¿Se terminó la libertad de
expresión para los CEOs?
Forbes - martes, 8 de abril
de 2014
Brendan Eich renunció a su puesto
como CEO de Mozilla luego de que ser linchado mediáticamente por su abierta
oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo. ¿Estamos en una nueva
época de intolerancia?
La expulsión de Brendan Eich como
CEO de Mozilla parece ser la primera en la historia de las corporaciones
estadounidenses. Después de sólo dos semanas en el puesto más alto, Eich
renunció como jefe de la compañía que desarrolla el popular navegador web
Firefox. Aunque algunos directores ejecutivos han soportado la dura crítica por
sus posturas sobre temas controversiales –Lloyd Blankfein, de Goldman Sachs,
dijo el banco de inversión ha perdido al menos un cliente importante porque
tiene una opinión opuesta a la de Eich, es decir a favor del matrimonio gay–
ninguno ha renunciado nunca a su puesto como resultado de la protesta pública
por una postura política privada.
Eich al parecer fue expulsado por
la junta directiva. La semana pasada la presidenta ejecutiva Mitchell Baker
publicó una entrada de blog que decía: “Nosotros sabemos por qué la gente se
siente molesta y herida, y tiene razón: es porque no nos hemos mantenido fieles
a nosotros mismos.”
La partida de Eich se produjo
poco después de que los empleados de Mozilla sacaron a la luz el hecho de que,
en 2008, había donado 1,000 dólares para apoyar la Proposición 8, una ley de
California que prohibía el matrimonio entre personas del mismo sexo (desde
entonces los tribunales han derribado la medida). Esa noticia adquirió
notoriedad en Twitter y en el popular sitio de citas OkCupid, que publicó un
post diciendo que “el nuevo CEO de Mozilla, Brendan Eich, es un opositor a la
igualdad de derechos para las parejas homosexuales”. Y proseguía: “Por lo
tanto, preferimos que nuestro usuarios no utilicen el software de Mozilla para
acceder a OkCupid.” Aunque Eich disculpó por causar “dolor” e insistió en que
podría separar sus puntos de vista personales de su labor en la dirección de la
compañía, no funcionó con la junta directiva.
Desde que se informó de la salida
de Eich, ha habido una avalancha de opiniones a favor y en contra de su renuncia.
Entre aquellos que están a favor: Sam Biddle, escritor en el sitio Valley Wag,
quien escribió: “Bueno para Mozilla, bueno para OkCupid, y bueno para todos, de
verdad. ¡Ahora vamos por el racismo!” En el San Jose Mercury News, Michelle
Quinn escribió: “En la era de la transparencia, él no hizo lo suficiente para
salvar su empleo. No se dio cuenta de que en estos días, el CEO de una empresa
de tecnología es más un político que un ejecutivo de negocios.”
Por otro lado, la crítica más
aguda de la destitución de Eich provino de Andrew Sullivan, el popular escritor
del blog Daily Dish que es abiertamente gay y un antiguo partidario del
matrimonio gay. “Todo el episodio me da asco, al igual que debería repugnar a
cualquier persona interesada en una sociedad tolerante y diversa”, escribió.
“Si este es el movimiento de los derechos de los homosexuales de hoy, perseguir
a nuestros oponentes con un fanatismo más parecido a la derecha religiosa que
cualquier otra persona, entonces no cuenten conmigo.” En Twitter, muchos
estuvieron de acuerdo con Sullivan. “La mafia tiene a su hombre”, escribió Matt
Galligan, CEO de la strartup de noticias Circa. “Aunque no estoy de acuerdo con
sus creencias, @BrendanEich nos dio JavaScript y ayudó a construir Mozilla y
Netscape. Sólo 1,000 dólares a la Propuesta 8 son ahora su legado.” La noticia
incluso provocó que Michael Barbaro, un reportero de The New York Times, donde
se supone que los escritores de noticias se guardan sus opiniones personales,
tuiteó, “Ésta es una noticia gigante, y me hace preguntarme si es ahora la
oposición al matrimonio gay un crimen.”
La respuesta a esa pregunta
parece ser afirmativa. Hablé con dos consultores de comunicación de crisis que
dijeron que la no tan nueva realidad en Silicon Valley es que si los ejecutivos
quieren mantener su puesto, no pueden oponerse a los derechos de los
homosexuales. Paul Argenti, profesor de la Escuela de Negocios Tuck de
Dartmouth, que es también un consultor de comunicaciones corporativas y autor
del libro de texto Corporate Communications, lamenta el despido de Eich.
“Debemos respetar la privacidad de las personas a creer y hacer lo que
quieran”, dice. “De lo contrario, ¿quién va a convertirse en líder?” Pero,
añade, “Si tienes anhelos de ser director general, tienes que darte cuenta de
que tu vida privada no es tan privada como piensas. “Aunque Argenti cree que
Mozilla debería haber protegido el derecho de Eich de sostener opiniones
políticas privadas que entraban en conflicto con la opinión popular, “él tomó
una mala decisión al no darse cuenta de que esto podría suceder.”
Eric Dezenhall, quien dirige una
empresa de crisis de comunicaciones en Washington, DC, está de acuerdo con
Argenti y va un paso más allá. “Hay una narrativa muy específica hoy sobre
determinadas cuestiones y si te sales un centímetro de esos límites, te vas a
manchar o algo peor”, dice. “Entró en una de las tres grandes minas terrestres:
los derechos de los homosexuales, la raza y el medio ambiente. Actualmente no
tienes que haber hecho declaraciones flagrantemente terribles para meterte en
problemas.” Aunque la mayoría de la gente ve a las empresas estadounidenses
como instituciones de derecha, opina Dezenhall, en las últimas tres décadas,
las empresas han hecho cada vez más declaraciones públicas que muestran sus
vetas progresistas.
Hay excepciones: El jefe de
operaciones de la cadena de comida rápida Chick-fil-A, Dan Cathy, ha hecho
millones en donaciones a organizaciones anti-LGBT y se ha pronunciado
fuertemente en contra del matrimonio gay, pero la empresa es privada y tiene
sede en Atlanta, en vez de Silicon Valley, así que Cathy ha conservado su
puesto de trabajo. La cadena de remodelación Hobby Lobby es noticia ahora por
oponerse a una disposición de la Ley de Asistencia Accesible que exige que el
seguro de salud empresarial cubra el control natal, pero al igual que
Chick-fil-A, la empresa tiene su sede lejos de Silicon Valley, en la ciudad de
Oklahoma, y su posición no es exclusiva de un ejecutivo solitario.
Aunque soy una firme defensora de
los derechos de los homosexuales y la igualdad del matrimonio y creí que la
Propuesta 8 fue una farsa, mi primera reacción a la noticia de Eich fue la
misma que la de Andrew Sullivan: Si Eich quería privada apoyar en privado ese
proyecto de ley, pero no discrimina a los empleados gays o aboga por que la
empresa deje de proporcionar prestaciones a las parejasdel mismo sexo, entonces
no debe ser despedido por sus puntos de vista. Pero la noticia subraya los
puntos planteados por Argenti y Dezenhall: Vivimos en una época en la que es
casi imposible conseguir que nuestros puntos de vista sean privados y, como
dice Quinn, los líderes corporativos deben darse cuenta de que ahora son
sujetos al mismo escrutinio que los políticos, especialmente en temas tan delicados
como el matrimonio entre homosexuales.
Un artículo publicado en el Wall
Street Journal señala otra razón práctica por la que las opiniones privadas de
Eich podrían haber presentado un problema para Mozilla: la compañía tiene la
esperanza de renovar un contrato importante con Google, una empresa que apoya
firmemente los derechos de los homosexuales. El diario habló con una fuente
privilegiada en Mozilla, quien dijo que el acuerdo podría haber sido puesto en
peligro por el liderazgo de Eich.
Una ironía más en la polémica:
Mozilla, que surgió a partir de Netscape, se compone de una fundación sin fines
de lucro y su subsidiaria corporativa. La organización desarrolla código
abierto y software libre confiando en sus propios empleados y una comunidad de
desarrolladores terceros. Se podría pensar que ese proceso abierto y transparente invitaría a la tolerancia de las
creencias privadas que pueden ejecutarse contra lo que se ha convertido en la
corriente principal. Pero ese obviamente no es el caso.
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