El Zar del barrio, ¿qué pasó
entre Rusia y Crimea?
Forbes - martes, 8 de abril
de 2014
Rusia es una potencia con un creciente
nacionalismo, cuyas oligarquías no están dispuesta a que la ola democratizadora
que impulsa occidente los sustituya para colocar en su lugar a una nueva
oligarquía cercana a los Estados Unidos y la Unión Europea.
Desde que en el Siglo XVI el Zar
Iván el Terrible logró anexar Siberia, Rusia no ha dejado de ser un peso
completo de la política internacional. A pesar de sus deficiencias
táctico-militares, los rusos y sus cosacos lograron lo que los austriacos y sus
avanzadas técnicas de estrategia no pudieron: Frenar el avance de Napoleón. Es
posible decir que todo lo hizo el clima, pero repitieron la hazaña con Hitler.
Contuvieron a japoneses, chinos, mongoles, europeos y despojaron de Crimea a
los turcos. Fueron los segundos en diseñar una bomba atómica y aspiraron a ser
la principal potencia mundial. Al final perdieron la Guerra Fría pero no fueron
derrotados.
En el último año hemos visto dos
hechos que muestran el resurgimiento de Rusia en lo que el sentido común ha
dado en llamar una nueva Guerra Fría.
Sin embargo, lo que hoy es
evidente lleva fraguándose más de una década y es una reacción más o menos
esperada por los analistas y académicos especializados desde 2010.
Lo que no sonaba como una opción
erala anexión de Crimea, casi todos apostaban a que Rusia iba a apoyar la
creación de un Estado independiente como lo hizo en Ossetia del Sur y Abkhazia.
Pero, qué es lo que hacía pensar
a los especialistas que esto era predecible.
Partamos con un poco de historia.
Rusia tiene en términos generales al menos tres periodos, el Zarista (S.XII a
S.XVIII), que es su primer gran etapa de expansión y que los lleva desde Europa
al Pacífico a través de Asia; la Rusia Imperial (1721-1917) cuyo territorio iba
desde Finlandia hasta Alaska y el Imperio Soviético que empieza con la
Revolución Socialista de 1917 y termina con el desmantelamiento de la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas en
1992. Siendo esta última la etapa de mayor influencia hasta el momento.
Esta última etapa es con la que
estamos más familiarizados, la URSS fue una especie de Unión Europea de corte
comunista con su centro económico y político en Rusia a la que además se le
sumaba los integrantes del Pacto de Varsovia dicha amalgama de países surgió
después de la Segunda Guerra Mundial como una forma de protegerse de la
Organización del Atlántico Norte (OTAN) que a su vez surge para frenar el
avance del Comunismo mundial.
Eso fue lo que llamamos la Guerra
Fría, dos bloques con visiones diferentes del mundo, con propuestas económicas
contrapuestas y que atendían a los intereses de distintas clases sociales.
Ideología le llamaron. Para defenderla los bloques (OTAN-EU Vs URSS-Rusia)
llevaron a cabo una carrera armamentística sustentado en la amenaza nuclear y el
terror a la destrucción del planeta. Qué no se matara a nadie de manera directa
no impidió que se detonaran más de 2050 bombas atómicas desde la primer prueba
de Estados Unidos en 1945 hasta la más reciente realizada por Corea del Norte
en febrero de 2013.
La batalla la ganó Estados Unidos
y sus aliados. Rusia que para entonces vivía una crisis económica y política,
negoció su “rendición”. Se comprometía a desmantelar la URSS e integrarse al
mundo neoliberal, también resguardaría el arsenal nuclear (por ejemplo, Ucrania
entregó las ojivas en su poder) y lo reduciría. A cambio pidió una salida
honrosa, conservaría el asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU, se
mantendría su condición de potencia y se le incluiría en la seguridad y defensa
de Europa y pedía un rescate económico.
No todo se cumplió y la inclusión
de Rusia en el sistema financiero global fue al menos tan desastrosa como para
América Latina (Efecto Tequila en México, Corralito en Argentina). En 1998 se
desató el llamado Efecto Vodka. Y ojo que acá empieza lo interesante, un año
después la OTAN bombardeó Kosovo generando el disgusto del Kremlin, no solo
porque Occidente se metió en su esfera de influencia de sino porque por primera
vez en 300 años nadie le pidió su opinión. Así, aquellos que fueron sus
enemigos y de los que Rusia esperaba lo trataran como su igual continuaban con
su expansión e intentaban avasallarlo.
Pero no sólo eso, también
empezaron a incluir países de la antigua URSS dentro de la Unión Europea, con
lo que vulneraban las esferas de influencia de Rusia. Desde entonces aquel país
ha buscado la manera de proteger lo que considera su entorno inmediato, algo
así como lo que hicieron Inglaterra y Francia tras los procesos de
descolonización en el siglo XX.
Hoy ya no están en juego las
ideologías. No se trata de comunismo y ni socialismo. Ni China, ni Rusia
apuestan por ello, al contrario intentan jugar bajo las reglas del capitalismo
neoliberal. Ambos ingresaron a la OMC, han establecido alianzas comerciales con
diversos países. Acatan (tanto como las demás naciones) el derecho
internacional e intentan ganar influencia cultural en el globo. Lo que vemos en
Crimea hoy día poco tiene que ver con la Unión Soviética. Rusia es una potencia
con un creciente nacionalismo, cuyas oligarquías no están dispuesta a que la
ola democratizadora que impulsa occidente los sustituya para colocar en su
lugar a una nueva oligarquía cercana a los Estados Unidos y la Unión Europea.
La lucha no será fácil. El
ejército Ruso es nada comparado con lo que fue el soviético y mucho menos
comparado con el ejercito de los EU cuyo presupuesto es siete veces mayor.
Aunque El ruso es el segundo ejercito más grande del planeta y tiene la mayor
flota de tanques, Estados Unidos tiene mejor tecnología, más soldados en
activo, bases militares en todo el mundo y una fuerza naval y aérea superior a
la Rusa. Claro, ambos tienen armas nucleares y capacidad para bombardearse
mutuamente sin siquiera mover un soldado. Así que una guerra convencional entre
ambos países sería impensable.
Es más, aún si quitáramos el
elemento nuclear hay dos puntos que la evitarían. Uno es el poder disuasorio
del agua: Rusia no tendría la capacidad para invadir Estados Unidos, antes
serían interceptados en el mar. El segundo opera contra Estados Unidos, para
ganar una guerra es necesario tener el control físico del territorio y para eso
se necesitan tropas: Rusia es demasiado grande y el clima es un enemigo que
nadie ha podido vencer.
Al parecer Rusia tiene todo
controlado, no busca expandirse, no va a meterse en una guerra que puede
perder, no busca petróleo ni gas pues es el principal productor de energéticos
del mundo. Sólo que no está dispuesta a permitir que Occidente le pisotee las flores del jardín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario