que fue
eventualmente desplazada del gobierno, Salomón Lerner, un empresario que fue el
primer jefe de gabinete de Humala, criticó al ministro de Economía por limitar
fondos destinados a programas sociales para mantener ordenadas las finanzas en
el tercer productor mundial de cobre.
"No entendemos por qué el
Gobierno no le pone un freno al ministro de Economía", se quejó Lerner
según un diario local, "porque no está dejando que las promesas se cumplan".
FARO DE ESTABILIDAD
En su defensa, Castilla dice que
su deber es resguardar la caja fiscal y los indicadores macroeconómicos que
dieron a Perú el grado de inversión de calificadoras como Standard & Poor's
y Fitch.
"Es como el faro de la
estabilidad y la ortodoxia dentro del Gobierno", dijo a Reuters Alberto
Ramos, principal economista de Goldman Sachs para América Latina.
Para los inversores preocupados
por la engorrosa burocracia de Perú, Castilla es una garantía de que la
ambiciosa agenda de reformas de Humala, especialmente la formalización del
mercado laboral y mejoras en la educación, saldrá algún día del papel.
El rol del ex funcionario del
Banco Mundial y la Corporación Andina de Fomento también sería clave para
acelerar la concesión de obras de infraestructura para empujar la economía, que
debe crecer al menos un 5,5 por ciento en el 2014 o la mitad que hace unos
años.
Castilla asegura que la economía
de Perú volverá a acelerarse, compensando un menor apetito chino por sus
metales con un enorme plan de concesiones de obras de infraestructura por unos
12.000 millones de dólares.
Sin embargo, no siempre
transmitió esa confianza. Al asumir el cargo reconocía que "prendía
velitas" para que la economía de China no se frenara.
OPERADOR POLITICO
Castilla, que declinó ser
entrevistado por Reuters para este reportaje, no ha dado señales sobre su
futuro político en la era post Humala.
Quienes lo conocen dicen que su
proximidad con el poder lo convirtió en un hábil operador político que, en las
palabras del ex presidente de la Comisión de Economía del Parlamento, Luis
Galarreta, "mueve toda su artillería" para conseguir lo que se
propone.
"Arriba de Castilla no hay
nadie", dijo a Reuters el legislador opositor, "solamente Humala y
Nadine".
Y la disputa con el ex primer
ministro en febrero refuerza esa visión.
Al renunciar y marcharse,
Villanueva denunció la injerencia de la primera dama en los asuntos de Estado,
alimentando las sospechas de que algunos ministros despachan directamente con
ella a espaldas del premier.
Castilla acumuló tanto poder que
muchos en Perú se preguntan qué consecuencias tendría su eventual salida del
Gobierno. Pero varios empresarios de peso consultados por Reuters para este
reportaje dijeron estar tranquilos.
"El presidente y la señora
(Heredia) se han comprado el modelo económico", dijo Ismael Benavides, un
banquero que lo antecedió como ministro de Economía. "Por esa parte, la
línea está asegurada".
Y mientras continúa batiendo
récords de supervivencia en un Gobierno donde otros ministros duran apenas unos
meses, Castilla bromeó recientemente: "A mí me han matado muchas
veces".
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