Un peruano en el Schalke
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Cuando le echa ganas, Jefferson
Farfán es capaz de decidir con una acción individual, con un pase certero, el
resultado de un partido. Lo ha demostrado en numerosas ocasiones en el curso de
los casi seis años que lleva jugando en el Schalke 04. Otras veces olvida que
ha recibido de su entrenador instrucciones para presionar al adversario en el
arranque de su juego, o bien, cuando los suyos pierden el balón en ataque y se
han de replegar a toda prisa, a él le da por tomarse un pequeño descanso y
caminar.
Caminar acaso no sea la palabra
exacta. Digamos que, corto de resuello conforme transcurren los minutos, Farfán
deambula sobre el césped con ese trotecillo blando que parece un correr pero no
lo es. En la debacle reciente de su equipo contra el Real Madrid, descontando
el primer cuarto de hora de partido, estuvo sin estar, aunque no se notó
demasiado su pasividad por cuanto fue similar a la de sus compañeros.
Las cualidades de Farfán como
futbolista están fuera de duda. Es especialista en el juego ofensivo por la
banda derecha. Lo predispone a ello su gran velocidad. De él se ha escrito que
es uno de los pocos jugadores de la Bundesliga cuya rapidez no disminuye cuando
corre empujando el balón con los pies. Causan asimismo admiración su pericia
para driblar y sus centros. No mete muchos goles, pero los propicia a menudo
con sus pases. Es, además, un excelente lanzador de penaltis y tiros libres.
Por todo ello la afición blanquiazul lo adora. Aún lo adoraría más si no fuera
por cierto
s rasgos caprichosos de divo que tiene. Cada dos por tres protagoniza
algún episodio de indisciplina.
El último de ellos ha saltado
estos días a las páginas de la prensa deportiva alemana. De vuelta a la
competición nacional, tras la humillante derrota en el partido de ida de la
Liga de Campeones contra el Real Madrid, al Schalke le tocó enfrentarse al
Bayern Múnich en el Allianz Arena, el rival menos idóneo para tratar de
recuperar la moral perdida. El Schalke recibió el segundo varapalo de la
semana: 5-1. Molestaron en Gelsenkirchen las risas y compadreo de Farfán sobre
el campo, al final del partido, con su compatriota Pizarro y el brasileño
Rafinha, jugadores del Bayern.
Farfán terminó aquel encuentro
con una rodilla lastimada. La lesión, no especialmente grave, lo mantuvo
apartado de los entrenamientos y le impidió participar en el siguiente
compromiso de su equipo. Le entró entretanto antojo de marcharse a Milán de
compras. Lo consultó con el médico; este le dijo que por favor no, que la
rodilla y tal. A lo cual respondió Farfán que contaba con el permiso del
presidente.
Y se largó a Milán y dejó
plantado al fisioterapeuta y dónde está Farfán y le preguntaron al presidente
cómo es que le había dado permiso para largarse a Italia estando lesionado y el
presidente dijo: conmigo no ha hablado, yo no sé nada, y era mentira que el
jugador había hablado con él y a su vuelta Farfán le contó al entrenador que
todo había sido una broma. El club ha decidido imponerle una multa de no menos
de cinco cifras. Y no lo suspenden porque lo necesitan. El Schalke tiene muchas
posibilidades de clasificarse para la próxima edición de la Liga de Campeones.
La hinchada, ¿lo perdonará? Hasta
la fecha ha perdonado a Farfán lo que no ha consentido a otros jugadores, tal
vez porque el peruano ha mostrado de costumbre un rendimiente aceptable sobre
el terreno de juego y ha cometido sus actos más graves de indisciplina fuera
del estadio.
No ha habido año en que no haya
prolongado por su cuenta las vacaciones. Se han llegado a cruzar apuestas sobre
la fecha de su impredecible regreso del Perú, donde, por cierto, también son
conocidas sus escapadas. La Foquita, como lo llaman sus paisanos, llegó a ser
excluido temporalmente de la selección peruana de fútbol por irse de farra y
emborracharse durante una concentración.
Todo hace pensar que se acaban
sus días en el Schalke; que esta vez, al contrario de otras anteriores, va en
serio que se va. Él mismo ha dicho ante micrófonos que ya no tiene ganas de
seguir en el equipo. Lo ata al Schalke un contrato hasta 2016 y una cláusula de
rescisión de 14 millones. Corren rumores de que ya lo está esperando el
Galatasaray.
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