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martes, 29 de enero de 2008

Makaay

Makaay: "Estoy aquí para hacer lo que sé hacer"

Luego de cuatro temporadas y más de 100 goles luciendo la camiseta del Bayern de Múnich, Roy Makaay tomó el camino de regreso a su patria el verano pasado (europeo) al firmar un contrato de 3 años con el Feyenoord de Rotterdam.

A sus 32 años, el delantero holandés está cumpliendo con las expectativas de este club que será centenario en 2008 y que ambiciona recuperar su rango, tanto en la Eredivisie como en Europa. Bota de Oro en 2003 tras un balance anual de 29 goles con el Deportivo de La Coruña, desde donde saltó a la palestra continental, el internacional de Holanda está demostrando ahora que el peso de los años no lastra lo más mínimo su eficacia.

Al día siguiente de una victoria por 3-1 sobre el Twente, Makaay ha concedido una entrevista en exclusiva a FIFA.com en la sala de prensa del estadio De Kuip, feudo del Feyenoord. Delante del micrófono, el artillero se comporta como sobre el terreno de juego: no se anda por las ramas y va directo al fondo de la cuestión.

Sr. Makaay, volver a Holanda a los 32 años, es decir, un decenio después de su salida del país, ¿fue un regreso a las raíces planificado con sobrada antelación?
No, en absoluto. Aún me quedaba un año de contrato con el Bayern, y hubiera podido seguir. Pero en el fútbol, las circunstancias te empujan a veces a tomar ciertas decisiones. El club reclutó a dos grandes delanteros, y tengo la suficiente experiencia como para saber lo que ocurre entonces. Habrían jugado ellos. Yo no quería quedarme en el banquillo durante un año y cobrar el sueldo sin jugar. Por eso me entraron ganas de irme. Siempre había dicho que, si dejaba el Bayern, sería para ir a España o a Holanda. Tuve ofertas en mi país, y la del Feyenoord fue la mejor. Ante todo quería arreglar las cosas cuanto antes, y no tuve la paciencia de esperar algo concreto proveniente de la liga española, donde sé que los clubes se toman su tiempo antes de fichar.

¿Se hace algún reproche por haber dejado el Bayern ahora que su juego se ha hecho más ofensivo, especialmente con Ribéry al volante?
No, ninguno. Como ya he dicho, la decisión de marcharme fue mía, y aquí estoy muy bien. Ya sabía lo que se podía esperar con Ribéry en la conducción. Al principio todo salió conforme a las ambiciones del Bayern. Pero también ha recibido algunas críticas antes de la pausa invernal, y el Werder ha vuelto. Hay grandes expectativas en torno al equipo después de los traspasos realizados en el verano, y será interesante ver los frutos que cosechará al final de la temporada.

¿Dejó usted el Bayern entonces en buenos términos con los dirigentes y los seguidores?
Sí, muy buenos. El club me invitó a presentarme en público antes del adiós a Mehmet Scholl. Me prepararon una despedida. Fue un momento emocionante, los seguidores me aclamaron y me hicieron regalos.

¿Qué balance extrae usted de sus cuatro años en Múnich, los dos primeros sensacionales y los dos siguientes no tan vistosos, al menos en cuanto a cifras?
Digan lo que digan, marqué más de 110 goles con el Bayern ( 129 exactamente). Sólo Gerd Müller ha marcado más. Que una leyenda semejante sea el único jugador que te supere en este palmarés debe significar algo. Los dos últimos años, sobre todo el último, han sido más banales, pero eso no me preocupa. En cualquier caso, hice mi trabajo y en 2006 nos proclamamos campeones. He pasado cuatro temporadas maravillosas en Múnich.

Usted tiene fama de ser impermeable a las críticas, que no fueron pocas la pasada campaña en Alemania. ¿De verdad que no hay nada que le pueda perturbar?
Leo la prensa pero, francamente, a las críticas de los medios no presto ninguna atención. Basta con que no le gustes al tipo que escribe por razones extradeportivas o con que sea amigo de algún otro jugador que compite contigo para que deje de lado la objetividad. Los únicos juicios que cuentan son los de mis compañeros de equipo, los de mi entrenador y los de los dirigentes.

¿Sintió más presión de la cuenta al convertirse en el fichaje más costoso de la historia del Bayern, o sea, 20 millones de euros?
No. Ya conocí esa situación cuando llegué al Deportivo procedente del Tenerife. Entonces yo era uno de los dos fichajes más caros desde la fundación del club. ¿Sabe? Cuando se trata de cosas que no puedes controlar o sobre las cuales no tienes ningún poder, todo lo que puedes hacer es dar lo mejor de ti mismo sobre el terreno de juego. Sin pensar en más. Ahora es Ribéry quien ha heredado ese cargo en el Bayern, pero él tampoco lo ha pedido.

El Feyenoord ha realizado un gran esfuerzo financiero para celebrar su centenario este verano con su incorporación y la de Giovanni Van Bronckhorst. ¿Siente que han apostado fuerte por usted y que el presente ejercicio liguero es importante para el club?
El Feyenoord quería presentar un buen equipo a sus seguidores para festejar sus cien años, y es verdad que ha puesto los medios. Sobre todo, porque la temporada pasada no fue buena. Por el momento, habida cuenta de la cantidad de jugadores nuevos, estimo que el equipo marcha bien, aunque estemos a seis puntos del líder. Personalmente, estoy contento con mi actuación hasta la fecha, con 12 goles en liga, y no siento más presión de la normal. Estoy aquí para realizar mi juego y hacer lo que sé hacer.

A propósito del tema: a sus 32 años, usted sigue anotando con regularidad. ¿Es su estilo de juego lo que le permite mantenerse tan en forma?
No creo que el estilo de juego tenga nada que ver. He tenido la suerte de no haber sufrido nunca una lesión grave y me cuido mucho físicamente. Ya no tengo la misma resistencia que antes y, por lo tanto, tengo que descansar más. Eso es lo que puede explicar que mi forma física sea la que es a los 32 años, más que mi forma de jugar.

Klaas Jan Huntelaar nos comentaba hace unos meses que, para un jugador hecho y derecho, no era nada excepcional marcar entre 25 y 30 goles en la liga holandesa. ¿Tiene usted objetivos precisos para este curso?
No, y nunca me los he fijado. Porque una buena temporada no se puede medir solamente por la cantidad de goles. Yo hago el balance al final del curso, en función de varios criterios. Un delantero depende del equipo y de sus compañeros. Por eso, a la hora de fichar por un club, presto atención a los jugadores con los que voy a jugar y a mi posible complementariedad con ellos.

¿Eso explica que nunca haya dado un paso en falso en su carrera?
Sí. Pero también porque hago las cosas como las siento. Sé lo que quiero, pero también dejo un margen para el deseo y el instinto.

Usted ha vivido grandes momentos en su carrera. ¿Cuál es su mejor recuerdo?
Es difícil elegir uno. La verdad es que no me arrepiento de ninguno de ellos. Si tuviera que citar dos o tres, optaría en primer lugar por el título con el Deportivo en el año 2000. Era el primero en la historia del club, y aquello representó algo muy especial. Más especial que mi primer título con el Bayern, que está más acostumbrado a ganar el campeonato nacional. Por último, el reconocimiento individual que supuso la Bota de Oro en 2003 fue para mí un gran honor.

¿Y el mejor futbolista con el que ha jugado?
También es difícil de responder a eso. En el Bayern siempre estás rodeado de grandes figuras. Pero sea, voy a decir Juan Carlos Valerón, en La Coruña. Era esplendoroso, verdaderamente formidable.

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