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martes, 29 de enero de 2008

Amazonía

Por qué defender la Amazonía
www.laprimeraperu.com
Es la “renta estratégica” del Perú en el siglo XXI. Alan García quiere matar a la gallina de los huevos de oro.

La Amazonía, el territorio donde está la mayor biodiversidad del planeta, la más vital reserva de agua dulce, los invalorables bancos de conocimientos indígenas, el gas y el petróleo, es decir, la renta estratégica del Perú en el siglo XXI, ha sido ofertada en venta por el presidente García al capital extranjero y en particular a los españoles. De acuerdo al diplomático y ensayista Oswaldo de Rivero, los países tienen una renta estratégica, una carta para negociar y lidiar en la compleja trama de los intereses económicos y geopolíticos del siglo XXI. Un ejemplo: Venezuela tiene su petróleo y México su vecindad con Estados Unidos. La renta estratégica del Perú en el siglo XXI es su Amazonía.

Siendo así, vale la pena preguntarse ¿por qué el presidente García quiere vender la Amazonía? ¿Carece de una visión de estadista y de futuro como para enajenar al capital extranjero el patrimonio que en el contexto de la crisis ambiental planetaria y el agotamiento y escasez del agua son los recursos por los cuales muchas naciones darían la vida, a tal punto que los intereses geopolíticos internacionales están puestos en la Amazonía?

Intentar vender la Amazonía, un espacio estratégico de la hidropolítica mundial con el argumento de generar más trabajo y utilidades con la venta de la madera es como matar a la gallina de los huevos de oro. O peor que eso: no tener la menor idea de lo que es un buen negocio de acuerdo a los intereses de la nación.

Tanto en su artículo “El síndrome del perro del hortelano” como en sus declaraciones para el periódico madrileño ABC, el presidente García ha revelado que jamás le interesó la Amazonía y su conocimiento de esa realidad es desconcertante, por decir lo menos.

Reduce casi todo el valor del bosque amazónico a la madera. La “maderización” del bosque amazónico es un reduccionismo interesado alimentado por los saqueadores del bosque y sus cómplices del aparato público.

La madera sólo es un recurso del bosque más valioso en pie que talado. Incluso su valor es mayor como servicio ambiental, como sumidero de carbono. Se ha estimado que una hectárea de bosque absorbe 642 TM. de dióxido de carbono, la causa principal del efecto invernadero y del calentamiento climático.

El precio de una tonelada de dióxido ha estado oscilando entre 3 a 15 dólares en la Bolsa de Londres. Si sólo fuera de 3 dólares, una hectárea de bosque en pie le generaría a un bosquesino indígena o ribereño amazónico 1,284 dólares en el programa de deforestación evitada a implementarse muy pronto por el Protocolo de Kyoto y los acuerdos de Bali.

Sólo hay que imaginar la riqueza que pueden generar las 5 millones de hectáreas de aguajales de la Amazonía Peruana (Mauritia flexuosa) que tienen la mayor capacidad de absorción de dióxido de carbono, el uso de las plantas en la industria, la alimentación, la producción de biomedicamentos, el etnoecoturismo y todo el biocomercio y la bioindustria que de ella se pueden derivar.

¿Intereses secretos?
En su artículo “El síndrome del perro del hortelano” el presidente García afirma que Chile exporta más de 2 mil millones de dólares en madera y nosotros somos importadores. Eso es cierto. Pero no cabe ninguna comparación entre los bosques uniformes de pinos y eucaliptos de Chile y las 360 especies que tiene una sola hectárea del bosque en el Momón, cerca de Iquitos. Otra cosa es hablar de la política forestal que en Chile es más o menos exitosa y en el Perú ha colapsado sin que el presidente García mueva un dedo para corregirla. Algún interés secreto tendrá para no hacerlo.

En sus declaraciones en ABC el presidente García afirma que la Amazonía es productor de oxígeno. Los estudios científicos han demostrado que los bosques tropicales son básicamente los riñones del planeta y los océanos son los productores y generadores de oxígeno.

Para el jefe de Estado la compleja y asombrosa cosmovisión de los pueblos indígenas es “parte del idilio del comunismo primitivo”. El presidente García debería saber que el pensamiento indígena, el panteísmo y el animismo, son los dos mayores aportes al pensamiento de la pos modernidad porque son las posibilidades de rearticular al hombre con la naturaleza, convertida por Occidente y el materialismo neoliberal, en insumo, en materia muerta, en ganancia y utilidad, causa y origen del apocalipsis ambiental en el siglo XXI.

Para convertir en ley su proyecto de vender la Amazonía, el presidente García ha ordenado la modificación de la ley 28852, Ley de Promoción de la Inversión Privada en Reforestación y Agroforestería. Como las 18 mil leyes que se han dado para el desarrollo de la Amazonía en los últimos cien años, la 28852 tenía buenas intenciones: estimular la reforestación a través de concesiones en áreas deforestadas. Pero como siempre ocurre en el Perú, se dieron decenas y centenares de concesiones para reforestar, pero en bosques primarios. El 90 por ciento de esas concesiones están en Madre de Dios, donde la tasa de deforestación no llega al 3 por ciento. No hay ninguna concesión en San Martín, la de más alta tasa de deforestación.

Ejemplo del vecino
A diferencia, en Brasil el presidente de Brasil, Lula da Silva, bloqueó el financiamiento para actividades agrícolas y madereras que generen deforestación en la selva amazónica, luego que 36 municipios presentaran un alarmante aumento de la tala de árboles. El presidente convocó a una reunión de emergencia tras verificar que, entre agosto y diciembre de 2007, la deforestación fue de 7.000 kilómetros cuadrados.

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