Los colores del periodismo
Forbes - miércoles, 2 de
abril de 2014
El color en el periodismo es la
manera en que se identifica un estilo de redacción o el tipo de contenido de
una información, cuyo color puede ir desde lo transparente hasta lo rojo.
El poeta español Ramón de
Campoamor (18717-1901) expresó: «En este mundo traidor / nada es verdad ni
mentira / todo es según el color / del cristal con que se mira», con lo que
quiso significar que todo es subjetivo, arbitrario y relativo. El periodismo
ofrece cristales de varios colores a través de los cuales nos informamos.
Con lo anterior me refiero a la
manera en que se identifica un estilo de redacción o el tipo de contenido de
una información, cuyo color puede ir desde lo transparente hasta lo rojo,
pasando por algunas otras tonalidades de las que seguramente las más conocidas
son las amarillas y las rojas. Veamos:
La nota de color
Curiosamente este tipo de notas
informativas son las que menos color tienen. Es la descripción de un
acontecimiento señalando el modo en que se desarrolla, el contexto en el que se
da y los actores circunstanciales que intervienen en el evento; más que informar,
narra y por tanto sus recursos de redacción resultan más literarios que
periodísticos.
El desaparecido periodista
Mitchell Charnley, en su libro Periodismo Informativo, la describe de la
siguiente manera: “El color en la noticia, para expresarlo de otro modo, no es
su vitalidad sino su vida, sus matices, sus resonancias, su regusto, su
aspecto. Es el estado de ánimo de la concurrencia que asistió al discurso
inaugural; la escena de las regatas; la batahola en el salón de la convención
política. Es el trasfondo humano y emotivo que asigna a los hechos principales
un relieve que ayuda a la comprensión. El color no es decoloración. El color es
el hecho. Color es realidad; color es reflejar con total autenticidad lo que el
disertante dijo.”
El objeto de este tipo de nota es
meter al público en el sitio y el ambiente en el que comienza y evoluciona el
acontecimiento; hacerle sentir como si hubiera sido testigo presencial y
transmitirle lo que se hablaba, gritaba o vociferaba, la aglomeración, el
miedo, el silencio o el pesar. Redactar la nota de color es, pues, todo un
reto.
La nota amarilla
Hace casi un año, con motivo de
la entrega de los premio Pulitzer, comenté en este blog que una de las
herencias de Jospeh Pulitzer fue el amarillismo; la información que él
publicaba navegaba entre notas escandalosas y sensacionalistas e información
infundada con el afán de ganarle a la competencia. El color se debe a un
personaje de caricatura llamado “El Niño Amarillo” con la que inició una guerra
en contra de William Randolph Hearst, nutrida de historias escandalosas pero
carentes de veracidad.
Lo que hizo popular el
amarillismo, y en cierta medida es un criterio que prevalece en algunos medios,
impresos y electrónicos, era el desprecio a la objetividad con tal de dar la
noticia y atraer la atención con encabezados sensacionalistas en primera plana,
a veces más llamativos por su tamaño que por su contenido.
En la actualidad seguimos viendo
la denominada “prensa amarilla” que, independientemente de sus motivos, difunde
notas escandalosas, muchas de ellas infundadas, para llamar la atención del
público y alimentar el morbo.
No obstante, por su impacto, la
prensa amarilla ha puesto de relieve situaciones que afectan a grandes grupos
sociales, lo mismo que ha exhibido a funcionarios públicos y empresarios que
han abusado de su poder político y económico, respectivamente, a favor de
intereses personales por encima de los de las mayorías. Para el profesor
peruano Sandro Macassi, Jefe de proyecto del Instituto de Opinión Pública de
Lima, la prensa amarilla es “un proceso dinámico en el que están involucrados
otra oferta de prensa, otros medios audiovisuales y un sistema político”.
La nota roja
Contrario al amarillismo, que
busca el sensacionalismo, la nota roja tiene que ver, fundamentalmente, con
hechos sangrientos: homicidios, actos violentos, violaciones, promiscuidad,
tortura, criminalidad, robo, hechos escalofriantes, etcétera. En este tipo de
información se dice que “si no hay sangre, no hay nota”.
La nota roja les da cinco minutos
de fama a personas hasta entonces desconocidas, aunque con ello la mayoría de
las veces ensalzan la maldad y la depravación. Se dice que en algunos países
este tipo de información se publicaba en secciones de color rojo separadas de los
diarios para prevenir que el contenido podría ser ofensivo.
Aun cuando este tipo de
información cuenta con un público muy específico, es de reconocer que su
cobertura requiere de carácter y que constituye una “escuela” para quienes
empiezan a trabajar en medios informativos, ya que requiere de estar atentos,
aprender “mañas” para obtener la información, ser observador, estar dispuesto a
no dormir, tener algo de psicólogo y habilidad para redactar de forma rápida y
concisa el acontecimiento. De hecho, fue una de las primeras fuentes que me
tocó cubrir al inicio de mi carrera.
Enrique Morán, reportero de nota
roja, comenta en un video en el portal Yahoo que: “La nota roja es una
especialidad como lo es la de deportes o la de política, y no es fácil, ya que requiere
de carácter, especialmente para lidiar con los policías, aunque en la calle no
tenemos que pedir permiso para acceder al lugar del evento; pero también
requiere de sensibilidad para tratar con las familias de las víctimas. Es un
trabajo de 24 horas, y tenemos que valernos de mañanas para ganar la nota, como
es el uso de los rastreadores de la frecuencia policíaca, ya que también hay
rivalidad para ganar la nota”.
A fines del año pasado, algunos
alumnos de la Universidad Iberoamericana realizaron un video para su clase de
Periodismo de Investigación, en el que captan algunas experiencias de
reporteros de este tipo de notas.
La nota rosa
Finalmente, el color rosa,
referido al periodismo que informa y “chismea” sobre la vida de celebridades
del medio social y, especialmente, de la farándula. Los antecedentes de este
tipo de notas son las viejas páginas que describían lo mismo matrimonios, embarazos
y natalicios, que peleas familiares, divorcios y defunciones, pasando por
eventos sociales, pasatiempos y vacaciones de las celebridades en terrenos como
el deporte, las finanzas, la política o los espectáculos. Su público es
fundamentalmente femenino y su propósito, más que informar, es conmover o
emocionar. Adicionalmente, más que los textos, sobresalen las fotografías, por
lo que muchas celebridades venden la exclusiva de sus bodas a algún medio de
comunicación, especialmente revistas de sociedad.
No hay mucho más que decir de
este color. Lo importante es que en la gama cromática del periodismo siempre
habrá un lugar: lo mismo para las grandes empresas y sus dirigentes, que para
los funcionarios públicos y sus familias, por lo que el continuo monitoreo de
la información es esencial para prevenir cualquier posible crisis de
comunicación.
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